El brutal asesinato de una joven divide a la sociedad turca

Gracias a su amiga, la policía no tardó mucho en averiguar lo que le había sucedido. Aslan se quedó a solas con el conductor del minibús, otro joven de 26 años, casado y con un hijo. El hombre detuvo el vehículo y trató de violarla. Cuando ella intentó defenderse, la apuñaló y la golpeó con una barra de hierro hasta matarla. Después le cortó los dedos para impedir su identificación. Abrumado por lo que había hecho, se dirigió a su casa, donde le contó lo sucedido a su padre y a otro pariente. Los tres hombres quemaron el cadáver y lo depositaron en un lugar apartado.

Pero al día siguiente, la gendarmería estableció controles de carretera en los que detuvieron el minibús, donde se encontraron manchas de sangre y un gorro que pertenecía a la víctima. Al ser interrogados, el asesino y sus cómplices se derrumbaron, y acabaron confesando y señalando el lugar donde habían escondido el cuerpo.

Desde entonces, las manifestaciones de rechazo a este crimen no dejan de sucederse en toda Turquía, llegando incluso a extremos sorprendentes: durante el funeral de Aslan, celebrado este fin de semana, las familiares y amigas de la asesinada se negaron a obedecer al imán que celebraba el oficio religioso, y llevaron ellas mismas el ataud. Una de las protestas más multitudinarias ha sido la de ayer en la ciudad meridional de Antalya, que ha reunido a miles de personas que enarbolaban pancartas en las que se leía: «No estamos de duelo, estamos rebelándonos. No olvidaremos a Özgecan».

Sin embargo, algunos intelectuales cercanos al gobierno islamista de Recep Tayyip Erdogan han sembrado la polémica al hacer comentarios culpando de estos crímenes a la «occidentalización» o a la forma «provocativa» de vestir. «Las mujeres que llevan minifaldas y se desnudan no tienen derecho a armar una escena cuando son acosadas por pervertidos privados de moral debido al sistema secular», tuiteó el cantante Nihat Dogan, conocido por sus ideas ultraconservadoras, al iniciarse las manifestaciones. La reacción ha sido tal que Dogan se ha visto obligado a pedir disculpas.

Por este tipo de cosas, opositores y grupos feministas culpan indirectamente al gobierno islamista, al haber creado un entorno social muy tolerante con el machismo. Según las estadísticas, el número de asesinatos de género se disparó en un 1.400 % desde la llegada al poder del Partido Justicia y Desarrollo (AKP) de Erdogan, en 2002, y el año 2011.

«El actual sistema judicial está diseñado para proteger a los hombres, y la violencia contra las mujeres es promovida por la mentalidad conservadora del gobierno del AKP», reiteró ayer Günes Aykaç, portavoz del Colectivo de Mujeres de Antalya. «Las mujeres le vamos a pedir cuentas al gobierno reaccionario y anti-mujeres del AKP», afirmó.

En esta ocasión, sin embargo, el revuelo levantado ha obligado a las autoridades turcas a tomar cartas en el asunto. «Debemos discutir la pena de muerte para crímenes mortales, como el asesinato de Özgecan Aslan», declaró el Ministro de Economía, Nihat Zeybekci. La medida implicaría la salida automática de Turquía del proceso de adhesión a la Unión Europea, pero eso no impide que sea bastante popular entre algunos altos cargos del AKP.

«Creo que los crímenes contra la gente deberían ser castigados con la pena de muerte, no como ministra sino como madre y mujer. Estamos considerando poner esto en nuestra agenda», declaró la Ministra de Familia y Políticas Sociales, Aysenur Islam. Su antecesora en el cargo, Fatma Sahin, actual alcaldesa de Gaziantep, sugiere que los delincuentes sexuales «solo» sean castrados.

Según el Observatorio de la Violencia de Género del portal Bianet, al menos 281 mujeres turcas murieron por actos de violencia machista durante 2014 , en un 70 % de los casos a manos de sus parejas actuales o pasadas.