La lotería del Papa Francisco en la que ganan los más desafortunados

Además de ayudar a los más pobres con la compra del boleto, el participante que se alce con el primer premio recibirá un Fiat Panda todoterreno de color blanco que, como el resto de objetos que se sortean, fue un regalo recibido por el Pontífice en los últimos doce meses.

Según se especifica en las bases del concurso, los siguientes tres afortunados recibirán una bicicleta cada uno, una azul celeste, otra naranja y otra gris.

El resto de galardonados ganarán regalos tan dispares como un tándem, una cámara de vídeo digital de alta definición, relojes, una cafetera, marcos de plata, estilográficas, carteras, accesorios para teléfonos inteligentes o un sombrero blanco, modelo Panamá, de la prestigiosa firma ecuatoriana Homero Ortega.

Hay otras gratificaciones «de consolación» para quien participe en la lotería papal, como paraguas, perfumes, bufandas o libros. Detalles de poco valor material pero con el añadido de haber pertenecido al Pontífice, algo con lo que se pretende animar a la gente a tener un gesto solidario con los más necesitados en estas fechas navideñas.

«El Papa Francisco no podía dejar de pensar en sus pobres", publica la revista católica «L'iniziativa», que recuerda que el Pontífice ha renunciado a ciertos regalos y ha preferido destinarlos a esta iniciativa social.

Los décimos se pueden adquirir en la gran mayoría de comercios de la Ciudad del Vaticano, como el Governatorato, las oficinas de correos, farmacias, museos o en las sedes de Peregrinos y de Turismo.

Los responsables de la Oficina de Turismo de la plaza de San Pedro explicaron a Efe cómo los turistas todavía no ha comprado demasiados décimos, pero se mostraron esperanzados en que los visitantes se animen a participar a medida que se acercan las fechas navideñas.

Destacaron también que se trata de una iniciativa puesta en marcha este año y que, aunque se anuncia con carteles en la gran mayoría de comercios del Vaticano, puede que la gente no la conozca.

No es la primera ocasión en la que Bergoglio decide aligerar su tesoro particular, colmado de todo tipo de regalos que las comitivas que le visitan cada día le ofrecen.

El pasado mes de febrero Francisco subastó la Harley-Davidson y la cazadora motera que recibió como regalo de la casa estadounidense con motivo del 110 aniversario de su fundación.

Con la venta de estos objetos el Papa obtuvo la suma de 278.000 euros, 68.000 por la chupa y 210.000 por la moto de la marca de Milwaukee, una cantidad que fue destinada a un albergue de mendigos de la capital italiana.

El sorteo papal se llevará a cabo el 8 de enero del próximo año bajo la supervisión de un notario y del cardenal y presidente del Governatorato, Giuseppe Bertello.

El portal de internet del Vaticano informará ese día de la lista de agraciados, que contarán con un plazo de 30 días para recoger sus premios.

Esta iniciativa se suma a las múltiples emprendidas por el Papa a través de su limosnero, el monseñor polaco Konrad Krajewsk, que suele recorrer las calles romanas repartiendo dinero y otros bienes como tarjetas telefónicas entre inmigrantes y mendigos.

O a la insólita decisión del Pontífice de instalar duchas en los baños de la columnata de San Pedro del Vaticano para que los «sintecho» tengan la oportunidad de asearse. Proyectos que buscan suavizar las condiciones de vida de los más necesitados y que contribuyen a la definición de la imagen de un papa humilde y cercano a los más necesitados.