«Desde Cáritas hemos sustituido al Estado durante la crisis»
Empresas y organizaciones sin ánimo de lucro se encuentran en la jornada «La cultura del encuentro», organizada por la Obra Social "la Caixa"
j. g. stegmann
Con portadas inundadas de malas noticias en las que las confrontaciones, divisiones y tensiones dominan los titulares, hablar sobre la «cultura del encuentro» y la búsqueda de una sociedad mejor en la que empresas, organizaciones y la sociedad en su conjunto se pongan de acuerdo ... parece que no es noticia. Pero la voluntad de cambio existe y así se dejó constancia en la jornada «La cultura del encuentro: sociedad civil, tercer sector y cohesión social», organizada por la Fundación Grup Set , la Plataforma del Tercer Sector en colaboración con la Obra Social 'la Caixa' .
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«Queremos fomentar la relación entre sociedad civil, mundo empresarial e instituciones públicas», señaló Adela Subirana, presidenta del Grup Set durante el acto de apertura.
«El mejor negocio es el bien común»
«El mejor negocio es el bien común», fue el lema con el que se abrió la primera parte de la jornada, que corrió a cargo del psiquiatra Luis Rojas Marcos. En primer lugar definió el concepto del bien común desde un punto de vista médico. «Es el sentimiento compartido de bienestar físico, psicológico y social», señaló partiendo de la definición de salud de la OMS.
Rojas aludió a los beneficios del bienestar: «Con justicia social las sociedades viven más y mejor, además, se genera más seguridad y eso redunda en un beneficio incluso económico ya que si estamos más seguros y satisfechos gastamos más dinero», apuntó. «El bien común no es espiritual, tiene un componente práctico e intangible del que las empresas también se benefician»
«¿Cómo aumentar entonces el bien común?», preguntó el psiquiatra. «Lo más importante es la comunicación y conexión entre los miembros del grupo. Las empresas también buscan la solidaridad, la justicia social, una razón de ser más allá del producto que venden...El bien común cada vez es más importante, cada día somos más los que estamos dedicados a esto. El mejor negocio es el bien común», concluyó.
Rojas dio paso al coloquio sobre el bien común como negocio que fue abordado por Adriana Casademont, presidenta de Casademont S.A , Sebastián Mora, secretario general de Cáritas Española y Fernando del Rosario, vicepresidente nacional de Cruz Roja Española .
«La crisis nos ha ayudado»
«La crisis nos ha ayudado, hemos reencontrado valores perdidos, los 14 años de bonanza han dejado una mochila abierta donde perdimos muchas cosas...Los empresarios tienen que ser buenas personas, porque la empresa es una familia, es una obligación ser generosos», señaló Adriana Casademont.
Por su parte, Sebatián Mora compartió su alegría «por hablar de bien común». «Es un concepto que no es solo descriptivo sino también normativo, no se trata tanto de lo que pasa sino a lo que aspiramos como sociedad».
Mora recordó que a la «cultura del encuentro», se refirió el Papa en el marco de la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales que se celebra el 1 de junio y también al dar su primer mensaje sobre inmigrantes y refugiados . «Si hablamos de la cultura del encuentro hablamos en nombre de los descartados pero ellos tienen una voz muy experimentada, recta y veraz, debemos evitar la idea de "todos para el pueblo pero sin el pueblo"».
A su juicio, «la cultura del encuentro tiene que ser una cultura del cambio, no sirve que nos encontremos sin cambiar, debemos transformarnos desde el grito»
«Hemos sustituido al Estado»
«Desde ese concepto del encuentro, de cambio, se debe situar el papel de Cáritas. Para cambiar el papel de la responsabilidad social corporativa, que lo hemos domesticado para que no nos reprochen nada, pero sin cambiar nada. No necesitamos más empresas con mayor responsabilidad sino empresas distintas y organizaciones distintas»
Mora recordó que el concepto de «bien común» no es igual que el de «interés común»: «La sociedad del futuro no se construye dando lo que nos sobra sino renunciando a lo que es necesario para nosotros», concluyó.
Por último, Fernando del Rosario recordó la labor de su organización, que está «cerca de los que no tienen y están desesperanzados, de ahí la necesidad de dar un grito por ese cambio». Además, recordó que el Estado tiene un papel, que es el de la satisfacción de derechos que elevan la dignidad de la persona, como el acceso a la educación, la vivienda, etc. y que las organizaciones tienen otro rol aunque muchas veces han tenido que asumir el papel del estado sobre todo durante la crisis.
Lo mismo señaló Mora. «Hemos salido al rescate. En Cáritas tenemos que ser subsidiarios y complementarios a la acción del Estado, pero hoy en algunos aspectos estamos siendo sustituidores, y el Estado no puede renunciar a ser garante de los derechos ciudadanos».
Ley de subvenciones
Mora se refirió a la ley de mecenazgo y criticó el anteproyecto de ley de reforma de la Ley de Subvenciones. «Estamos promoviendo que la ley de mecenazgo sea promulgada, creemos que la motivación fiscal de las personas de comprometerse con el bien común es importante. En cuanto a ley de subvenciones, pedimos que a las organizaciones sociales se nos trate como tal y no como "recolectores de remolacha o productores de ropa". Tenemos una forma de proceder que nos hace distintos y el proyecto de ley de subvención es lesivo contra el sector social».
También Fernando del Rosario se refirió al anteproyecto de la Ley de Subvenciones: «Obliga a las entidades sociales a ser financiadoras de una acción que debería hacer el Estado».
Relación «ética» y no «cosmética»
El último bloque se dedicó a las «Organizaciones solidarias y empresas: una alianza ética, no cosmética». Adela Cortina, catedrática de Ética y Filosofía de la Universidad de Valencia explicó la diferencia entre una relación «ética» de una «cosmética». «La cosmética es el parecer, en este caso, intentar parecer buenos. Cuando entendemos que la empresa solo se orienta a maximizar los beneficios a corto plazo, la relación con las organizaciones solidarias será cosmética. La colaboración no debe suponer un lavado de imagen», explicó.
A su juicio, una relación ética, se da cuando «una empresa tiene en cuenta los grupos de interés pero también a aquellos afectados por la actividad que realiza y trata de satisfacerlos». En una relación «cosmética» las organizaciones, por su parte, buscan solo ayuda económica porque el Estado o los socios no pueden dársela y acepta la ayuda «tapándose la nariz».
«Propongo una cooperación ética porque estamos en un mundo en construcción, una empresa tiene que reconstruirse desde dentro, y la responsabilidad debe hacerla desde lo ético. Por su parte, las organizaciones solidarias tienen la tarea de crítica, asesoramiento y ayuda», señaló.
«La ética es rentable»
El último coloquio corrió a cargo de Rafael Lorenzo, secretario general de la ONCE y de Antonio Garrigues, presidente de Despacho Garrigues . «El tercer sector tiene mucho que hacer y que decir, la creación de la plataforma Tercer Sector ha pasado desapercibida porque en este país la tendencia no es unirse a colaborar y construir, sino todo lo contrario...nuestra reivindicación es el diálogo con las administraciones públicas, pero también con las empresas porque solos no podemos», explicó Lorenzo.
«El mejor negocio es el bien común, cuando consigamos una sociedad en la que estén garatizados los niveles razonables que permitan una vida digna del conjunto de los ciudadanos, cuando cada uno considere que está en una posición digna porque los demás le respetan en su individualidad y diferencia, las cosas cambiarán», concluyó.
Antonio Garrigues, por su parte, señaló la importancia de «no caer en utopías». «No debemos aspirar a hacer milagros, sino a que las cosas funcionen cada vez mejor ya que todos somos, aunque sea en un mínimo porcentaje, un poco corruptos».
Sin embargo, ha señalado la importancia de la ética. «Una persona es feliz cuando es ético. La ética es rentable, permite la sostenibilidad de un sistema y con la corrupción que tenemos, el sistema no es sostenible. Con las empresas pasa lo mismo: si no cumplen con sus obligaciones no son sostenibles».
«Desde Cáritas hemos sustituido al Estado durante la crisis»
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