El Papa pide pasar «de una cultura del rechazo a una cultura del encuentro y acogida» de inmigrantes y refugiados
«No son peones sobre el tablero de la humanidad», advierte
juan vicente boo
En su primer mensaje sobre los inmigrantes y refugiados, el Papa Francisco afirma enérgicamente que «no son peones sobre el tablero de la humanidad», y denuncia que hay muchos casos «de reducción a la esclavitud ». Lamenta que «el ‘ trabajo esclavo ’ ... es hoy moneda corriente», extendida por los países avanzados en terrenos como la agricultura, los talleres clandestinos o la prostitución.
Francisco recuerda que ya Benedicto XVI alertó sobre «las carencias y lagunas de los Estados y de la comunidad internacional» en un fenómeno que debería avergonzar a muchos responsables, empezando por quienes crean las guerras, practican abusos o mantienen sistemas de explotación económica que obligan a la gente a escapar.
Recuerda también que en su encíclica del 2009 «Caritas in veritate», Benedicto XVI señaló que la política sobre movimientos migratorios «hay que desarrollarla partiendo de una estrecha relación entre los países de procedencia y de destino de los emigrantes, con vistas a salvaguardar las exigencias y los derechos de las personas y las familias emigrantes, así como las de las sociedades de destino».
El Papa Francisco subraya la importancia de hacer frente, en el país de origen a las causas de la emigración o la huida. La gente no tendría que escapar si se mantiene la paz y se crean «oportunidades de trabajo en las económicas locales». A su vez, en los países ricos es necesario pasar «de una cultura de rechazo a una cultura de encuentro y acogida», superando prejuicios y estereotipos, con frecuencia difundidos por políticos nacionalistas y xenófobos.
El Papa recuerda a los medios de comunicación su responsabilidad de contribuir «a esa ‘conversión de las actitudes’ y favorecer este cambio de comportamiento hacia los inmigrantes y refugiados ».
Yendo más profundamente a la raíz de la cuestión, el Papa advierte que «no se puede reducir el desarrollo al mero crecimiento económico, obtenido con frecuencia sin tener en cuenta a las personas más débiles e indefensas».
Según Francisco, «el mundo sólo puede mejorar si la atención primaria está dirigida a la persona, en todas sus dimensiones. Si no se abandona a nadie, incluidos los pobres, los presos, los enfermos, los necesitados y los forasteros. Si somos capaces de pasar de una cultura del rechazo a una cultura del encuentro y la acogida».
El Papa pide pasar «de una cultura del rechazo a una cultura del encuentro y acogida» de inmigrantes y refugiados
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