biografía
Juan Pablo II: «El gran misionero de la Iglesia»
Fue el primer Papa no italiano en 500 años, viajó por todo el mundo y sobrevivió a un atentado
Juan Pablo II «el Grande» es un personaje que rompe todos los moldes. Ha sido la persona más vista, con gran diferencia, en la historia del mundo. Año tras año, a lo largo de los 26 de su pontificado, millones de personas acudían a verle en Roma y en sus 104 viajes internacionales a 129 países.
Su capilla ardiente, visitada por más de un millón de personas , y sus funerales, con asistencia de mandatarios de todo el planeta, fueron el mayor homenaje funerario, también con gran diferencia, en la historia de la humanidad.
El primer Papa no italiano al cabo de medio milenio se convirtió en el primer «Papa del mundo», invitado a visitar casi todas las naciones del planeta y escuchado con respeto por personas de todas las religiones.
En el vuelo de regreso de la Jornada Mundial de Río de Janeiro, el Papa Francisco manifestó a los periodistas que Juan Pablo II «fue el gran misionero de la Iglesia. Es un misionero, un hombre que ha llevado el Evangelio a todas partes». El Papa Francisco hablaba con emoción: Juan Pablo II «sentía ese fuego de llevar adelante la palabra del Señor. Es un Pablo, un San Pablo. Es un hombre así, y esto para mí es grande».
La vida de Karol Wojtyla , hijo de un militar del ejército austro-húngaro, fue la personificación del primer consejo que dio como Papa a los cristianos del mundo entero: «¡No tengáis miedo!».
La prematura muerte de su madre y de su hermano, la ocupación alemana, la dictadura comunista, etc. le fueron preparando para una misión sin precedentes: el tercer pontificado más largo de la historia, en un momento en que la humanidad tenía los medios para autodestruirse al menos seis veces en un holocausto nuclear.
Pero el Papa que contribuyó decisivamente a derribar el telón de acero y el comunismo. No será declarado santo por esos logros sino por su respuesta, con hechos, a la pregunta de Jesucristo a cada Papa: «Simón, ¿me amas más que estos?».
Trabajó en una fábrica
Desde que trabajaba en la cantera y la fábrica de Solvay durante la ocupación alemana, Karol Wojtyla aprendió -de la mano del sastre Jan Tyranowski- a hablar personalmente con Dios y a dejarse ayudar por místicos como San Juan de la Cruz, sobre quien haría su tesis doctoral.
Seminarista clandestino bajo la ocupación nazi y organizador de actividades clandestinas para jóvenes cuando era párroco universitario bajo el comunismo, Karol Wojtyla fue forjando una personalidad granítica, como el mundo entero descubrió el 13 de mayo de 1981, a raíz del atentado de Alí Agca en la plaza de San Pedro .
Estuvo a punto de morir de las heridas y, meses después, de infecciones derivadas. El cardenal Ángelo Comastri le preguntó si le había costado volver a la plaza de San Pedro. «No fue fácil», reconoció el Papa. «Naturalmente tuve miedo, pero los valientes no son los que no tienen miedo sino los que, teniéndolo, siguen adelante en su misión. Después del atentado me aconsejaron llevar un chaleco antibalas bajo la sotana, pero no he querido. Mi vida está en las manos de Dios».
Su pontificado fue rompedor. Fue el primer Papa que visitó una sinagoga, la de Roma, y una mezquita, la de Damasco. El primero que convoco a líderes de todas las religiones para rezar por la paz en Asís. El primero que visitó países ortodoxos al cabo de mil años de cisma…
Pero los millones de personas que acuden cada año a su tumba no la hacen por su grandeza. Le visitan y le rezan porque le quieren y porque han sabido siempre que estaba muy cerca de Dios.
Noticias relacionadas
- El Papa Francisco, «feliz» y «agradecido» por proclamar santo a Juan Pablo II
- Floribeth Mora: «El milagro de Juan Pablo II me ha hecho valorar más la vida»
- Papa Francisco: «Juan Pablo II me escuchaba sin hacer preguntas»
- El musical sobre la historia de Karol Wojtyla evoca la grandeza de Juan Pablo II
- Juan Pablo II y Juan XXIII serán canonizados el 27 de abril de 2014
- Ali Agca no pidió perdón a Juan Pablo II por dispararle
- «Al Papa Juan Pablo II no le duraba un duro en el bolsillo ni cinco minutos»
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete