¿Dónde han ido a parar los calamares gigantes del Museo de Luarca?

Así, los ejemplares cuyo hábitat se encuentra a más de 2.500 metros en las profundidades marinas, han vuelto a su lugar de origen. Y, según cuenta el presidente de la Coordinadora para el Estudio y la Protección de las Especies Marinas (Cepesma), Luis Laria, no hay ninguna opción de recuperarlos ni de que el mar, al igual que se los llevó, vuelva a traerlos a la costa. No sólo por la fuerza del mar durante los pasados días, que ya los habrá arrastrado lejos, sino también por la nueva ciclogénesis que se avecina.

Con unas pérdidas en el Museo del Calamar Gigante de cerca de dos millones de euros, Laria no puede dejar de destacar que los ejemplares perdidos formaban parte de una de las colecciones más importantes del mundo, en cantidad y calidad. «Eran realmente importantes también para la investigación. Estos ejemplares dan una información muy valiosa no sólo sobre la especie, sino sobre cuestiones anexas de su entorno».

La reapertura del Museo, eso sí, dependerá más que de la recopilación de nuevas especies, de conseguir las ayudas necesarias para reconstruir las instalaciones. «Tenemos otros calamares gigantes expuestos en otros sitios que no son Asturias, además de algunas especies en estado de preconservación, congeladas», explica Laria. Todo ello, para volver a mostrar y estudiar una de las especies marinas que más fascinación causan.

También en el Puntal de Laredo se ha perdido algo, pero en este caso se trata de dunas: las fuertes mareas están destrozando el cordón dunar del último tramo de la playa Salvé, muy dañado de por sí. En los últimos seis años, se han perdido cerca de 10.000 metros cuadrados del cordón dunar. Lo peor, según temen algunos vecinos y autoridades, puede estar por llegar.