Papa Francisco: «Quien practica la misericordia no teme la muerte»

A estas alturas de finales de noviembre, las audiencias generales de los miércoles eran ya siempre en el Aula Pablo VI. El problema es que su capacidad es de «sólo» siete mil personas, a las que pueden sumarse otras seis mil dentro de la basílica de San Pedro.

Como en todo caso se quedarían más de treinta mil personas en la plaza de San Pedro siguiendo la catequesis por las pantallas de video, Francisco prefiere continuar los encuentros al aire libre ya que eso le permite, además, pasar cerca de cada peregrino en el «papamóvil».

El Papa dio por terminada la catequesis sobre el Credo mantenida hasta la clausura del Año de la Fe , el pasado domingo, y abordó el primero de dos discursos sobre la resurrección.

En su tono directo habitual, advirtió que «hay, entre nosotros, un modo equivocado de mirar a la muerte». En efecto, «si se considera que es el final de todo, la muerte asusta, aterra; se transforma en una amenaza a todos nuestros sueños». Esa visión «es típica del pensamiento ateo», pero también «de un ateísmo práctico que consiste en vivir sólo para los propios intereses».

«Nuestra vida no termina con la muerte»

En cambio, quien vive volcado en el servicio a los demás, quien ama de verdad a otras personas «sabe que no todo se acaba con la muerte, que el bien hecho y el bien recibido no han sido inútiles. Hay un instinto potente dentro de nosotros que nos dice que nuestra vida no termina con la muerte».

El Papa recordó que Jesús «está presente en los más débiles y necesitados»; por eso «Él mismo se identifica con ellos en la famosa parábola del juicio final, cuando dice: ‘Tenia hambre y me disteis de comer, tenía sed y me disteis de beber, era extranjero y me acogisteis…’».

Esa familiaridad con Jesús lleva a que «quien practica la misericordia no teme la muerte». Para subrayar la idea, el Papa pregunto a los fieles «¿Estáis de acuerdo?», y obtuvo como respuesta un sonoro: «¡Sííí!».

Animado por la visible sintonía, el Papa dijo: «pues vamos a repetirlo juntos: ¡Quien practica la misericordia no teme la muerte! Y otra vez… ¡Quien practica la misericordia no teme la muerte!».

El mensaje había quedado claro entre los gritos y las risas de todos. A pesar del frío glacial, el ambiente se había caldeado. La exhortación en que el Papa Francisco acaba de presentar el programa de su pontificado lleva por título « La Alegría del Evangelio ». Eso es lo que se ve cada miércoles en la plaza de San Pedro. Con sol y con lluvia. Con calor y con frío.