Trasvase Tajo-Segura: una obra ideada en la II República y que desató la guerra del agua
El acuerdo firmado por las cinco comunidades dependientes del Tajo pone fin a décadas de enfrentamientos
D. MARTÍNEZ/D. MORENO/m. j. muñoz
El acuerdo sellado este miércoles para elevar la reserva mínima en la cabecera del Tajo pero al mismo tiempo garantizar un mínimo trasvasable al Segura que se calcula en unos 350 hectómetros cúbicos al año –es decir, en la media de los ... trasvases de los últimos años– pone fin a 35 años de disputas entre Castilla-La Mancha y Madrid, por un lado, y Murcia y la Comunidad Valenciana, por el otro.
Lo cierto es que el Tajo-Segura, que ha permitido el desarrollo de la competitiva agricultura del sureste español y de su sector turístico en las últimas décadas (por no hablar de las sequías que ha ayudado a salvar), viene enfrentando a unos y otros desde que empezó a concebirse –que no a ejecutarse– en el primer bienio de la segunda república , en 1931. Fueron precisamente los socialistas quienes lo planificaron en ese periodo, aunque la transferencia se comenzó a construir hace 35 años .
En el inicio de su andadura, por la tubería que une los embalses de Entrepañas y Buendía con el postrasvase en Alicante y Murcia llegaron a enviarse 600 hectómetros anuales –en aquel momento no había establecida una reserva mínima–, aunque con el paso del tiempo las normas de explotación se fueron regulando en distintas normativas que ahora quedarán derogadas por la nueva ley. Pese a todo, los enfrentamientos continuaron, y alcanzaron su cénit con la llegada de Zapatero a La Moncloa en 2004: la revisión de la política hidráulica de los últimos treinta años dio pie a que se plantease el cierre definitivo del trasvase.
Más control
El acuerdo alcanzado por las cinco autonomías implicadas conjura ese riesgo para el levante –se elimina la «ley Narbona» que preveía sustituir el trasvase por desaladoras–, pero al mismo tiempo ofrece también garantías a Castilla-La Mancha de que sus necesidades estarán garantizadas. Como no podía ser de otra forma, y salvo alguna declaración fuera de tono, la mayoría de los implicados expresaron ayer su satisfacción por el acuerdo. De este guión se salió el PSOE, que desde Valencia criticaba el acuerdo porque «entierra el trasvase», y desde Castilla-La Mancha se rasgaba las vestiduras por todo lo contrario: «Los 400 hectómetros son claramente insuficientes».
El documento, en fin, supone un enorme avance en cuanto a transparencia. A partir de ahora se sabrá por qué se trasvasa, cuándo, cuánto y a dónde va el agua –para tranquilizar a Castilla-La Mancha–, pero también por qué se procede a desembalses en la cabecera –para satisfacción de Murcia y Valencia –. Los 400 hectómetros cúbicos de la reserva son un hito en la historia del trasvase Tajo-Segura, ya que suponen casi el doble de lo establecido hasta ahora, pero son 200 hectómetros menos de los que proponía el anterior Gobierno, lo cual suprimía de facto la transferencia.
Desde Murcia, los regantes del trasvase también se mostraban satisfechos ante el acuerdo porque, según su presidente, José Manuel Claver, «aleja definitivamente la fecha de caducidad que siempre tenía encima esta infraestructura». Es decir, a base de cesiones desde uno y otro lado, «ganamos todos, en vez de perder los de siempre», como resumía el vicepresidente valenciano, José Císcar.
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