Cara y cruz en la lucha por la custodia compartida

«Al separarme, me fui de casa y empecé de cero trabajando en dos sitios y viviendo de alquiler», cuenta Miguel, que, al «ordenar su vida», decidió pedir la custodia compartida . Al solicitarla, «la juez pidió un informe de la psicóloga, que concluyó que mi hija me tenía desvalorizado y por eso decidió concedérmela». En el caso de Miguel, se estableció una semana alterna para cada uno , con una visita intersemanal para el otro progenitor y una llamada telefónica diaria.

«Mi exmujer dice que la custodia compartida supone un lío, pero mi hija no tiene ninguna maleta . Tiene su habitación en mi casa al igual que en casa de su madre y, además, vivimos a 150 metros uno del otro y no ha cambiado de colegio», cuenta Miguel. Respecto a las nuevas noticias en materia de custodia, «hay muchos flecos, la custodia tendría que ser como la pensión alimentaria: sistemática en el momento del divorcio».

Por otra parte, considera positivo del anteproyecto el hecho de que «el juez cuente con la valoración del equipo de psicólogos». Para él, la custodia compartida «ha hecho mejorar mucho la relación con mi hija».

«No estoy incapacitado como padre»

Alain Segura no puede decir lo mismo. «Me separé cuando el niño tenía dos meses. Al principio, podía ir a la casa de mi exmujer a cuidarlo, ahora solo lo hago un día a la semana y un fin de semana alterno», lamenta Alain. «Cuando pedí la custodia me denunciaron por maltrato , aunque la denuncia no prosperó», cuenta este padre a quien le han denegado la custodia «por un conflicto con mi exesposa».

«He demostrado que me ocupo del niño y que intento dialogar. No quedo incapacitado como padre por separarme, no me parece justo», afirma. Para Alain, «se debe tener a los hijos por ley y no por la decisión de un juez », aunque reconoce que hay «casos excepcionales».