Benedicto XVI y Francisco, dos Papas «low cost»
El único patrimonio de uno de los grandes pensadores europeos es el antiguo nacimiento, un piano y una biblioteca
j. v. boo
El hijo del gendarme bávaro y el hijo del ferroviario inmigrante en Argentina comparten la misma austeridad y sencillez, aprendidas en el hogar de sus padres. Los cambios en las formas y en algunos detalles litúrgicos son elementos secundarios respecto a lo fundamental: continuidad plena ... en la doctrina y en todo lo esencial.
Benedicto XVI ha sido durante ocho años un Papa «low cost», como alguien definió a su sucesor. Era frugal en las comidas, no tenía ningún capricho personal, pasaba las vacaciones en Castel Gandolfo…
El coche oficial negro es un obsequio de Mercedes-Benz, que también regaló dos papamóviles y un vehículo blanco todo terreno para circular por la plaza de San Pedro. La elegantísima flota no ha costado nada a la Santa Sede. Benedicto XVI se desplazada en el Mercedes dentro del Vaticano porque sufría cada vez más de artrosis, pero lo que le gustaba era caminar.
Beneficios millonarios
Joseph Ratzinger habría sido millonario si no hubiera entregado para fines benéficos los derechos de autor, que en su edad madura como cardenal ascendían a sumas muy altas ya que sus libros se vendían por millones. En los últimos años, parte de esos ingresos han servido para financiar los «Premios Ratzinger», el Nobel de la teología, dotado con 50.000 euros, una suma muy generosa que permite a los galardonados dedicarse con más libertad a la investigación.
Al cabo de toda una vida, el único patrimonio de uno de los grandes pensadores europeos es el antiguo nacimiento de familia, un piano modesto y una biblioteca. Al comienzo del Pontificado, Benedicto XVI seguía llevando él mismo su cartera negra de mano, hasta que consiguieron arrancársela después de una fuerte batalla.
Aunque le gustaba utilizar ornamentos litúrgicos antiguos de la impresionante colección de la basílica de San Pedro, también disfrutaba con celebraciones alegres como la «misa criolla» del 12 de diciembre de 2011, fiesta de la Virgen de Guadalupe, con muchas guitarras y mucho folclore latinoamericano para conmemorar el Bicentenario de la Independencia de esos países.
Benedicto XVI se adaptaba también a la liturgia local en los viajes a Camerún, a Angola y a Benín. Algunos de los momentos más emotivos de sus ocho años de Pontificado fueron los encuentros con enfermos, con escolares y con gente sencilla en esos países, episodios de gran humanidad, poco reflejados en la prensa internacional. Fue también inolvidable el encuentro con chicos y chicas en programas de rehabilitación de drogodependencias en la «Facenda da Esperanza» durante el viaje a Brasil.
Benedicto XVI, era un Papa «de buen tiempo y de mal tiempo», como demostró en el aeródromo de Cuatro Vientos insistiendo en continuar su encuentro con más de un millón de jóvenes a pesar de que el temporal amenazaba con derribar parte del escenario.
La humildad de Benedicto XVI llegó al heroísmo al llevar a cabo la primera renuncia de un Papa en siete siglos para pasar el testigo a brazos más vigorosos. La humildad de Benedicto abrió paso a la sencillez de Francisco.
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