El cardenal Ravasi, el primero en aceptar preguntas en Twitter

Siguiendo el ejemplo del Papa, que abrió el pasado mes de noviembre la posibilidad de hacerle preguntas a través de Twitter, el cardenal Ravasi ha sido el primer jefe de un departamento del Vaticano en hacer lo mismo, precisamente con vistas a este encuentro. Los interesados pueden enviar preguntas y comentarios al hashtag #Reply2Ravasi.

Según el cardenal «ponerse a la escucha de los jóvenes es una cuestión urgente en la Iglesia debido a la evidente dificultad para transmitir la fe». No se trata de mala voluntad por parte de la generación adulta ni por parte de los jóvenes, es simplemente un problema de comunicación por la falta de un «lenguaje cultural» común. Cualquier padre o madre de familia sabe lo difícil que se ha vuelto transmitir principios que se salgan de lo cómodo o que vayan contra las grandes corrientes publicitarias y culturales.

Para facilitar la búsqueda de ese lenguaje que permita un mejor entendimiento entre generaciones, la sesión plenaria del Pontificio Consejo de Cultura, formada por Cardenales, arzobispos y obispos, escuchara intervenciones de dos jóvenes, Alessio Antonielli, de Florencia, y Farasoa Mihaja Bemahazaka, de Madagascar. No es nada frecuente que las reuniones de alto nivel de la Curia vaticana escuchen a laicos, y todavía menos a jóvenes, pero la situación lo requiere.

Entre las actividades complementarias figura un coloquio, en una universidad cercana, con los miembros del grupo rock italiano «The Sun», que demuestran en su actividad y en las letras de sus canciones que el rock no tiene que estar rodeado de imaginería diabólica y negativa, sino que es perfectamente compatible con mensajes positivos y cristianos. Quizá a algún anciano cardenal la idea le produzca escalofríos, mientras que los purpurados más jóvenes han disfrutado esa música durante años.

El Pontificio Consejo de Cultura estudiará también el problema de solidaridad entre generaciones, sobre todo en Occidente, donde se rinde un culto verbal y mediático continuo a la juventud, pero al mismo tiempo la generación adulta gasta el patrimonio de la siguiente a base de endeudamiento y niega en la práctica a los jóvenes, de modo cada vez más grave, la posibilidad de encontrar un trabajo digno.