Los 196.000 euros de un empresario anónimo para traer al pequeño Óliver a España y salvarle la vida

Sus padres, Alejandro y Elena, en medio de la desesperación por la terrible noticia, trataron de encontrar la forma de agilizar los trámites para que su hijo fuera intervenido en el país americano, donde residen.

Sin embargo, la lista de espera en la sanidad pública mexicana era de meses, amén de la falta de medios por la que los médicos se negaban a abordar un tumor de estas características, y el coste de la privada era inalcanzable para la familia.

Los cirujanos del Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona, tras conocer la historia de Óliver, se habían ofrecido a operarlo, con alta esperanza de poder extirpar entre un 75% y un 80% del tumor en la fosa posterior que ha puesto en peligro su vida.

Una alegría para la familia que pronto se vio truncada: por la delicada condición del niño había que trasladarlo a España en un avión medicalizado, pero su elevado coste, que sobrepasaba los 190.000 euros, era un gran escollo.

Se pusieron en contacto con la Embajada española para hallar posibles soluciones, pero desde la institución se negaron a costear el transporte porque la operación, sobre el papel, la cubría la sanidad pública mexicana.

En ese momento, a través de Instagram, Alejandro, progenitor del pequeño, pidió ayuda económica a todo aquel que pudiera aportar su granito de arena. «No somos de pedir ayuda pero en este momento estamos desesperados por conseguir cubrir los costos para todo lo que necesite Oliver», escribió.

Y entonces, cuando la vida de Óliver se escapaba y su sonrisa y ganas de jugar iban desapareciendo, apareció su ángel de la guarda.

Un empresario anónimo, residente fuera de España, se ofreció a pagar los 196.000 euros del avión medicalizado que llevaría al pequeño de México a Barcelona. «No te preocupes por el dinero», fueron sus palabras, un regalo inmenso para una familia que veía, por fin, algo de luz en su túnel particular.

No hablaron con él de manera directa, sino a través de intermediarios. Nadie sabe de qué empresario se trata, cuál es su sector o su relevancia mediática, pero hay una cosa que ha quedado clara: su calidad humana.

Cuando todo parecía encajar y la esperanza llenaba el alma de la familia, otra piedra en el camino. La empresa encargada de operar el vuelo del avión medicalizado retrasó del lunes al martes el traslado, por lo que, conscientes de que juegan a contrarreloj con la vida de su hijo, los padres de Óliver decidieron coger un vuelo regular a Madrid y posteriormente moverse a Barcelona en ambulancia.

Una vez pasados los controles, se encontraron con la prohibición por parte de la aerolínea a sumarse al vuelo. Las condiciones del pequeño eran tan extremas que no se hacían responsables de lo que pudiera ocurrir durante el largo trayecto.

Finalmente, y contando cada vital segundo, se esperaron a que el avión medicalizado costeado por el empresario anónimo partiera hacia Barcelona.

A bordo viaja Elena, la madre, con el pequeño Óliver mientras que Alejandro, el padre, ya espera en la Ciudad Condal. El equipo de cirujanos del Sant Joan de Déu ya está preparado para tratar de salvar la vida al pequeño Óliver, a quien la ayuda de gente buena y altruista ha logrado dar una segunda oportunidad.