Utrera vibra al son de los Reyes Magos

No en vano la tarde-noche del 5 de enero es sin lugar a dudas el día del año que mayor público registran las calles de la localidad , superando a jornadas como el Domingo de Ramos o la propia Feria. No son solo los utreranos los que toman las calles para contagiarse de la magia de la Cabalgata, sino que muchas personas de otras localidades, incluso desde Sevilla, llegan a Utrera para comprobar como el cortejo es digno de una gran capital.

Todo ello gracias al trabajo desinteresado de un grupo de personas que se agrupan en la asociación cultural «Maestro Milla» , que a lo largo de todo el año dan los pasos necesarios para que en Utrera en reyes se convierta en la reina. Todos los años se introducen novedades, con el objetivo claro de hacer la Cabalgata todavía más grande. Este año por ejemplo han llegado sendas atracciones música y luz, que le han dado un toque distinto al cortejo.

La jornada para Melchor, Gaspar y Baltasar ha sido ciertamente frenética, ya que desde la mañana se ha podido ver a sus majestades de Oriente por las calles de la localidad, paseándose en coches de caballos . Han sido recibidos en el Ayuntamiento de Utrera por el alcalde, Francisco Jiménez, que les ha entregado en persona las llaves de la localidad. Posteriormente han cumplido con la tradición de visitar a diferentes colectivos utreranos, como es el caso de los conventos de las Madres Carmelitas y las Hermanas de la Cruz, el Comedor Social del Resucitado, los Bomberos, Cruz Roja, a la asociación «Acéptalos», el geriátrico y el centro de estancias diurnas «Nuestros Padre Jesús Nazareno».

A las 17.30 horas, acompañados por un firmamento completamente azul y un sol esplendoroso, comenzaba la salida desde la Caseta Municipal del recinto ferial, un lugar al que como es habitual acuden muchos ciudadanos para dar la bienvenida de la Cabalgata. Un cortejo que este año ha estado formado por quince carrozas, donde no han faltado los personajes tradicionales, en este caso los tres reyes, la Estrella de la Ilusión, la Ninfa, la Reina, el Gran Visir y Papá Noel. El incidente más destacado en esta primera parte del recorrido se centraba en la avería de la puesta en marcha del tractor que tiraba de la carroza del Patito Feo, por lo que el cortejo estuvo parado unos minutos a la altura de la calle Corredera. Una vez solventado el problema, la cabalgata siguió su curso normal.

El resto de las carrozas de este año han estado dedicadas a personajes de cuentos, por lo que las calles de Utrera se han llenado con las imágenes de figuras tan conocidas como los Tres Cerditos, el Patito Feo o Zipi y Zape. Como dato curioso una de las carrozas que componía el cortejo estaba dedicada al bicentenario del nacimiento de Don Bosco. En el apartado musical, que ha brindado una perfecta banda sonora al acontecimiento, ha destacado la presencia de la agrupación musical «Virgen de los Reyes» de Sevilla. El pueblo entero ha bailado al son de las simpáticas melodías que han aportado las diferentes bandas que han acompañado a la cabalgata utrerana.

A medida que la cabalgata se iba acercando al casco histórico de la localidad, prácticamente no cabía un alfiler en ninguna de las calles incluidas en el recorrido . Este año además con la novedad, por motivos de seguridad, de la retirada de numerosos veladores de los establecimientos de la plaza del Altozano, donde otros años el espacio se estrechaba demasiado y que en esta ocasión no ha contado con los obstáculos que suponen las sillas y las mesas.

Desde las carrozas han llovido tantos artículos y regalos, que el público prácticamente ya no se agacha a coger caramelos. Pelotas de goma, pequeños juegos, discos voladores, coches en miniatura, artículos de propaganda y todo tipo de objetos han sido tirados por todos los personajes que componen la cabalgata de Utrera.

En torno a las 24.00 horas la cabalgata llega de nuevo al barrio del Arenal, momento en el que finaliza la noche de la ilusión en las calles de Utrera y se traslada la magia a cientos de hogares, donde los más pequeños duermen con un ojo cerrado y otro abierto , pensando en los regalos que los Magos de Oriente dejarán en sus hogares.