Una campaña de verdeo que espera la lluvia y sigue sin trabajadores para recoger la cosecha

En Arahal, principal productor de aceituna de mesa, han contratado a 21 migrantes de un centro de acogida local, medida que ha supuesto poco alivio

Este año han disminuido los robos y aumenta la presión de todo tipo de inspecciones en el campo, mientras la aceituna sigue sin precio

La próxima campaña de verdeo en Arahal tendrá guardería rural y un dron para vigilar el campo

La jornada comienza a las 5:30 de la madrugada, a los trabajadores les amanece en el campo C. G.

La campaña del verdeo de 2025 se puede ver desde diferentes perspectivas. Sigue siendo una oportunidad para quienes reúnen en estos días las jornadas necesarias para cobrar el subsidio de desempleo pero también se acentúa la falta de mano de obra en el ... campo. En Arahal, pueblo considerado como el principal productor de aceituna de mesa del mundo (hasta 60 millones de kilos de aceituna recogida en una buena campaña), se dan este año unas circunstancias particulares en este sentido. Los agricultores, desesperados ante la posibilidad de no poder recoger la cosecha, echan mano de un recurso cercano, contratar a los jóvenes del centro de acogida de la Fundación Hermanos Cruz Blanca. Se trata de mano de obra poco preparada y con un hándicap, los jóvenes contratados tienen que aprender el idioma para poder entenderse. Mientras, siguen primando las cuadrillas familiares que, sobre todo el fin de semana, se unen para recoger una cosecha media, que mejorará o empeorará en función de la lluvia, siempre esperada.

La falta de trabajadores del sector agrario no es nada nuevo, hace años que se arrastra cada vez que comienza una campaña agraria. Los agricultores no han parado de denunciarlo directamente o a través de sus organizaciones agrarias. En cada evento relacionado con este sector, se impone como uno de los problemas que más preocupa, hasta el punto de que esta semana COAG ha organizado una charla en Arahal para explicar a los agricultores cómo se puede contratar a trabajadores extranjeros, no europeos. La jefa de la Oficina de Extranjería de Sevilla (Subdelegación del Gobierno), Francisca Gutiérrez, fue la encargada de exponer todas las vías posibles para poder contratar a los migrantes que están en el centro de acogida de Arahal o cualquier otra opción a la que pudieran acceder los profesionales del sector.

De hecho, antes de que comenzara la campaña, la empresa local 2G Consultores S.C. organizó un curso para enseñar a verdear a 21 jóvenes del centro de acogida citado en el que han aprendido las técnicas necesarias para la recogida de aceituna, incluyendo el manejo de herramientas, la correcta manipulación del fruto y las medidas de seguridad del campo. «Hemos recomendado que vayan siempre acompañados por otro trabajador con experiencia en el verdeo», apunta Jesús Gómez, responsable de la empresa de formación. En este sentido dice, que «se ha hecho el curso para los jóvenes que tenían autorización para trabajar». En total 21, pocos teniendo en cuenta que en el centro de acogida arahalense superan con creces el centenar.

Uno de los jóvenes migrantes que ha realizado el curso para aprender a verdear ABC

El curso ha sido principalmente práctico en un olivar escogido para este fin. Una vez realizado, los jóvenes se han repartido por varias empresas agrícolas de Arahal donde llevan más de una semana formando parte de sus cuadrillas. Un alivio que sabe a poco y que ha llevado a los agricultores a informarse sobre otros métodos de contratación, a la vez que se preguntan por qué «no se agilizan los trámites burocráticos para que los jóvenes migrantes que llegan a España empiecen a trabajar lo antes posible». El principal problema con el que se encuentran es el idioma, aunque intentan solventarlo con paciencia.

Esperar la lluvia

De momento, la campaña se centra en recoger la aceituna gordal con la esperanza de que la lluvia llegue más temprano que tarde. La variedad manzanilla en muchos pagos, incluso de regadío, presenta un tamaño pequeño, no acaba de tener la calidad propia de estas tierras. A la espera, una vez más, de que en septiembre caiga algún que otro chaparrón que acabe dándole vida al producto. Francisco Manuel Fernández, un agricultor de Arahal que representa el escaso relevo generacional del sector, asegura que estamos en un punto de inflexión que permitirá hablar «de una cosecha media si llueve o, a la baja, si no».

Este agricultor sigue con el método tradicional y acoge a toda su familia, incluso a las más pequeñas Emma (13 años) y Ainhoa (10 años) cada fin de semana para recoger la aceituna de sus tierras. Las cuadrillas llegan al tajo antes de las 5:30 de la madrugada, y con linternas comienzan a recoger las aceitunas. Estas dos semanas del mes de septiembre, ha acompañado la temperatura, pero ya en estos últimos días el frío se va notando.

La cuadrilla de Francisco Manuel es pequeña, cuatro bancos se reparten entre un olivar de manzanillos y gordales del pago de la Grana, en término municipal de Arahal. Cerca se oyen desde primera hora las voces de los trabajadores de otras cuadrillas. El campo por la mañana está lleno de gente, es cuando más seguridad hay.

Cada año -este también- los agricultores se enfrentan a los hurtos y robos en el campo. La actual campaña, en este sentido, está siendo más tranquila que la pasada, cuando las denuncias eran diarias y Arahal, con una buena cosecha y ante la escasez de aceitunas en otras zonas de la provincia, se convirtió en objetivo para quienes vienen a llevarse el trabajo de todo un año. Aun así, los agricultores no bajan la guardia y siguen dando vueltas por las tierras cuando terminan la jornada. Entre ellos se comunican desde el años pasado a través de varios grupos de whatsApp que han creado donde exponen cualquier incidencia, después de pasarle la información a la Policía Local o Guardia Civil.

La situación vivida en la última campaña provocó que en el municipio se intensificaran los controles. El Ayuntamiento de Arahal incluso retomó la figura de la guardería rural y echó mano de recursos implantados años atrás, como dedicar una patrulla de la Policía Local exclusivamente para la vigilancia del término municipal. Los agentes cuentan con el apoyo de voluntarios de Protección Civil y, sobre todo, los guardas de coto, ambas figuran avisan si ven algo raro en el campo a partir de las dos de la tarde, antes de esta hora, el campo está lleno de cuadrillas de jornaleros recogiendo la cosecha.

Vigilancia e inspecciones en los tajos

Ha habido pequeños hurtos durante los primeros días y la Policía Local de Arahal ha identificado a los ocupantes de varios vehículos sospechosos que circulaban por el campo, algunos denunciados por los agricultores a los que la Guardia Civil les pidió expresamente, en la única reunión de seguridad celebrada antes de comenzar la campaña, que ellos eran los que mejor conocían el término municipal y los conminó a que, por la tarde, también se dieran vuelta por los pagos. Algo que hacen siempre, el año pasado muchos durmieron en los tajos cuando la falta de seguridad se volvió insostenible.

La Guardia Civil, dentro de la campaña especial de verdeo, también ha dispuesto varias unidades para la vigilancia, pero, a su vez, lleva a cabo inspecciones en los tajos, en el transporte y en los puestos de recepción de aceitunas en las que solicitan a los agricultores y encargados toda la documentación necesaria. También han aumentado estos días en el campo las inspecciones de Trabajo y Seguridad Social, presión que cae sobre los agricultores preocupados por la escasez de jornaleros para recoger una cosecha que no puede esperar.

Sin precio estipulado

En la campaña de verdeo 2025, con respecto a las preocupaciones llueve sobre mojado. Una lluvia que no es la esperada y que pone al campo ante un futuro incierto, sin relevo generacional, con cada vez más falta de mano de obra y con precios que, según aseguran, no cubren los gastos que genera la cosecha cada temporada.

Este año, en Arahal todavía «no ha roto el precio», es cómo indican que están llevando la aceituna a almacenes y puestos sin que sepan el precio estipulado. Una reclamación que lleva años puesta sobre la mesa. Otra manera de presionar a los agricultores que piden la defensa de este producto, igual pasa con otro tipo de campañas agrarias. «La culpa no la tienen sólo los almacenes y puestos, la tenemos nosotros por llevar la aceituna sin saber a qué precio nos la van a pagar, en definitiva, es como no saber el precio de tu trabajo», explican.

El 9 de septiembre abrieron en Arahal y la comarca la mayoría de los almacenes, cooperativas y puestos y el precio del kilo de las dos variedades más abundantes en el municipio sólo es un rumor, a veces, interesado. Al menos eso dicen quienes trabajan en el sector. «El agricultor es como una esponja que lo absorbe todo pero está llegando a su límite». Así definen la situación que empeora cada año, y no por falta de reclamaciones contra la nueva PAC y su burocracia, contra la reducción del presupuesto de las ayudas de la Unión Europea ( ha pasado de 387.000 a 302.000 millones de euros) contra la entrada de alimentos que llegan de otros países sin los controles sanitarios aquí exigidos.

Ante esta situación las nuevas generaciones toman otros caminos, a veces aconsejados por la misma familia que ve en el campo poco futuro y muchas preocupaciones.

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