Locus Amoenus
OPERACIÓN «MONTERA DE CURRO EN ESTOCOLMO»
Álvaro Ybarra me lanzó a bocajarro una pregunta que hoy más que nunca tiene un sentido extraordinario: «Fernando, ¿cómo es posible que la montera de Curro Romero esté en Estocolmo y que el director de ABC de Sevilla no lo sepa?»
Vargas Llosa con la montera de Curro Romero en Estocolmo
Cuando Mario Vargas Llosa ganó el Premio Nobel de Literatura en 2010, un pequeño grupo de amigos nos preparamos desde Lima, Barcelona, Madrid, Marbella, Londres, Ginebra, París y Sevilla, para acompañarlo en romería a Estocolmo. Uno de ellos era Daniel Mordzinski, el genial fotógrafo de ... los escritores, quien me propuso participar de una exclusiva ultrasecreta: escribir la crónica de la vestición de Mario desde la exclusiva suite que la Academia Sueca reserva para sus premiados en el Grand Hôtel, auxiliado por su nieto Leandro. Como todo el mundo sabe, las fotos de Daniel son insólitas e imprevisibles, y así planeó que Mario se vistiera como los toreros y que Leandro hiciera de mozo de espadas, como si el frac de rigor fuera un traje de luces. «Sólo debes conseguir una montera en Sevilla» -me dijo- «para que la escena sea perfecta».
Sin embargo, encontrar una montera no resultó nada sencillo, porque descubrí que se trataba de una prenda que los matadores encargan a medida y que suponen un sofisticado trabajo de exquisita artesanía. Quedaban escasos días para la ceremonia de los Nobel y ya estaba pensando excusarme con Daniel Mordzinski, cuando me encontré por la calle Sierpes con mi querido Ramón Ybarra Valdenebro, quien al enterarse de mi pesquisa me dijo «¿Y por qué no le llevas a Mario la montera de Curro Romero?». ¡La montera de Curro Romero! Ni jarto de LSD me habría imaginado que podía encajarme en Estocolmo con la montera del Faraón de Camas, pero Curro colaboró encantadísimo y así partí hacia Suecia transportando en una hermosa caja taurina, aquella montera que hizo las delicias de los escáneres del aeropuerto de Barajas:
-¿Adónde va, maestro, ¿a Lima?, ¿a Bogotá? ¿a México?
-Qué va, me voy a Estocolmo.
-Coño… ¡Arriba España!
El estrés de la ceremonia podía cortarse en rodajas, pero mientras Vargas Llosa retocaba su discurso, Daniel Mordzinski y yo nos poníamos de acuerdo en los últimos detalles: Mario tenía que empezar a vestirse por los pies, Leandro posaría ajustando el fajín a su abuelo torero y la montera jamás debía colocarse sobre la cama. Todo parecía en orden, hasta que el día 8 de diciembre de 2010 saltó la liebre. La montera de Curro Romero había llegado a Estocolmo bajo el mayor sigilo, pero subestimé las fuentes y el instinto periodístico de Antonio Burgos y Carlos Herrera, quienes desde ABC y «Herrera en la Onda» anunciaron que Mario iba a colocar la montera de Curro Romero en el atril de la Academia Sueca y que recibiría el Premio Nobel saludando a los tendidos como un matador. A partir de ahí, la prensa española empezó a desvariar y hasta Estocolmo llegaron rumores de lo más delirantes: desde que Vargas Llosa defendería los toros en su discurso hasta que iría vestido de luces a recibir el Premio Nobel. A mediodía, Álvaro Vargas Llosa -el padre de Leandro, nuestro mozo de espadas- me comunicó que la sesión de fotos se cancelaba. Lo entendimos perfectamente, porque incluso los animalistas suecos habían empezado a rebrincarse.
Esa noche, entre el agobio de la marejada mediática y el buen sabor que me había dejado el discurso de Mario en la Academia Sueca, sonó el teléfono y en la pantalla del móvil reverberó el número de la redacción de ABC. Era Álvaro Ybarra -mi director- quien me lanzó a bocajarro una pregunta que hoy más que nunca tiene un sentido extraordinario: «Fernando, ¿cómo es posible que la montera de Curro Romero esté en Estocolmo y que el director de ABC de Sevilla no lo sepa?». Álvaro tenía más razón que un santo: si lo hubiera metido en el ajo, otro gallo habría dirigido la operación. Cuando le dije que ya no habría reportaje y que todo se había ido al carajo, la voz de Álvaro se hizo más cálida y fraternal: «Hay que rematar la faena, Fernando. Es un Nobel de la lengua española. Es el Nobel de la literatura peruana y… ¡Tienes la montera de Curro!».
El día de la Gala de los Nobel, Daniel Mordzinski y yo salimos de uno de los burladeros del Grand Hôtel, abordamos a Mario Vargas Llosa mientras hacía el paseíllo hacia el Stockholm City Theatre y conseguimos la memorable foto de la portada de ABC del 11 de noviembre de 2010. Desde entonces, Daniel me pide que lo ayude a preparar una «fotinski» con Mario de luces y Curro de frac. Seguro que si le pido ayuda a Álvaro Ybarra lo conseguimos, porque el poder de un director de ABC de Sevilla es como el de Linterna Verde: para los restos. Y encima no se le caen los anillos.
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