Ignacio Camacho retrata el último cuarto de siglo a través de sus obituarios

Así calificaba este jueves el director de ABC de Sevilla, Alberto García Reyes, el libro 'Retratos para la eternidad' que ha publicado Ignacio Camacho, con la editorial Reino de Cordelia, y que se presentó en el 'Aula de Cultura' que tuvo lugar en La Galería durante un coloquio a tres cuyo cartel completó Álvaro Ybarra, el director de este periódico durante más de 20 años y que trajo la firma de Camacho a la Casa. Al acto asistieron, entre compañeros, amigos y familiares de algunos personajes retratados como Antonio Burgos, personalidades como el alcalde de Sevilla, José Luis Sanz, o los consejeros de la Junta de Andalucía Rocío Díaz y Patricia del Pozo.

Los dos últimos directores de ABC coincidieron en definir a Ignacio Camacho como «el gran columnista español contemporáneo, el mejor escritor de periódicos de este país y digno sucesor de Francisco Umbral, Antonio Burgos o Jaime Campmany». Ybarra explicó que el obituario, como género periodístico, no forma parte de la tradición española, sino más bien de la anglosajona. Sin embargo, Camacho, «con su precisión y dominio del lenguaje» ha logrado componer un ensayo literario sobre una época. El exdirector de ABC de Sevilla puso como ejemplo frases precisas de Ignacio Camacho que definen a cada uno de los personajes a los que retrata en sus necrológicas. A Adolfo Suárez, por ejemplo, lo define como «el hombre oportuno en el momento necesario»; y a Santiago Carrillo, como «una de las pocas personas que tuvo la oportunidad de retratarse dos veces ante la Historia».

El autor explicó la composición del libro. Son cuatro capítulos: el primero, dedicado a los líderes políticos, sociales y espirituales; el segundo, sobre figuras de la cultura y el espectáculo o el deporte; el tercero, sobre escritores y ensayistas; y el último, sobre periodistas. Es aquí donde Ignacio Camacho reconoció la mayor dificultad a la hora de plasmar la vida de estos personajes en apenas 480 palabras. Es el caso del último que incorporó a esta antología: el de Burgos. «Escribir de Antonio me agarrotaba por la distancia objetiva, por intentar recoger todo lo que significaba en la cultura de Andalucía, porque me iba a faltar espacio y porque es la persona más cercana que está retratada en el libro», admitió.

En las necrológicas de Camacho hay un principio básico, que heredó de su maestro Manuel Alcántara. «Intento -señaló- que un artículo escrito en la muerte de un personaje mantenga el respeto y cierta piedad». Esto incluye a personajes que están en el lado oscuro de la historia como Pinochet o Fidel Castro. En el caso concreto de Carrillo, a la hora de retratarlo, confesó que debía aparecer como personaje «poliédrico». Es decir, no podía quedar reflejado exclusivamente en su papel central en la Transición ni en su actuación en Paracuellos durante la Guerra Civil. Lo mismo ocurre con el Alfredo Landa: tanto en el 'landismo' como en su reconversión como actor capaz de ganar una Palma de Oro en Cannes. «Hay que dar un fondo epistémico para que no se vaya sólo a la simpatía o la antipatía con el personaje».

Le preguntó el director de ABC de Sevilla si había muerto esa época. «Está malita», respondió. Y, como paradigma, surgió el nombre de Alfredo Pérez Rubalcaba. Ignacio Camacho cree que el modelo de la Transición que aparece en las vidas retratadas de sus personajes «ha colapsado». Considera que el cambio de época se ha acelerado por la revolución digital, también con la política. Por esto, Rubalcaba fue, según el autor, «el último político de ese tiempo». Lo define en su necrológica como «un talento maquiavélico manejado con frialdad de químico».

Durante el coloquio surgió el debate sobre la herencia de Umbral. Todos coincidían en afirmar que todos los columnistas de España beben, quieran o no, de esa fuente. «Todos somos hijos de Paco Umbral, todo articulista está caminando sobre su estela y, en Sevilla, sobre la de Burgos». No obstante, para Ignacio Camacho, el verdadero heredero fue David Gistau, «que es el mejor columnista de nuestro tiempo».

De entre los elogios que Ybarra y García Reyes vertieron sobre el autor, hubo una comparación que causó la risa entre los presentes. Este último comparó la literatura de Camacho con el Real Madrid. Al fin y al cabo, el articulista de Marchena es seguidor merengue. «Cuando lo das por muerto, resucita. Como haces tú con los obituarios: cuando alguien ha muerto, vienes tú y lo resucitas». Porque, según el director de ABC, «nadie de esos retratados está realmente muerto. Es un libro de vida, resurrección, para la eternidad».

«Ignacio, ¿cuándo termina la infancia?», preguntó García Reyes. El escritor y columnista de ABC recordó emocionado aquello que escribió: «Acaba con la muerte de una madre». Por eso, este libro que recopila la historia de España y del mundo a través de sus artículos, termina con su madre, que es el último de los personajes que retrata.