entrevista
«Para no sufrir un cáncer, hay que tener suerte con los genes pero en el futuro se podrán curar casi todos»
Andrés Aguilera, experto en genoma, está entre los científicos más citados del mundo y acaba de ganar el Premio Nacional de Investigación
«Las empresas podrían no contratar a alguien o no hacerle un seguro de vida por su genoma»
«Hay una investigadora muy buena de casi 40 años a la que no podemos dar estabilidad y que se plantea dejar España. Esas pérdidas no se dan en ningún país europeo»
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Iniciar sesiónAndrés Aguilera (Larache, 1957) es un experto mundial en genoma y pertenece al 2 por ciento de investigadores más citados en el mundo. Tras cursar Biología en la Universidad de Sevilla, se formó en Alemania y Estados Unidos para regresar a España y participar en ... la fundación del Centro Andaluz de Biología Molecular y Medicina Regenerativa, institución pública cuya sede está en la isla de la Cartuja de Sevilla y que ha dirigido hasta principios de este año. Acaba de recibir el Premio Nacional de Investigación a su larga y exitosa trayectoria científica.
-Usted está en el selecto grupo de los investigadores más citados en el mundo. ¿Cómo se logra estar en ese dos por ciento?
-Trabajando, evidentemente. Pero trabajando también en una línea de investigación con repercusión. Ser tan citado responde a que lo que haces tiene calidad y tiene impacto. Muchas veces se piensa en cantidad pero lo importante es la calidad de la investigación. El número de publicaciones no es suficiente, lo importante es que la publicación se cite y eso significa que lo que se ha publicado es importante.
-¿Hay muchos investigadores españoles en ese grupo?
-Haber, haylos, pero la proporción de españoles es muy inferior a la de otros países. Deberíamos tener muchos más por nuestro PIB y población. En el área científica sólo logramos dos premios Nobel: Ramón y Cajal y Severo Ochoa. Y eso fue hace muchísimos años.
-¿Y eso puede cambiar en los próximos años?
-Ahora mismo en España se está haciendo una ciencia de mucho nivel, a pesar de todo. En Cataluña lo están haciendo muy bien con las unidades ICREA y están atrayendo a investigadores muy buenos, incluso de fuera de España. Y en Madrid están atrayendo también a científicos de fuera con centros que se están saliendo de la estructura clásica.
-¿Y Sevilla?
-Sevilla ha implementado mucho en los últimos años. En el área aque yo llevo hay tres centros y Cabimer va a cumplir 20 años. También el IBIS (Instituto de Biomedicina e Investigación de Sevilla) y el CABD (Centro Andaluz de Biología del Desarrollo). Esos centros no existían antes, cuando la ciencia sólo se hacía en las facultades.
-¿En Biología Molecular Sevilla ha dejado de estar en la periferia?
-Sin duda. El CAB es una referencia en materia de desarrollo y Cabimer está en el mapa del genoma.
-¿En qué otras materias está Sevilla en el mapa?
-La ingeniería en general y también la aeronáutica.
.¿Cómo empezó a investigar el genoma?
-Cuando fui a Nueva York busqué un grupo que me ayudar a comprender cómo recombinaba el ADN y empecé entendiendo los mecanismos de reparación de las roturas cromosómicas. Y a partir de ahí, abrimos el campo hacia el fenómeno de la inestabilidad del genoma que en el fondo es una patología celular.
-¿Qué aplicaciones puede tener en el futuro?
-Al ser una patología celular, tratamos de entender por qué se produce e identificar posibles dianas o factores que la generan. Esta patología se encuentra asociada a las células tumorales. Pero cada una tiene una tipología diferente. Ya hemos visto que algunos de estos factores están altamente mutados en cáncer. Esta investigación básica puede tener proyecciones en el cáncer y en otros síndromes genéticos cuando fallan algunas proteínas. En el ámbito clínico puede dar lugar a terapias pero también puede servir para generar mapas de riesgo si identificamos genes que contribuyan a esta inestabilidad genética. Esto es futurible, claro.
-Muchos científicos hablan de la lotería genética y eso explica que personas fumadoras, por ejemplo, no desarrollen nunca un cáncer. ¿Hasta qué punto nos puede proteger la genética de los malos hábitos que podamos tener desde el punto de vista de la salud?
-Son las dos cosas, evidentemente. Tener un buen sistema de reparación genética te va a dar más protección contra el cáncer y otras enfermedades. El famoso supresor tumoral braca, asociado al cáncer de mama, es un factor de reparación. Pero hay enfermedades que hacen que un individuo cuando tome el sol desarrolle cánceres de piel.
-O sea, que para no tener un cáncer hay que tener cierta suerte con los genes.
-Digamos que sí. Los que viven cien años o más tienen una dotación genética que no es la misma que el que sufre un cáncer con 50 años, que seguramente tiene un componente genético importante. El que lo sufra con 70 años entra ya dentro de la probabilidad porque la edad es un factor de riesgo para sufrir un cáncer. Pero los hábitos de vida son muy importantes para prevenir enfermedades.
-La investigación oncológica intenta convertir el cáncer en una enfermedad crónica. ¿Es imposible curar por completo estas patologías?
-Con la cirugía se pueden curar algunos tipos de cáncer y la terapia CAR-T tiene unos efectos casi definitivos en otros tipos de cáncer. Evidentemente uno tiene que estar haciéndose revisiones pero yo soy optimista. Hay cánceres que son más complejos, como el de páncreas, que tienen una revolución muy rápida y es un órgano que necesita para vivir.
-¿Cree que en el futuro se podrán curar asi todos los tipos de cáncer?
-Yo creo que sí. Yo creo que eso es algo que está en la perspectiva. Curarlo como para que una persona que lo padezca pueda vivir lo que vive el resto de la población. Será como el que ha tenido un infarto y deberá vivir con cuidado y demás, pero yo creo que sí. No lo consideraría estrictamente una enfermedad crónica aunque exista el riesgo de que reaparezca. Hay cánceres de mama que nunca más vuelven a aparecer. Los propios tratamientos de cáncer como la quimioterapia o la radioterapia dañan el ADN. Y por eso hay que estar pendiente. Pero el cáncer ha desaparecido.
-Se están dando con más frecuencia casos de resistencia de las células cancerígenas a la quimioterapia.
-Sí. Y tenemos un grupo de investigación en nuestro centro (Cabimer) que lo está estudiando. La quimioterapia daña el ADN de las células e impide que se repliquen, con lo que las células tumorales son las primeras que caen. Pero es un tratamiento agresivo y una vez que lo consigue, por los cambios en el ADN que genera la quimioterapia y por la propia inestabilidad de las células tumorales, están mutando. Y esa mutación hace precisamente que la célula cancerígena resista al tratamiento. Esa es una línea de investigación muy relevante pero hay que ir caso por caso. El objetivo es que la quimioterapia pueda resultar más eficaz. Uno de los inhibidores que se utiliza y que mide los pasos de la reparación lo que hace es precisamente aumentar el impacto de la quimioterapia.
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