Episodios locales

El sultán alojado en la Moncloa

Mohamed V, el primer Rey de Marruecos, visitó Sevilla el 9 de abril de 1956 en plena efervescencia por el reconocimiento español de la independencia del Protectorado

Mohamed V en una visita de Estado ARCHIVO ABC

Este sultán alauita que se hospedó en la Moncloa y cenó en el salón Colón del Ayuntamiento de Sevilla no es otro que Mohamed Ben Yussef, que reinó como Mohamed V, padre de Hassan II y abuelo del actual soberano marroquí, Mohamed VI.

España ... se volcó con aquella visita de Mohamed V los primeros días de abril de 1956. Necesitado de reconocimiento en la escena internacional, el régimen de Franco encontró en la «tradicional amistad con los países árabes» un balón de oxígeno con el que vencer los recelos con que las naciones europeas contemplaban la dictadura. Aquella gira del soberano por Madrid, Toledo, Granada, Córdoba y Sevilla sirvió también para afianzar una relación con Marruecos, donde España buscaba contrarrestar la influencia de Francia como metrópolis.

Como jefe de Estado de visita en España, Mohamed V se hospedó en el palacio de la Moncloa que utiliza como residencia oficial el presidente del Gobierno desde la restauración democrática. Franco quiso hacer coincidir la visita de Estado con el reconocimiento de «la independencia de Marruecos proclamada por S.M.I. el Sultán Mohamed V y su plena soberanía, con todos los atributos de la misma, incluidos la diplomacia y el Ejército propios», según la declaración conjunta pactada en la madrugada del 7 de abril, al que se adjuntó un protocolo diplomático que recogía la transferencia de plenos poderes en el conocido como Protectorado español de Marruecos, la franja norte del país en torno a las montañas del Rif.

Mohamed V fue recibido en todas las ciudades con todos los honores y Sevilla no escatimó para agasajar a tan ilustre huésped, alojado en el hotel Alfonso XIII, en cuyo patio se montó un tablao para que pudiera admirar el arte flamenco. Ese domingo 9 de abril, el monarca viajó hasta Córdoba para admirar la mezquita y Medina Azahara; de vuelta en Sevilla, el Ayuntamiento lo homenajeó con una cena de gala en el salón Colón del Ayuntamiento, «cuyo aspecto era deslumbrador».

El marqués del Contadero, alcalde por entonces, se sentó a la izquierda del «egregio huésped», al lado del príncipe Mulay Abdalá, el general jefe de la Región Aérea, el presidente y el fiscal de la Audiencia y otros señalados personajes del 'majzen' alauita. En frente, tomaron asiento los miembros de la corporación municipal que ofrecía la cena con la vajilla de oro de las grandes ocasiones, ex ministros, ex alcaldes, medallas de la ciudad, Real Maestranza «y otras altas representaciones».

En la escalera de honor, «lujosamente alfombrada», se situó la guardia municipal de gala y en el momento de subir el sultán, la banda municipal de música, bajo la dirección del maestro Pedro Braña, interpretó los himnos.

Sevilla fue la última etapa del viaje triunfal del sultán jerifiano, que fue aclamado en Tetuán (capital del territorio controlado por España en Marruecos), Larache y Alcazarquivir nada más llegar de la capital andaluza. En Arbaua (provincia de Kenitra), el monarca y sus dos hijos presidió el acto simbólico de la anulación de fronteras y la unificación de Marruecos. La entrada en Rabat fue apoteósica. Desde que el sultán durmió en la Moncloa se ha cambiado muchas veces de colchón.

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