Rechazo generalizado a que se pueda hacer el examen de Selectividad con un suspenso

En este caso el borrador del proyecto de Real Decreto que regulará la evaluación y promoción de Primaria, ESO y Bachillerato para el curso 2021-2022 lo deja muy claro: los alumnos de 2º de Bachillerato podrán hacer la Selectividad con un suspenso. «Se contempla la posibilidad de que, excepcionalmente, el equipo docente pueda decidir la obtención del título de Bachiller por el alumno o alumna que haya superado todas las materias salvo una, siempre que se considere que ha alcanzado los objetivos vinculados a ese título, de modo análogo a los procedimientos de compensación que existen en la enseñanza universitaria», dice el polémico texto.

En realidad lo que se pretende es extender la llamada «compensatoria» que existe en numerosas universidades españolas y que permite el «aprobado de gracia» cuando a los estudiantes les queda sólo una materia para acabar la carrera. Es algo que no se hace en las universidades sevillanas y que los alumnos llevan años pidiendo pero que resulta más polémico de implantar en Bachillerato cuando los estudiantes se preparan para entrar en la universidad y deben adquirir las competencias necesarias para ello.

ABC ha consultado a ocho directores de centros de Sevilla, tanto públicos como concertado y privados y no hay ninguno al que le guste que los estudiantes puedan obtener el título con una asignatura pendiente. Aunque muchos reconocen que hasta ahora era raro que a un estudiante de 2º de Bachillerato le dejaran sólo una materia pendiente, ni siquiera a los menos críticos le parece bien que se regule. «Es verdad que una asignatura puede ser unas veces un escollo para un alumno pero ahora va a aparecer como suspenso en el boletín y eso puede provocar que el alumno decida que no se estudia una materia» dice David Ramos, director del instituto Diamantino García. Hasta ahora lo que hacían era aprobar al que tenía una materia suspensa pero había demostrado interés y buena actitud pero no titulaban con un suspenso. Tampoco es rotunda la directora del colegio Santa Joaquina de Vedruna, Rocío Guerrero, para quien lo más importante es que se respete la autonomía de los centros y que sean estos los que tengan la última palabra sobre el alumno.

Sin embargo, el resto de directores consultados son tajantes y hay casi unanimidad en que se rebajará el nivel y el prestigio que siempre había ostentado el título de Bachillerato, que ya se había resentido con la pandemia, con las clases virtuales y la simplificación del modelo de examen.

«Me parece horrible. La finalidad es que haya más aprobados y lo que se consigue con esto es perjudicar a los buenos y beneficiar a los malos», dice tajante Concha Cobo, directora del instituto Vicente Aleixandre. En este sentido apunta que puede ocurrir que haya estudiantes que se dejen o no estudien algunas asignaturas fuertes que pueden resultar luego fundamentales para el grado que van a estudiar.

Por eso insiste en que le parece una «barbaridad» cuando se supone que los estudiantes deben ir preparados para la universidad.«La única finalidad que le veo es que apruebe más gente.Por eso se están bajando los niveles», explica recalcando que no se explica que algunos vayan con faltas de ortografía.

En parecidos términos se muestra el director del instituto Politécnico de Sevilla, Juan Luis Aguirre, que recalca que va «en contra del prestigio del título y de la calidad y de la motivación del alumnado». Y que si se rebaja la exigencia ese prestigio peligra ya que sólo le ve ventajas para algún caso concreto de algún alumno que puntualmente haya tenido algún problema con una materia determinada.

En la posible intencionalidad de esta modificación y estas facilidades que da la futura norma también coinciden todos: consideran que la idea es reducir el abandono escolar.

Tampoco le gusta nada esta norma a la directora del colegio Buen Pastor, Isabel Egea, porque considera que esto puede provocar que los alumnos «hagan sus propios cálculos» y decidan no prepararse alguna materia . «Sabiendo que da igual se la pueden dejar», recalca Egea, para quien el nuevo modelo también va en detrimento de la formación integral y de los conocimientos que deben tener los chicos a esa edad.

«Es una nueva bajada del nivel que puede inducir al abandono premeditado de alguna materia. Pretende atenuar las cotas de fracaso escolar», declara el director del instituto Murillo de Sevilla, José Alberto Gómez, quien también apunta la idea de que lo único que se pretende con ello es reducir las tasas de fracaso escolar. Sin embargo, a su juicio, esa no es la solución sino que habría que incidir en otros aspectos como la reducción de la ratio o la mejora de la calidad de la enseñanza.

Desde el colegio Santa María del Valle, su directora Elena González Vallarino, considera que se trata de una injusticia para los que se han esforzado y han aprobado y que con esta medida se está poniendo en el mismo nivel a los que se han esforzado y a los que no han trabajado y recuerda la importancia de acudir bien preparados a la Selectividad donde «se están jugando su futuro».

En esa línea, la directora del colegio Nuestra Señora de Andévalo, Ofelia Vázquez habla de un «paso atrás» ya que opina que facilitar tanto las cosas a los alumnos está perjudicando y provocando que lo alumnos lo consigan todo de forma fácil.

Otra idea que apuntan algunos es que esto puede favorecer a las universidades privadas que se benefician de que les llega el alumnado que no ha sacado la nota de corte, lo mismo que la FP privada que también ha crecido en los últimos tiempos. Incluso alguno asegura que puede ser un «engaño» si se envía a un alumno a Selectividad, con menos conocimientos y con menos posibilidades de alcanzar la nota de corte que hay en algunas titulaciones. La polémica está servida.