Sevilla
Las granjas de criptomonedas: un negocio difícil en tierra cálida como Sevilla
La Policía descubre la primera gran instalación en la provincia; una actividad que sólo es rentable si se engancha a la luz
Expertos en tecnología no descartan que detrás de esta instalación hubiera alguien en busca de blanquear capital
Un agente revisa los equipos informáticos de la granja descubierta en Santiponce
A dos pasos del Teatro Romano de Itálica, la Policía Nacional localizó hace unas semanas la primera granja de criptomonedas que descubren en la provincia de Sevilla. El hallazgo no sólo ha sorprendido a los propios investigadores, que iban detrás de una plantación ... de marihuana y se encontraron con potentes equipos informáticos que trabajaban las 24 horas al día para validar transacciones. El descubrimiento acaparó el interés de los expertos en tecnología porque se trata de una actividad muy inusual en España a esa escala. Y lo es porque en un país con el precio de la energía eléctrica por las nubes y con una climatología marcada por temperaturas suaves y cálidas durante gran parte del año, la minería de criptomonedas no es rentable; siempre y cuando no se recurra al enganche ilegal .
Pero, ¿qué es una granja de criptomonedas? En esencia es una instalación en la que se validan transacciones, que se registran como bloques en la cadena de bloques que conforman toda la contabilidad pública sobre la que se sostiene la red de criptomonedas como bitcoin o ethereum. Los usuarios que almacenan ese dinero digital en monederos virtuales recurren a esa contabilidad para poder operar.
Todo ese trabajo de complejos cálculos matemáticos necesitan de potentes equipos informáticos que trabajen las 24 horas al día. Cuanto mayor capacidad de procesamiento tiene la granja, más transacciones valida y genera más beneficios. Pero eso requiere de un consumo de luz muy elevado y, en el caso de países cálidos como España, de sistemas que refrigeren la granja donde el calor que desprenden los equipos a pleno rendimiento dispara el termómetro.
Ese consumo energético desmedido fue lo que alertó a la Policía. «La granja de Santiponce estaba consumiendo el equivalente a 20 viviendas cuando en apariencia eran unas simples caballerizas». El jefe del grupo de delitos tecnológicos de la brigada provincial de Sevilla detalla cómo fueron los inicios de una investigación orientada en ese momento al cultivo de marihuana . «Encajaba con el elevado consumo de la luz. Pero cuando se hicieron los seguimientos, los compañeros de la Udyco no detectaban el olor característico de esas plantaciones, que siempre termina saliendo al exterior». Ese detalle y que no hubiera nadie vigilando, ni cuidando de las plantas, hizo a la Policía descartar que en aquella nave de la calle Bécquer hubiera marihuana. «Fue entonces cuando empezamos a pensar que podría tratarse de una granja de criptomonedas ».
Las tarjetas gráficas son el componente más deseado por los mineros
El juzgado autorizó la entrada a la caballerizas ante los indicios de defraudación de fluido eléctrico , «y el riesgo de que ese enganche, con un consumo disparado, pudiera provocar un incendio. Pared con pared hay una casa donde viven personas».
En el interior, los agentes se encontraron con equipos informáticos conectados en línea, valorados en más de 60.000 euros. «La inversión que habían hecho era muy importante. Calculamos que podían generar unos 80 euros diarios, más de 2.000 al mes», explica a ABC el responsable policial. Pero si hubieran tenido que pagar la luz, el negocio sería un completo fracaso .
«España es un país de pequeños mineros. No es rentable ni seguro montar grandes instalaciones»
El minado de criptomonedas es una actividad legal en España, pero en la que es fácil que acabe incurriendo en ilegalidades para que sea rentable. En la Policía Nacional no descartan que detrás de la granja de Santiponce hubiera un ánimo de blanquear dinero . La investigación está abierta porque las caballerizas estaban alquiladas y los agentes están indagando en quién arrendó esa nave. Nadie se ha hecho responsable aún de esas instalaciones.
Una inversión arriesgada
«Quien montó eso es alguien que no estaba bien asesorado porque era previsible que el enganche de luz le saltara a la compañía eléctrica. No es descabellado pensar que hubiera querido blanquear dinero que no podía introducir en el mercado legal a través del montaje de esa granja».
Adrián Ramírez es experto en ciberseguridad y trabaja para la consultora Dolbuck . Fue de los que se sorprendió cuando leyó la noticia del hallazgo de la granja. «En España hay muchos pequeños mineros, que trabajan con dos o tres tarjetas gráficas, que pueden ganar seis o siete euros al día y que también se enganchan a la luz porque si no, no es viable. Pero su consumo no llama la atención a las compañías eléctricas y pueden operar sin problemas». Una realidad distinta a países como China con una importante presencia de macrogranjas de minado.
Ese negocio, que está muy extendido y que se escapa del control fiscal, admite Adrián Ramírez, ha provocado efectos colaterales como el desabastecimiento de tarjetas gráficas porque tiene mayor capacidad para minar criptomonedas frente a otros dispositivos informáticos; lo que ha generado una gigantesca demanda. «Hay marcas que han introducido limitaciones para que sus productos no puedan usarse en minería. Eso te da una idea de hasta qué punto está extendida esta realidad».
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