La falta de nuevos trenes retrasa la llegada del AVE low cost a Sevilla

De hecho, pese a que el propio presidente de Renfe, Isaías Táboas, había anunciado que el Avlo llegaría a Andalucía este mismo 2022, con el calendario de este año a punto de expirar ese tren parece estar todavía muy lejos de Santa Justa.

Cuando se pregunta Renfe, la explicación oficial que dan se argumenta en que no hay flota de trenes suficiente para ello. De hecho, según dicen, Renfe está a la espera de recibir 30 nuevos trenes de alta velocidad que Talgo tenía que haber empezado a entregar a la compañía hace casi dos años. «En tanto no recibamos este material, la ampliación o creación de nuevas relaciones está supeditada a las limitaciones que impone prestar cada vez más servicios (más líneas abiertas) con el mismo parque», dicen desde la compañía sin querer dar una fecha para la llegada de los trenes económicos a Sevilla.

Además en la llegada de esos trenes low cost a Sevilla hay otro componente:el de la necesidad de adaptar las líneas de alta velocidad al sistema actual de control y mando de trenes, el denominado RTMS (European Railway Traffic Management System), que es el modelo que se usa en el resto de líneas de España y Europa pero que no estaba en funcionamiento cuando en 1992 se inauguró el AVE hace treinta años. Las vías por las que circulan actualmente los AVE a Sevilla emplean aún el sistema LZB. Por ello se está esperando a que se culminen las obras que ya se están realizando para adaptar estas vías al sistema europeo.

De hecho desde Adif se recuerda que se están realizando actuaciones por valor de 650 millones de euros para garantizar que esa línea, la primera que se puso en servicio, «mantenga los estándares de fiabilidad y calidad que viene prestando hace treinta años».

Sin embargo esas obras, que cuentan también con financiación de la Unión Europea, son complejas ya que implicarán actuaciones en los 17 túneles de esa línea que suman 16 kilómetros de longitud y se prolongarán por bastante tiempo. Cuando comenzaron en septiembre de 2021 se anunció que los trabajos se prolongarían por espacio de 52 meses, lo que significa que tardarán más de cuatro años y que, por tanto no estarán hasta finales de 2025.

Mientras eso llega, los trenes AVE siguen circulando entre Sevilla y Madrid por las vías convencionales y en medio de frecuentes quejas de los clientes que, sobre todo por los precios pero también porque en los últimos tiempos se han producido algunos «parones» y retrasos que desde la compañía minimizan.

Renfe asegura que en el último mes la puntualidad del servicio ha sido 93,8 por ciento y que sólo han tenido que aplicar el compromiso de puntualidad (la devolución del dinero), en algo más del 2 por ciento de las circulaciones. No dan datos del número exacto de veces que ha sido necesario devolver el dinero aunque las quejas de los usuarios por los «parones» lleguen a ABC todas las semanas.

En cuanto a la flota de trenes lo que es evidente es que, a la espera de que lleguen los nuevos, todavía siguen en funcionamiento buena parte de los antiguos, los que tienen ya treinta años.

Según la compañía, entre Sevilla y Madrid se utiliza la totalidad de los modelos de trenes AVE que conforman el parque actual, siempre en función de las necesidades comerciales y disponibilidad. Así los trenes que viajan entre Sevilla y Madrid son tres modelos: los de a serie 100 que fueron los primeros de alta velocidad que comenzaron a circular en abril de 1992 y que incorporaron los equipos de climatización y la incorporación de equipos de control y señalización LZB y Asfa. Se trata de trenes que, tras quince años de actividad, en 2009 se sometieron a una «remodernización técnica y estética» para adaptarlos a las nuevas necesidad del mercado. A ellos se suman otro de la serie 102/112 que datan de 2005 y comenzaron a circular, en la línea Madrid-Zaragoza-Lleida. Y finalmente los de la serie 103 que fueron presentados en 2007 y habían sido construidos por la alemana Siemens.

«Nuestros trenes tienen un alto grado de fiabilidad, indistintamente del año de su fabricación. La vida útil de un tren es superior a las tres décadas, siempre y cuando no hayan sido objeto de una remodelación integral (como en el caso de los trenes de la S-100) lo que añade más años de rodaje en perfectas condiciones de fiabilidad», dicen desde la compañía. Aún así, las quejas por demoras y precios siguen.