El Arqueológico confirma la 'patada a seguir' del Gobierno de Sánchez con los grandes proyectos de Sevilla
La rehabilitación del museo, como la SE-40 o el resto de infraestructuras del Estado, se pagará en la próxima legislatura
El Gobierno de Sánchez estira la obra del Museo Arqueológico para retrasar los pagos
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Iniciar sesiónEl Gobierno de España ha convertido la inversión en Sevilla en un ejercicio de contabilidad creativa. En casi todos los grandes proyectos que ha anunciado en los últimos meses -y que ha presentado como una prueba de compromiso con la provincia- el grueso de la ... financiación no se ejecutará en esta legislatura, sino en la siguiente. Es la clásica patada a seguir: se anuncian obras, se firman convenios, se licitan proyectos… pero el dinero real, el que permite culminar lo prometido, se pospone para más adelante.
El caso más reciente lo encarna el Museo Arqueológico, donde las obras avanzan a buen ritmo y sin incidencias técnicas reseñables. Sin embargo, el Ministerio de Cultura ha reconocido que la reapertura no se producirá antes de 2029, un año más tarde de lo previsto inicialmente. El retraso no obedece a problemas de ejecución, sino a una cuestión presupuestaria: se han reprogramado las anualidades, trasladando parte sustancial del gasto a ejercicios futuros. En otras palabras, la restauración podrá seguir su curso, pero el grueso de la inversión queda fuera del actual ciclo político.
La misma estrategia se repite en las grandes infraestructuras que dependen del Ministerio de Transportes. Los dos tramos de la SE-40 ya adjudicados (Espartinas-Valencina y Valencina-Salteras) presentan un calendario financiero en el que la mayor parte del gasto se concentra después de 2027. A ello se suma el puente entre Coria y Dos Hermanas, actualmente en redacción del proyecto constructivo, que se ha demorado en su segundo encargo otros ocho meses más. Los tramos del arco norte de la ronda exterior, por su parte, siguen con estudios desactualizados, lo que hace imposible que se afronten antes de las próximas elecciones generales.
El metro de Sevilla tampoco escapa a esta lógica. El convenio firmado con la Junta de Andalucía para la construcción del tramo norte de la Línea 3 -del Prado de San Sebastián a Pino Montano- refinancia las anualidades estatales, de manera que la inversión real del Estado se concentrará también más allá de 2027.
A esta larga lista de proyectos diferidos se suman otros que el Ejecutivo de Pedro Sánchez ha dejado directamente en barbecho. Es el caso del tercer carril de la AP-4, la ampliación de la A-49, el AVE Sevilla-Huelva o la rehabilitación del Museo de Bellas Artes. Todos ellos han sido rescatados para el discurso político, utilizados como ejemplos de 'reactivación' o de 'compromiso con Andalucía'. Algunos de ellos están en redacción pero la realidad es que ninguno cuenta con respaldo económico en los Presupuestos prorrogados.
El resultado es un mapa de grandes anuncios y nula ejecución real. En todos los casos, el patrón se repite: proyectos resucitados, licitaciones parciales y calendarios que trasladan la carga financiera a la siguiente legislatura. Si esos planes se ejecutaran tal y como están diseñados, el próximo Gobierno -sea del signo que sea- tendría que afrontar una inversión en Sevilla solo comparable a la acometida con motivo de la Expo 92. Una factura multimillonaria que no solo pondrá a prueba la capacidad de gestión del futuro Ejecutivo, sino también la sinceridad del relato de estos años.
Porque lo cierto es que, tras casi ocho años en el poder, el Gobierno de Sánchez solo podrá dejar 'rematada' una gran obra en Sevilla: la ampliación del puente del Centenario, conocido como 'el de las mordidas'. Y aun así, con matices. Las obras, iniciadas en 2021, se han visto envueltas en un caso de corrupción y acumulan más de un 50% de sobrecoste y de retraso. La última fecha oficial, publicada por ABC, sitúa la conclusión a finales de 2026, cinco años después del arranque de los trabajos.
La paradoja es evidente: mientras se multiplican los anuncios, los proyectos realmente terminados son escasos o inexistentes. En los papeles presupuestarios, Sevilla se ha convertido en un tablero de juego contable, donde cada obra se anuncia varias veces y cada hito sirve para ganar tiempo político. Las fotos se hacen en presente, pero las facturas se pasan al futuro.
De esta forma, el Ejecutivo central deja una herencia envenenada: una serie de compromisos financieros millonarios que obligarán al Gobierno que venga a ejecutar -y pagar- una ronda de inversiones sin precedentes. La Sevilla de los grandes proyectos vuelve así a quedar suspendida en el tiempo, entre las promesas de los ministerios y la realidad de los plazos. Y, mientras tanto, el único puente que de verdad avanza es el que sigue acumulando sobrecostes.
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