Un laboratorio francés anuncia que ha creado «espermatozoides humanos in vitro»

Un portavoz oficial de “Kallistem” presenta el descubrimiento que se atribuye su empresa en estos términos: “Está demostrado que los espermatozoides pueden crearse a partir de tejidos obtenidos por biopsia de los testículos de hombre. El proceso es relativamente complejo. En nuestro caso, nos toma 72 días. Con muy pocos milímetros cúbicos de tejido testicular es posible crear un número más que suficiente de espermatozoides para realizar una fecundación in vitro que permita dar nacimiento a un niño”.

Sin entrar en los problemas médicos, científicos y estrictamente morales que pudiera plantear una utilización individual o “serial” de tales técnicas, “Kallistem” ha comenzado por patentar su descubrimiento, con el fin comercial de proteger sus eventuales intereses económicos, comerciales.

Según Isabelle Cuoc, el procedimiento descubierto por su empresa entrará “en su fase clínica” hacia el 2017. A partir de entonces, “Kallistem” espera que su descubrimiento pudiera comenzar a “utilizarse” con el fin de “dar asistencia médica a la procreación”.

La comunidad científica, las autoridades médicas y científicas de tutela, las autoridades morales y religiosas, comienzan por acoger el descubrimiento de “Kallistem” con prudente silencio, a la espera de conocer en detalle unos procedimientos que han sido bautizados y patentados mucho antes de ser analizados por la comunidad científica nacional e internacional.

El procedimiento francés de creación de espermatozoides a partir de tejidos genitales masculinos ha sido bautizado como “Artistem”. La empresa que controla la patente comercial de su descubrimiento anuncia que pudiera servir, en un futuro, para combatir la infertilidad masculina.

La dirección de “Kallistem” reconoce que “existen otros procedimientos para crear espermatozoides in vitro; pero el nuestro es mucho más completo y eficaz, ya que el niño nacido a través de esta tecnología podría tener la mitad del patrimonio genético de su padre”.

El ministerio de Sanidad no desea comentar, de entrada, un posible descubrimiento que todavía no ha sido publicado en una revista científica, con el fin de ser discutido y debatido entre especialistas.

El Comité Consultivo Nacional de Ética (CCNE) y las autoridades religiosas aplazan cualquier comentario, a la espera de conocer “en detalle” un descubrimiento y unas técnicas que abren imprevisibles debates íntimos y sociales de carácter moral y espiritual.