Toda la verdad sobre «la española», la gripe pandémica de 1918
Un estudio sugiere que los tipos de virus de la gripe al que ha sido expuesta una persona durante su infancia pueden predecir su susceptibilidad a futuras cepas del virus
R. I.
Un estudio, dirigido por Michael Worobey, de la Universidad de Arizona en Tucson (EE.UU.), ofrece respuestas a dos de los misterios biomédicos más importantes del siglo pasado: el origen del virus de la gripe pandémica de1918 y su inusual -causó la muerte a ... más de 50 millones de personas-.
El artículo, que se publica en « PNAS », no sólo arroja luz sobre la devastadora pandemia de 1918 , también llamada «la española», sino que también sugiere que los tipos de virus de la gripe al que ha sido expuesta una persona durante su infancia pueden predecir su susceptibilidad a futuras cepas del virus, una información que desde luego podría ser extremadamente útil para diseñar futuras estrategias de vacunación y prevención de una posible pandemia.
«La pandemia de gripe de 1918 dejaba algunas dudas: ¿de dónde venía el virus? y ¿por qué fue tal letal, matando a personas jóvenes y teóricamente sanas;?», señala Worobey. Las respuestas a estas cuestiones nos ayudarán para determinar si debemos esperar que ocurra una situación similar en el futuro o si había algo especial en esta epidemia que la hizo tan devastadora».
Reloj molecular
Los investigadores han empleado un enfoque innovador en esta ocasión. Worobey y sus colegas desarrollaron un preciso reloj molecular para reconstruir los orígenes de la pandemia de gripe H1N1 de 1918, los de la del virus H1N1 de la gripe porcina clásica y la del linaje H1N1 estacional post-pandémica, que circuló desde 1918 hasta 1957. Sorprendentemente los investigadores no encontraron ninguna evidencia sobre las hipótesis vigentes sobre el origen del virus de 1918 –la que sugiere que saltó directamente de las aves o la relacionada con el intercambio de genes entre cepas humanas y de la gripe porcina ya existentes-. En lugar de ello, creen que el virus de la pandemia surgió poco antes de 1918 a partir de la adquisición de material genético de un virus de la gripe aviar por el virus H1 humano circulante, que probablemente había entrado en contacto con la población humana 10-15 años antes de 1918.
«Puede ser la pieza que faltaba en este rompecabezas», sostiene Worobey. Según este experto, el hecho de que todas estas personas hubieran estado expuestas previamente a un virus H1 podría explicar por qué experimentaron tasas mucho más bajas de mortalidad en 1918 que aquellos que fallecieron en masa en 1918 –personas de unos 29 años de edad-.En situaciones normales el virus de la gripe A es más letal en los lactantes y en las personas mayores, aquellos cuyo sistema inmune es más débil
En situaciones normales el virus de la gripe A es más letal en los lactantes y en las personas mayores, aquellos cuyo sistema inmune es más débil. Sin embargo, el virus de 1918 se cebó en personas entre los 20 y los 40 años de edad, principalmente debido a infecciones bacterianas secundarias, en especial la neumonía. Los autores sugieren que es probable que esto sea debido a que muchos jóvenes nacidos entre 1880 y 1900 estuvieron expuestos durante su infancia a un virus H3N8 que circulaba entre la población, que contó con proteínas de superficie distintas a las principales proteínas antigénicas del virus H1N1.
Los autores compararon la historia genética del virus con los tipos de anticuerpos presentes en personas de distintas generaciones que vivían en 1918 y con los patrones de la muerte por año de nacimiento, aunque no sólo los de 1918, sino también lo de años posteriores. A partir de esta información, los investigadores creen que esta pequeña franja de la población podría haber sido especialmente susceptible a la enfermedad en 1918, mientras que la mayoría de los individuos nacidos antes o después de entre 1880 y 1900 habría tenido una mejor protección contra el virus H1N1 de 1918 debido a la exposición durante su infancia a antígenos H1N1 y/o H1.
Inmunidad previa
«Lo que parece ser el factor decisivo es la inmunidad previa -subraya Worobey-. Nuestro estudio ofrece una serie de observaciones que hasta ahora han sido difíciles de explicar y presenta una cadena lógica capaz de aclarar muchos patrones de mortalidad de la gripe en los últimos 200 años. Lo que tenemos que hacer ahora es tratar de validar estas hipótesis y determinar los mecanismos involucrados y, a continuación, aplicar ese conocimiento directamente en mejorar la prevención de las personas ante una gripe estacional y ante futuras cepas pandémicas».
Por eso sugieren que las estrategias de vacunación que imiten la protección proporcionada por la exposición al virus de la gripe durante la infancia podría reducir drásticamente la mortalidad por ambas cepas, estacionales y pandémicas.
Worobey afirma que la nueva perspectiva no sólo se aplica a la pandemia de 1918, sino también podría explicar los patrones de mortalidad de la gripe estacional y los patrones misteriosos de la mortalidad por la gripe H5N1 , altamente patógena, de origen aviar, y la cepa H7N9, que causa una mayor mortalidad en ancianos.
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