¿Cómo notar que te falta hierro y qué debes hacer?

Según un estudio publicado en 2021 en «The Journal of Nutrition«, los investigadores revelaron que la falta de hierro podía deberse a un esfuerzo por comer más sano. La investigación encontró que en los últimos años la ingesta de carne roja disminuyó mientras que el consumo de proteínas más magras como el pollo, que son más bajas en hierro, aumentó. También señalaron que muchos alimentos típicamente ricos en hierro, como la carne de res, los frijoles y los albaricoques, contienen menos cantidad de este nutriente debido a las prácticas agrícolas modernas que han reducido los niveles de hierro en el suelo. Por tanto, aunque llevemos una dieta equilibrada, existen multitud de factores que pueden hacer que muchas personas lleguen a tener esta deficiencia sin saberlo. Siendo de vital importancia conocer los síntomas de la falta de este nutriente y la forma de corregirlo.

La fatiga es uno de los síntomas más comunes de la deficiencia de hierro y puede aparecer incluso con una disminución leve de sus reservas. Desafortunadamente, es complicado relacionar los niveles bajos de hierro con este síntoma, ya que esa sensación podría deberse a una gran cantidad de razones. Aún así, si nuestros niveles de agotamiento han cambiado recientemente, o están acompañados por algunos de los siguientes síntomas, nuestros niveles de hierro podrían ser bajos y vale la pena realizarse una analítica para salir de dudas.

Si advertimos que nuestras manos y pies están constantemente fríos, es posible que padezcamos falta de hierro. La razón de esta afección es que nuestra tiroides necesita hierro para funcionar, por lo que la falta de hierro dificulta la eficiencia de la tiroides, siendo las hormonas tiroideas las encargadas de regular la temperatura del cuerpo.

Si nos cuesta recuperar el aliento a pesar de realizar un entrenamiento regular, es posible que tengamos una deficiencia de hierro. El hierro ayuda a transportar el oxígeno por todo el cuerpo y sin las cantidades necesarias de este nutriente es más difícil para el cuerpo seguir el ritmo de una rutina cardiovascular.

Ser más «sensible» a ciertas cosas puede ser un síntoma de deficiencia de hierro. Si bien se necesitan más investigaciones al respecto, un estudio realizado en 2020 sobre adolescentes con deficiencia de hierro o anemia por deficiencia de hierro descubrió que las personas con esta afección contaban con una mayor irritabilidad en comparación con sus compañeros sanos.

Nuestro cabello está en continua regeneración, razón por la cual los pelos con los que nacemos no son los mismos que tenemos en la actualidad. Según varios estudios, cada pelo vive una media de 2 a 6 años y pasa por tres fases, conocidas como ciclo de vida capilar: crecimiento, estancamiento y caída. Aunque es complicado realizar una media, se calcula que una persona tiene unos cien mil pelos, y cada día perdemos de 50 a 150 cabellos, así que perder esta cantidad diaria es perfectamente normal. Sin embargo, cualquier cosa más allá de eso puede ser una señal de alerta que nos indica que tenemos niveles bajos de hierro.

Según un estudio realizado en 2019, el hierro, además de otros nutrientes, desempeñan un papel importante en el desarrollo del cabello. Razón por la cual la mayoría de las mujeres que sufren una gran pérdida de pelo también padecen una deficiencia de hierro, siendo muchos los estudios que han relacionado los niveles bajos de este nutriente con enfermedades como la alopecia.

El hierro tiene un papel fundamental en la producción de dopamina, una sustancia química que envía señales del cuerpo al cerebro. En la depresión, los niveles de dopamina son bajos. Asimismo, un estudio realizado en 2018 encontró que aquellos con síntomas depresivos tenían más probabilidades de tener anemia que aquellos sin depresión.

Tanto los celíacos como las personas que sufren la Enfermedad Inflamatoria Intestinal (EII) pueden tener dificultades en la absorción de nutrientes y, específicamente, en la cantidad de hierro que se absorbe de los alimentos en el intestino delgado. Estas condiciones fomenta la sobreproducción de un compuesto llamado hepcidina.

En niveles «saludables», la hepcidina ayuda a nuestro cuerpo a mantener los niveles de hierro. Pero demasiadas cantidades de este compuesto pueden conducir a una deficiencia de hierro. Por tanto, si padeciéramos una afección intestinal inflamatoria, es recomendable hablar con un médico acerca de nuestros niveles de hierro.

Por último, debemos tener en cuenta que el hierro de los alimentos de origen animal tiene una mayor biodisponibilidad, o lo que es lo mismo, que nuestro cuerpo puede hacer un uso más eficiente de él. Los alimentos de origen animal, especialmente la carne de vacuno y de cerdo, suelen contener el conocido como hierro hematológico, que el intestino delgado puede absorber directamente en el torrente sanguíneo. Sin embargo, el hierro de los alimentos de origen vegetal deben convertirse en el intestino primero, por lo que una gran parte del hierro se pierde en el proceso.