Una pescadera, tajante con lo que deben dejar de hacer los clientes cuando van a comprar: «No soy una máquina»
Si bien muchas veces los consumidores aportan cercanía e incluso momentos entrañables, otras tantas se convierten en una fuente constante de estrés
Una pescadera de Málaga desvela el pescado que usa para limpiar: «La piel es muy similar a la lengua de un gato»

Trabajar de cara al público conlleva un componente que no aparece en el contrato ni se mide en nóminas, la gestión emocional de las interacciones humanas. Si bien muchas veces los clientes aportan cercanía, complicidad e incluso momentos entrañables, otras tantas se convierten en una fuente constante de estrés. Malos modos, prisas, faltas de respeto y una alarmante falta de empatía hacia quienes, desde el otro lado del mostrador, tratan de hacer bien su trabajo. Esto es precisamente lo que ha querido visibilizar Noelia, más conocida en redes como 'Noe la peskaera', una pescadera que trabaja en el Mercado de Salamanca, en Málaga, y que ha decidido alzar la voz para contar, sin tapujos, cuáles son las actitudes que más le molestan de algunos clientes.
Entre las «cosas que me molestan en la pescadería», una de las que más le irritan son «las personas que tienen mucha bulla comprando», aludiendo a ese tipo de cliente que entra como un huracán exigiendo que todo se haga en tiempo récord. «Yo entiendo que tengas que entrar a trabajar, que tengas que dejar a los niños en el colegio, que tengas que cuidar a tu madre, que tengas que hacer mil cosas, pero es que yo no soy un robot, yo no soy una máquina», explica. «Yo te atiendo con mis dos manos que tengo, con mis posibilidades y con mis capacidades. No vengas con bulla y a meterme bulla», añade, visiblemente enojada.
@noelapeskaera Recalco que es una OPINIÓN y habrá personas que estén de acuerdo y personas que no, pero yo me he quedado agusto! gracias familia 🩵🐟 #fyp #viral #parati ♬ sonido original - Noe la peskaera
Otra de las cosas que más le molestan es la falta de respeto en los turnos. «Las personas que llegan las últimas y se quieren colar las primeras», denuncia. «Lo siento pero es que también hay una persona que lleva esperando 15 minutos para nada más que cuatro mejillones. Y está esperando y se calla porque es una persona educada».
Pero si hay algo que le «da más coraje», como dice ella misma, es la actitud despectiva de algunos clientes durante su turno. «Que tú estés con un pinganillo, que estés hablando por teléfono, que estés hablando con fulanita de tal… Vamos a ver, termina de hablar conmigo, que te voy a robar dos minutos, tres minutos, que te estoy prestando mi atención para atenderte, y ya hablas con quien te dé la gana, ¿no? ¿Qué falta de respeto es esa? Es que no puedo, de verdad», manifiesta. «No veo normal que tú me parees a mí la venta y a las personas que están detrás esperando porque tú estés hablando por teléfono», añade.
«No te estoy pidiendo nada del otro mundo»
Más allá del trato directo, hay detalles del día a día que desquician a la creadora de contenido: «Otra cosa que me molesta mogollón. Mi pescadería tiene ticket, ¿por qué los tickets los tiráis al suelo?». Y aclara: «Hay canastillas, hay letreros enormes que pone 'Tickets aquí'». Para ella, no se trata de un simple papel, sino de respeto al espacio de trabajo. «Entiendo que si no te das cuenta y toca despacharte me des el ticket en la mano. A mí no me importa, yo te lo cojo, porque yo tengo basura y lo tiro, pero no me lo tires al suelo», insiste.
También le resulta incomprensible que haya quien pregunte el precio de un producto «que tiene delante con el precio así», dice, señalando con las manos el tamaño de los carteles. «Es que encima pongo los precios grandes, sobre todo para las personas mayores que no ven bien, para que veáis bien los precios… es que no sé qué quieres que te responda».
Y como guinda del pastel, la creadora de contenido habla de «las personas que la cuenta es 23,30 y quieren que les cobre 23». «Vamos a ver, si es 23,30 es 23,30. Si un día te falta un pico, no pasa nada, pero ¿por qué siempre te tengo que quitar el pico de las cuentas? Es que a mí me cuesta dinero», confiesa y añade: «Entre que no te cobro bolsa, no te estoy cobrando táper y no te estoy cobrando el servicio que estamos dando, que ya es demasiado, dame el pico. Te estoy pidiendo 30 céntimos, no te estoy pidiendo nada del otro mundo».
«Creo que son cosas básicas. Habrá gente que le moleste, gente que esté de acuerdo y gente que no, pero yo opino así. Y como esto está para opinar, pues ya lo he soltado. Me he quedado a gustísimo», concluye.
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