Una joven con un tumor en la cabeza se sincera sobre lo primero que pensó cuando recibió la noticia: «Recuerdo ir por...»

Así fue precisamente el caso de la usuaria de TikTok @celiamrr, una joven que recientemente ha compartido en redes cómo cambió su perspectiva tras recibir la noticia de que tenía un tumor maligno e incurable en la cabeza. En su vídeo, Celia reflexiona sobre los arrepentimientos que surgieron al enterarse de su enfermedad y cómo esto la llevó a repensar su vida.

«Me voy a ir de este mundo sin saber hacer cine», fue lo primero que pensó al recibir el diagnóstico. Desde hace tiempo, explica, tenía el sueño de dedicarse al séptimo arte, pero las dificultades económicas le impidieron perseguir su meta. En el vídeo, admite sentirse frustrada por no haber hecho lo que realmente quería. «Me rayé muchísimo porque literalmente sentía que había estado perdiendo el tiempo sin hacer lo que de verdad me gusta», confiesa.

Lo que más le impactó, sin embargo, fue el hecho de tener que enfrentar su muerte de manera tan abrupta. «Cuando llega ese momento en el que te das cuenta de que igual no existe un futuro para ti, todo cambia», explica Celia, a quien el cáncer obligó a ver su vida desde otra perspectiva y a darse cuenta de que, en realidad, nadie tiene garantizado el futuro.

«Lo único que nos diferencia de un enfermo terminal es que ellos son conscientes de que tienen su cuenta atrás activada, pero es que tú también, todo el mundo tiene su cuenta atrás activada», reflexiona en su vídeo. Para ella, es sorprendente que las personas vivan como si fueran eternas cuando, en realidad, todos tenemos una fecha límite.

Tras asimilar el diagnóstico, comenzó a valorar aspectos de la vida que antes pasaban desapercibidos. Celia relata cómo empezó a apreciar los olores, los sonidos y los pequeños detalles cotidianos. «Pasaba por las calles y pensaba 'es que igual no vuelvo a pasar nunca más por aquí'», confiesa.

A pesar del difícil pronóstico, Celia no ha renunciado a sus sueños. Hoy, estudia cine y aunque reconoce que su vida es un «desastre» en muchos aspectos, lo afronta con una actitud optimista. «¡Qué bien me lo estoy pasando!», afirma con entusiasmo.

En su reflexión final, Celia ofrece una enseñanza importante: «Da igual a dónde lleguemos, lo que debe preocuparnos es si estamos disfrutando del camino, porque es lo único que existe, lo que estamos viviendo aquí y ahora».