El método de un hombre de 61 años para conseguir que su cuerpo aparente tener 20 años más joven

Pascoe se dedica a tiempo completo a 'biohackear' su cuerpo, buscando tanto prevenir enfermedades como mejorar su longevidad. Su régimen incluye desde ejercicios intensivos hasta un cuidado meticuloso de su dieta, enfocándose en consumir alimentos orgánicos y evitar carbohidratos simples, según menciona el 'New York Post'. Además, incorpora rutinas como saunas infrarrojas y exposiciones al frío, las cuales, dice, reducen la inflamación en su cuerpo y fortalecen su sistema inmunitario.

Pascoe, quien es un ingeniero de sistemas retirado de Michigan, suele contrastar su método con el de su rival multimillonario, Bryan Johnson, quien invierte cerca de dos millones de dólares anuales en su propio régimen. En una reciente entrevista concedida al citado medio, Pascoe destaca que su enfoque no solo es más económico, costando aproximadamente 30.000 dólares anuales, sino también más efectivo.

Tanto Pascoe como Johnson son figuras destacadas en el ámbito del 'biohacking', que busca manipular y entender los procesos biológicos para ralentizar el envejecimiento. Mientras Johnson se inclina por tratamientos médicos costosos y pruebas frecuentes, Pascoe promueve un enfoque que, aunque todavía implica una inversión significativa, se centra más en cambios de estilo de vida y prácticas de salud preventiva, incluyendo pruebas regulares de sangre y ADN, y el uso de tecnologías como mantas electromagnéticas.

Pascoe ha criticado abiertamente en más de una ocasión los métodos extremos empleados por personas como Johnson, que incluyen infusiones de sangre y dispositivos para monitorear erecciones. Sugiere que su enfoque, basado en prácticas bien establecidas de bienestar, es más seguro y viable para lograr una longevidad sostenible.

Sin embargo, todo este debate también ha generado un fuerte escepticismo entre la comunidad científica. Expertos como la doctora Jennifer Gunter, en una reciente entrevista con el 'Daily Mail', cuestionan la efectividad de estos métodos, destacando la falta de evidencia estandarizada y los posibles sesgos en los reportes de estos 'biohackers'.