Un francés que vive en España se pronuncia alto y claro sobre los prejuicios que tenemos de ellos: «Eso no se hace»

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Jorge Herrero

Uno de los tópicos más extendidos en España es que los franceses no tienen buenos hábitos de higiene. Clem, que al principio se muestra algo reticente a aceptarlo, admite que ha vivido experiencias en pisos compartidos con compatriotas que podrían dar pie a este prejuicio. Según relata, algunos de sus compañeros solían bañarse solo una o dos veces por semana.

Sin embargo, asegura que esta no es la norma general y menciona que, en su caso, se ducha dos veces al día, como muchas personas en su entorno familiar y social. A modo de contexto, también menciona un estudio que apunta que el 25% de los hombres franceses no cambian de ropa interior diariamente, un dato que quizás alimenta aún más este estereotipo.

Otro de los clichés que Clem destaca es la supuesta tendencia de los franceses a juzgarlo todo. En este caso, no se esfuerza demasiado en desmentirlo, ya que reconoce que en Francia las opiniones y críticas están a la orden del día.

Ligado a lo anterior, Clem confirma otro prejuicio: los parisinos son antipáticos. No obstante, aclara que esto no aplica a toda Francia, ya que en regiones como el sur, de donde él es originario, la gente es mucho más abierta, amable y habladora.

En cuanto a la supuesta arrogancia francesa, Clem reflexiona que puede ser más una cuestión de primeras impresiones. Según él, los franceses pueden parecer fríos o distantes al principio, especialmente si se les compara con la efusividad y contacto físico de los españoles, que son más comunes incluso entre desconocidos. Sin embargo, afirma que una vez se establece una relación más cercana, los franceses son igual de cálidos y abiertos.