Una española que vive en Suiza cuenta lo que hace para ahorrar cobrando el sueldo mínimo: «Para los que decís que es mentira»

En el vídeo, que acumula más de 103.000 reproducciones, Sara lanzó una pregunta que dejó boquiabiertos a sus seguidores: «¿Qué he hecho para ahorrar 9.000 francos en 3 meses?», una cantidad que equivale a unos 9.500 euros. Lejos de ser una hazaña sencilla, Sara explicó los sacrificios personales que tuvo que hacer para conseguir ese objetivo. «Me he jodido mucho porque he estado tres meses durmiendo en un sofá para ahorrarme dinero en el alojamiento», confesó la joven, revelando el primero de una serie de desafíos a los que se enfrentó para minimizar sus gastos.

Además de dormir en un sofá, Sara también compartió habitación, no una casa completa, lo que redujo aún más sus gastos: «Comparto habitación, no casa, habitación». Una medida que le permitió mantener su presupuesto bajo control en un país donde los alquileres suelen ser astronómicos.

No obstante, el esfuerzo de Sara no terminó ahí, para incrementar sus ingresos, decidió trabajar aún más. «He tenido dos trabajos durante un mes, es decir, he estado un mes entero sin librar yendo a trabajar de lunes a domingo», explicó. Esta decisión, aunque agotadora, le permitió destinar todo el dinero ganado en su segundo empleo para cubrir los gastos más esenciales. «Dije, con el trabajo del fin de semana el primer mes me voy a pagar el alojamiento y la comida y no toqué ni un euro de la nómina», detalló, mostrando la disciplina financiera que mantuvo durante todo el proceso.

Aunque en Suiza las propinas pueden representar una fuente extra de ingresos, Sara aclaró que el verdadero truco fue su autodisciplina. «Es verdad que donde yo trabajo nos dan buenas propinas, pero no he ido de fiesta, no me he comprado ropa, ni me he comprado cosas que no necesitaba, no he salido a cenar ni a comer nunca», afirmó. En lugar de gastar en ocio o lujos, optó por actividades gratuitas o de bajo coste: «He hecho otro tipo de planes. Me he ido al supermercado, he comprado comida, me he ido a hacer una barbacoa al lago, he ido a hacer trekkings a la montaña, sobre todo al lago básicamente».

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A pesar del orgullo que siente por haber alcanzado su meta, Sara no ocultó el cansancio acumulado tras meses de esfuerzo ininterrumpido. «Estoy muy orgullosa, estoy muy cansada, tengo unas ganas de dormir en una cama que no os podéis hacer una idea... Madre mía el sofá cama...», comentó con ironía, dando a entender lo duro que fue su experiencia. Incluso relató cómo su maleta, que utilizaba como pata para sostener el sofá cama, terminó rompiéndose: «La pata de mi sofá es básicamente la maleta y como me subo aquí encima para dormir se ha roto la puñetera maleta».