Deja su vida en Valencia para mudarse con sus cinco hijos a un pueblo de Teruel y sentencia: «Cumplimos las expectativas y aquí seguimos»
Hace casi una década, Eli decidió instalarse en Allepuz, una pequeña localidad aragonesa, junto a sus cinco hijos y su marido
El pueblo más barato de Aragón para comprar vivienda en 2025: 8.000 euros por casi 200 metros cuadrados
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Iniciar sesiónEn las últimas décadas, la falta de oportunidades laborales, servicios básicos e infraestructuras ha ido mermando a los pequeños hábitats rurales de nuestro país. Son muchos los que, desde hace unos años, han decidido dejar su vida en estas zonas, comúnmente llamadas «España ... vaciada», para mudarse a las grandes urbes. Un éxodo progresivo de población que ha generado un grave desequilibrio demográfico, poniendo en peligro la subsistencia a medio y largo plazo de muchos de estos pueblos.
Para paliar esta situación, muchos municipios han comenzado a implementar iniciativas para tratar de revertir esta emigración masiva. Entre las ventajas que ofrecen frente a las grandes ciudades y con las que pretenden atraer a nuevos vecinos, destacan distintas ofertas de vivienda a bajo coste y oportunidades de empleo garantizadas, así como la tranquilidad y el ritmo de vida mucho más pausado.
Aunque son pocos los que abogan por esta nueva forma de vida, alejada del bullicio de las grandes urbes españolas, otros tantos han encontrado en este entorno rural el lugar ideal para asentarse. Es el caso de Eli y su familia, que hace ya casi una década decidieron dejar su ajetreada vida en Cullera, Valencia, para mudarse a Allepuz, un pequeño pueblo de Teruel que apenas supera los 120 habitantes (INE), donde regentan ahora el bar local.
Se mudó a un pueblo de Teruel con su familia y fue «la mejor decisión de su vida»
Allepuz es una de esas localidades de lo que se conoce como la «España vaciada». No obstante, lejos de ser un suplicio el cambio de la gran ciudad a la sierra, para Eli, su marido y sus cinco hijos mudarse desde el municipio valenciano, de más de 20.000 habitantes, hasta el pequeño pueblo aragonés fue «la mejor decisión de su vida».
La familia hizo las maletas y se instaló allí hace más de ocho años con la intención de ocuparse del único bar del municipio. «Veníamos buscando un poquito este tipo de vida, una vida de tranquilidad y en un sitio en el que conociéramos a todo el mundo, entonces cumplimos las expectativas y aquí seguimos», contaron en una entrevista en 'La tarde de COPE' que recogió el pasado enero 'La Linterna'.
Para este matrimonio y sus hijos fue una determinación que les cambió la vida, aunque más aún para Allepuz. El pueblo llevaba un tiempo tratando de atraer a nuevas familias para que no cerrasen el colegio del pueblo y la llegada de estos valencianos fue la mejor noticia que les podían dar. «A nosotros nos venía muy bien salir de la ciudad y a ellos muy bien que llegáramos al pueblo», contó Eli en una entrevista para ABC el pasado 2023.
Ahora, casi una década después, instalarse en este pueblo al borde de la desaparición se ha convertido en la mejor decisión que tomó. No fue una iniciativa fácil, aunque ocuparse del local de un pueblo aislado le ha dado muchas alegrías: «Es el centro de reunión de todo el pueblo. Todas las mañanas todo el mundo baja por el pan, porque no hay panadería en el pueblo, no hay tienda. A la hora del pan todo el mundo va al bar a tomar el café o almorzar, y acaba siendo donde te enteras de todo lo que pasa en el pueblo».
Otros pueblos españoles han seguido el ejemplo de Allepuz
Otro de los pueblos que ha tratado de atraer a nuevos residentes para mantener la estabilidad de la zona es Horcajo de la Ribera, un pueblo de la sierra de Gredos, en Ávila. Allí, en 2010, la Asociación Santiago Apóstol adquirió una casa y la reconvirtió en una taberna para que se convirtiera en el único sitio de reunión de los vecinos del pequeño municipio, de poco más de 30 habitantes.
«El bar es ese punto neurálgico que posibilita que, gente que no nos vemos en Madrid porque vivimos a muchos kilómetros de distancia o en otras zonas, podamos charlar, hablar de nuestros hijos, hablar de nuestra familia, de nuestras inquietudes, de nuestros anhelos, de nuestros afanes y, por supuesto, tengamos ese rato de jugar a las cartas», contó Rufino Hernando, miembro de la Asociación, sobre la importancia del local en el pueblo en una entrevista en la Cadena COPE el pasado mes de enero.
La situación cambió en noviembre, cuando la familia que regentaba el bar tuvo que cerrarlo por motivos personales, dejando huérfanos a los habitantes del pueblo. Empezó entonces una campaña para que alguien siguiera el ejemplo de Eli y su familia en Allepuz y cogieran el relevo para mantener el negocio en Horcajo de la Ribera: «Es verdad que entre semana habrá menos gente, pero el bar es fundamental para que el pueblo no muera, no desaparezca definitivamente», reconocía el propio Rufino.
Para este residente habitual, las familias que han estado al frente del bar «han vivido un poco en esa situación y yo no pienso que les haya ido mal». «Hay que tener en cuenta que tampoco hay competencia, no hay otro bar. La búsqueda no va por el aspecto económico, nosotros queremos mantener a toda costa el pueblo abierto, no queremos un pueblo despoblado», contó este hombre hace varios meses, en una petición desesperada por atraer a nueva gente hasta el municipio para regentar el establecimiento.
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