Un adolescente vive en un tren desde hace dos años y no se arrepiente de gastar 10.000 euros anuales: «Me da la libertad»

Se desconoce si esta idea rondaba por la cabeza de Lasse Stolley desde hace mucho tiempo pero lo cierto es que muchos admiran ahora a este joven alemán de 17 años que hace poco más de un año decidió llevar una vida un tanto peculiar y, lo más importante entonces, pudo convencer a sus padres de ello. Así lo ha contado recientemente en su cuenta de Instagram, lo que le ha llevado a ser noticia por todo el mundo.

«¡Soy Lasse, tengo 17 años y me encanta viajar! Vivo en el tren desde el verano de 2022 y he cambiado mi residencia permanente por una BahnCard 100 de 1ª clase», aseguraba él en su reciente post haciendo referencia a un billete de tren alemán que permite viajes ilimitados en todos los trenes del servicio ferroviario alemán. Lleva ya más de 635.000 kilómetros sobre raíles.

En el mismo post, Lasse relataba que «vivir en un tren me da la libertad de decidir adónde quiero ir en cualquier momento» y ponía un ejemplo para dar envidia sana a muchos: «Desayuné en el Mar Báltico por la mañana y disfruté de la puesta de sol en los Alpes por la noche». Para él las posibilidades que le ofrece este estilo de vida «¡son infinitas!». Así es su día a día, que también cuenta en una web personal plagada de detalles.

El billete ilimitado que utiliza Lasse, que muchos lo conocen como el ocupante de trenes, es de los más exclusivos que existen: tiene un precio anual de unos 10.000 euros y le permite viajar gratuitamente por todos los raíles del país, usando servicios regionales y metropolitanos pero también la alta velocidad. El 'Bussiness Insider' ha hablado recientemente con él, que estima que recorre unos 960 kilómetros al día: con una aplicación va planificando sus rutas.

A sí, entre sus rutinas está la de dormir aprovechando los viajes nocturnos, a veces en camarotes privados, otras en habitaciones compartidas y si hace falta en los asientos, pero siempre con auriculares para tener menos ruido. Desayuna en el vagón comedor y no tiene ningún reparo en lavar su ropa en lavabos con los que se encuentra en su día ni en ducharse en piscinas públicas o servicios comunitarios.

Tampoco tiene grandes problemas por ello ya que lleva el justo equipaje: salió en verano de 2022 de su ciudad natal, Fockbek, con cuatro camisetas, dos pantalones y algo de ropa interior enfrascadas en una mochila de 36 litros. «Cambié la abundancia de posesiones por el minimalismo», confiesa en su blog. Lleva además una manta para el cuello y una manta de viaje.

Como viaja en primera clase, tiene cómodos servicios que aprovecha mientras viaja. Porque Lasse, como algunos se deben preguntar, tiene un empleo. Él es programador para una start-up de aplicaciones móviles y puede trabajar a remoto con lo que puede enchufar su portátil desde su butaca e ir trabajando: si consigue asiento con mesa todavía lo hace mejor. Además, su vida sobre raíles le permite también visitar monumentos turísticos, hacer senderismo o viajar atractivos de todo tipo, como las imponentes auroras boreales escandinavas.

Con el sueño cumplido de su vida actual, a Lasse le quedan muchos planes de futuro, como el de poder trabajar en el sector ferroviario. Le encantaría asesorar a empresas de transporte, ya fueran operadoras de servicio o fabricantes de trenes.