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La defensa del título para olvidar las penas
El conjunto blanco debuta ante el Basilea, aún con la final de Lisboa presente en la mente de aficionados y jugadores
La defensa del título para olvidar las penas
Hace menos de cuatro meses, Íker Casillas levantaba la Champions League al cielo de Lisboa . Poco más de cien días que parecen siglos en la mente de los madridistas, que todavía recuerdan con anhelo el gol de Ramos en el 93 y la remontada ... en la prórroga ante el Atlético de Madrid. Nada parecido a lo que viven hoy, con una crisis de banquillo y de vestuario, con un equipo roto por las circunstancias y que no acaba de encontar su rumbo. Lo intentará en la Copa de Europa. Una vez más, los blancos se aferran a su competición para olvidar las penas.
La Champions es la solución. Siempre lo fue en el entorno blanco, también cuando Heynckes y Del Bosque ocupaban el banquillo y acabaron levantado, entre los dos, tres veces la copa. Un Madrid muerto en Liga, muy lejos de la lucha por el título , se volcaba en la competición que le ha llamado más la atención tradicionalmente.
La temporada no ha empezado bien para los de Ancelotti. No es ningún secreto que el equipo no acaba de funcionar y que necesita enganchar no solo varios resultados positivos, sino minutos de buen juego. La final de la Supercopa de Europa ante el Sevilla casi fue un espejismo de lo que puede ser el Real Madrid de esta temporada, que aún tiene que encajar sus piezas para rodar como debería. La intención era estar a tope para el derbi, pero el Atlético sacó a relucir los mayores problemas. Falta de unión, falta de entendimiento y el Bernabéu contra su capitán.
Los pitos hacia Casillas no han sentado nada bien en un vestuario que confía en el de Móstoles. Se consideran injustos porque no tuvo culpa en los goles del Atlético y Ancelotti volverá a ponerlo bajo palos ante el Basilea. Al mismo que conquistó la Octava, que se vistió de héroe en la Novena y que participó en buena medida en el camino hacia la Décima, pese a que fallase en la final.
Ahora el veredicto lo pondrá la grada, que deberá decantarse entre apoyar al capitán o ponerle un camino de espinas para conseguir su relevo también en Champions. En la competición que tan bien se le ha dado históricamente a los blancos y a la que, una vez más, se deben aferrar.
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