El Atlético asalta de nuevo el Bernabéu

El inicio de partido lo hubiera protagonizado Bill Murray y nadie se hubiera extrañado. Para variar, saque de esquina en contra del Madrid y gol del oponente. Si éste es el Atlético de Madrid, el mosqueo es al cubo. Se ha perdido la cuenta de los goles a balón parado que le ha hecho el equipo del Cholo a los blancos en los últimos derbis. Como siempre, Koke botó el córner y en esta ocasión fue Tiago, con la generosidad de Benzema en la marca, el que remató en el primer palo con café y puro inclusive. Inexplicablemente, el Bernabéu la tomó con Casillas, que no tuvo culpa ninguna del tanto y la más absurda guerra civil de la historia del madridismo vivió su enésima batalla: una mitad del campo abrasaba a Casillas con pitos y la otra silbaba a los que acusaban a Íker del gol encajado . Este verano se fue Diego López, sí, pero hasta que no sea Casillas el que haga el petate no se sacará la bandera blanca.

Mientras tanto, el Madrid, ajeno al sinsentido de su público, y enrabietado por la caraja inicial, se adueñó del balón y borró del campo al Atlético con sus mejores minutos del encuentro. Mediada la primera mitad, Cristiano empató de penalti, provocado por él mismo tras una clara zancadilla de Siquera sobre el luso. Benzema, en un mano a mano transparente desperdiciado por un mal control y en un cabezazo parado por Moya; y Bale, con un golpe franco también despejado por el buen portero colchonero, rondaron el segundo antes del descanso.

Las áreas, sobre todo la del Atlético, hábitat del Madrid en la primera mitad, desaparecieron en la segunda. Los blancos no le dieron continuidad a su espléndida media hora final del primer parcial y el Atlético reajustó líneas y puso los buenos en el campo (Arda y Griezmann). Mientras, Ancelotti contrarrestaba con Chicharito e Isco . No había color. El banquillo del Atlético era muy superior al del Madrid. Fiel reflejo del mal verano en la planta noble del Bernabéu.

Con el turco en el campo, el Atlético comenzó a rondar el área de Casillas y a llevar el pánico al Bernabéu. Los temores se confirmaron a falta de un cuarto de hora: Turan fulminó la red del mostoleño con un derechazo cruzado desde el punto de penalti. De ahí al final, estuvo más cerca el tercero del Atlético, en las botas de Griezmann y Raúl García, que el empate del Madrid. 1-2 definitivo, y gracias. No se puede vivir eternamente de la Décima Copa de Europa. Por muy Everest que sea la gesta. Sí, el Madrid ha cambiado Ancelotti: a peor, a mucho peor.