El bombero Ancelotti frente al pirómano Mourinho

«Carletto» conocía bien el mundo de la prensa y vino dispuesto a transformar cualquier circunstancia negativa del fútbol en una cosa normal. Quería anular la alarma mediática que genera lo que sucede en el Real Madrid . Piensa el italiano que no hay preguntas maliciosas, sino respuestas polémicas. Y dejaba claro que este Real Madrid no solo era Cristiano . Era mucho más. Un equipo. Y bien dirigido. Y sus declaraciones pausadas fueron el primer arma que esgrimió ante la plantilla para decir quien era. Ese sería su proceder en todo momento, con los periodistas, con los futbolistas, con los dirigentes y con el cuerpo técnico. «Se pueden decir todas las cosas con tranquilidad, sin agredir a nadie». Así lo ha hecho. El caso Casillas fue el primer ejemplo. Se ganó el respeto de los jugadores.

Nadie tiene el puesto fijo, que se lo digan a Isco . El plantel constató que las disensiones surgidas en el grupo por la gestión de Mourinho quedaban eliminadas ante el ambiente de armonía que generaba el nuevo jefe. Dejaba claro en sus charlas que todo lo que hacía era buscar el bien del equipo. Los profesionales comprobaron que Ancelotti buscaba un estilo de juego de ataque y sus pruebas dejaron claro que nadie tenía el puesto asegurado. Aquí no había preferidos, como se presumía desde el exterior. «No tendrá las agallas de Mourinho», escuchaba en septiembre el italiano. Pues las ha tenido. Sin estridencias. Isco comenzó como titular y perdió el sitio. Arbeloa se ha visto relevado cada semana por Carvajal en un ejemplo de competencia extrema que ha dado fruto. Nacho suplía bien la baja de Ramos como central.

«Sí, soy como del Bosque». Esa colocación del canterano era toda una respuesta a Mourinho, que pensaba en el chaval como lateral izquierdo. Del Bosque refrendó el acierto de Carlo, que lo hizo todo sin criticar a nadie, haciendo internacional al chaval. Ancelotti lo ha reconocido sin esa diplomacia que se le achaca: «Sí, soy parecido a Vicente del Bosque en la forma da actuar. Con respeto, sin molestar».

El Madrid recibía muchos goles y el míster tuvo sus momentos duros con Ramos, cuando el sevillano fue expulsado. También aleccionó a Benzema cuando soportó los pitos del Bernabéu por su presunta anarquía en el campo. La afición pidió a Jesé y a Morata en su lugar. Zidane se encargó de poner firmes a Karim. «Debes hacer tu trabajo defensivo, esto es el Madrid». Lo realiza. Lleva veinte goles.

En esa fase complicada del equipo, cuando sufría demasiados tantos en contra, el debut de Bale era otra prueba de fuego para este bombero que no paraba de apagar incendios de la época de Mourinho. ¿El galés tenía que jugar como fuese? Pues no. Lo que sí tenía asumido el responsable del equipo es que la calidad de Gareth es indiscutible. Debía de jugar siempre que estuviera en condiciones.

El fichaje debutó en Villarreal. Después ha entrado y salido del equipo por culpa de sus recaídas, consecuencia de su enorme musculatura y de su falta de pretemporada. Pero sus catorce goles y once asistencias han demostrado que el «allenatore» tenía razón.

Bale se merecía jugar. La llegada de Bale dejó sin lugar fijo a Di María . Y el enfado del argentino fue uno de los problemas más importantes que Ancelotti ha tenido que solventar. Dialogó con él. El representante del jugador lo puso en el mercado en enero. El técnico le dijo que contaba con él. Y le colocó como centrocampista izquierdo en el nuevo sistema el triunfador, el 4-3-3. Mano de santo. «San Carlo» ha hecho feliz a Di María.

El último dilema controlado es Jesé. El canario se merecía jugar y Carlo le ha dado protagonismo. Lo que no podía hacer era sentar a Benzema y a Bale, como le grada pedía. Los hechos también le han dado la razón. Ahora tiene a los tres a máximo nivel. Este italiano ha apagado todos los fuegos. Y lo hace con clase.

osé manuel cuéllar

madrid

Mourinho en su charco. Es decir, en el mismo charco en el que suele meterse un día sí y otro también. Lo que sea con tal de que suene su nombre (para bien o para mal, pero que suene) y así su ego se vea satisfecho. En Europa empiezan a estar harto de él porque como decía Churchill «se puede engañar a unos pocos durante mucho tiempo, a bastantes durante menos tiempo pero es imposible engañar a todos durante todo el tiempo».

Ahora le cae la tormenta a Special One, sobre todo desde que L’Equipe publicó una portada en la que desvelaban las fobias (muchas) y amores (cada vez menos) que levanta. El periódico francés publicaba «El ególatra» en portada con una foto en la que el portugués mostraba una de sus gestos más característicos.

El periódico le atizó a base de bien: «Wenger, Pellegrini, los medios... José Mourinho ataca a todo el mundo. Le adoran en Chelsea y le odian en cualquie otro lugar. Mourinho es como el Chelsea: elegante y fashion, provocador y subversivo». L’Equipe señala que el luso no dudó en bajarse el sueldo de 14 a diez millones con tal de fichar por el Chelsea y tener así la posibilidad de conseguir su sueño: lograr la Champions con un tercer equipo distinto.

L’Equipe analizaba también su relación con la prensa: «En Italia y en España la prensa no le soportaba más y en Inglaterra le aguantan porque es una fuente inagotable de titulares y noticias. Es ahí donde Mourinho se mueve como pez en el agua porque tiene un teatro incomparable donde él siempre es el actor principal, que es lo que más le gusta. A Mou le gusta Inglaterra porque la gente no le molesta fuera de los estadios».

Un parte interesante es cuando el periódico relata unas declaraciones del redactor jefe del programa Canal Fútbol Club de Canal Plus. Como se recuerda, el canal grabó una conversación de Mourinho en la que decía que su delantero Eto’o tenía «a lo mejor 35 y no 32 años. A saber cuántos tiene». Al respecto, hay que señalar que la ex novia del futbolista Anna Barranca, relató al diario The Sun que Eto’o tiene 39 años, y no 32 ni 35.

Mou montó en cólera al ver que se emitía una conversación en la que además decía que no tenía delanteros y que buscaba el fichaje de Falcao. Acusó a los periodistas de desvergonzados por grabar una conversación privada.

«Sabía que le grabábamos»

Lo curioso del caso es que, según declaraciones de Herve Mathoux, jefe del programa en cuestión: «No parecía ser una conversacion privada. Mourinho veía claramente que nuestra cámara estaba grabando en ese momento. Como no nos hizo la petición de no emitir esas declaraciones, nos pareció algo normal mostrarlas en nuestro programa de televisión».

Mourinho también salió por pies del Real Madrid cuando vio que no podía enderezar el vestuario y cuando la casi totalidad del Santiago Bernabéu silbaba su nombre cuando anunciaban su nombre por megafonía.