Ozil se molestó cuando Ancelotti lo sustituyó contra el Granada

No es el primer síntoma de malestar de un futbolista que amenaza con abrir otra crisis en el seno de un vestuario agitado por el envenenado debate de la portería. Como se vio ayer en Granada, sus hombres van asimilando el estilo de juego que pretende Ancelotti, pero al italiano se le multiplican los fuegos por apagar.

La causa del descontento de Ozil es su pérdida de protagonismo en el juego ofensivo madridista. La estelar irrupción de Isco en el equipo y la regularidad de un Modric que cada vez se siente más seguro lo han desplazado a una banda, donde no brilla tanto como mediapunta centrado. Las informaciones sobre el inminente fichaje de Gareth Bale alimentan las perspectivas negativas de uno de los mayores talentos de la plantilla. Al contrario que Di María, que ha reaccionado ante ellas reivindicándose con su juego, el 10 madridista ha caído en la melancolía.

Primera opción para el cambio

Ozil ha sido titular en los dos partidos de Liga que lleva disputados el equipo blanco, pero ambos los ha acabado en el banquillo. El alemán sigue lastrado por su falta de fondo físico, que le impide mantener el tono durante los noventa minutos. Ya en la época de Mourinho solía ser una de las primeras opciones para irse al banquillo, pero, al contrario de lo que sucedía entonces, el alemán tenía la tranquilidad de ser el único jugador de su perfil en la plantilla. En el Madrid de Ancelotti ya no es el único capaz de inventarse un pase imposible y de encontrar el resquicio en las defensas rivales.

Al exjugador del Werder Bremen le quedan todavía esta y otras dos temporadas de contrato y algunas informaciones recientes han señalado un supuesto interés del Manchester United en su fichaje. También se ha publicado en los últimos días que le ha pedido un aumento de sueldo a la directiva madridista y esta lo ha descartado. Sean cuales sean las razones, el mohín de anoche dejó claro que algo le pasa a Ozil.