liga bbva | jornada 2
Real Madrid: medio partido de oro, medio partido de plomo
Los de Ancelotti aprovecharon su gran primer tiempo para sentenciar el choque ante el Granada
josé manuel cuéllar
Se perdió la muchedumbre en un escándalo monumental con el asunto de que jugaba Diego López en vez de Casillas . Y en la ceguera e ira de los partidistas de unos y otros se olvidaron de lo esencial: que Ancelotti había prescindido de pivote ... defensivo alguno y había metido a Modric e Isco por delante de la defensa, Di María en la banda y Ozil en su hábitat de cazador natural. Equipo al ataque con todo. [Narración y estadísticas]
Era la primera vez en mucho tiempo (casi desde que Granero se alineara junto a Xabi Alonso) que el Madrid salía con dos jugones en la creación del balón , deshabilitando esa mentira que se han inventado los resultadistas de que uno de los pivotes tiene que ser destructor. En aquella ocasión, el Real le metió un baño al Barça que todavía está buscando el balón. Luego, claro, Mourinho se cargó ese doble pivote y volvió a lo suyo, músculo basto y grosero. Ayer, Ancelotti salió con una serie de futbolistas de toque en los que apenas hacía falta robar porque el balón era siempre madridista. [Las mejores imágenes del Granada-Real Madrid]
Con este esquema, el Madrid jugó de fábula durante mucho tiempo, el que le duró el físico . En este tiempo marcó un tanto, consiguió un segundo (golazo), anulado por un tecnicismo pero, sobre todo, el equipo dejó una sensación de poderío y autoridad sobre el campo que hace tiempo que no se le veía.
Equipo sin balón
El Granada, un equipo correcto, con algunas buenas individualidades, apenas salió a flote porque no encontró el esférico. Sin posesión, se vio abocado a defenderse, y lo hizo como pudo, echando mucho sudor y cantidad de pulmones en correr detrás del Madrid, que le acosaba por todos lados.
Si los de Ancelotti no finiquitaron tan bella obra de arte fue porque Cristiano no apareció y, cuando lo hizo, estuvo poco fino , torpe en el remate y esquivo con el balón, peleado con los musculosos defensores granadinos y sin acierto ante Roberto. A pesar de todo, su combinación con Benzema (aunque fuera en un error en el control de CR) dio el gol al Madrid.
El equipo madridista tuvo dos motores incombustibles en ese primer periodo: uno fue Modric, robando, creando y habilitando, asociándose con Isco para que la pelota saliese limpia y con criterio de atrás, como si en vez de estar un Xabi Alonso atrás, estuviesen dos. Pero, sobre todo, el Madrid contó con Di María, que ha oído rumores de marcha y ha crispado el gesto . Como si estuviera en permanente estado de revista, en un continuo examen, Di María se comió el campo, el balón y al Granada entero, con un afán de protagonismo que le hizo estar hasta donde no debía, tal ganas de quedarse de blanco tiene. Solo con su galopada continua, con sus asistencias y con su sociedad con todos y cada uno de sus compañeros al Madrid le dio para dejar al Granada bajo mínimos. De hecho, los andaluces apenas pudieron inquietar a Diego López , y las pocas veces que lo hicieron tanto el portero gallego como Arbeloa estuvieron al quite con oportunidad y mucha rapidez.
Buscando aire
Cierto es que los de Ancelotti fueron de más a menos: el calor, el césped seco y alto, el principio de temporada... Todo el equipo se vino abajo aunque el Granada, también muy exigido, apenas pudo aprovecharse del tremendo bajón madridista.
El cansancio vino a animar el partido y también a los de Alcaraz porque el Madrid se derrumbaba, muy asfixiado por la cantidad de aire dejado en el empeño y también por tener la moral tocada al no haber dejado finiquitado aquello cuando podía.
En el meridiano de la segunda parte, ambos buscaban agua como desesperados pero, allí donde debía imponerse la calidad del Madrid, el Granada niveló con seriedad en todas las líneas y con un tremendo sacrificio que compensaba el mayor talento de los visitantes, con mucho toque en el terreno de juego. Viendo el percal, Ancelotti reaccionó con viveza y metió a Casemiro en el campo para dar solidez abajo y algo más de pulmones a un medio campo que se le venía abajo, jugando en el alambre.
En el tramo final ya no hubo fútbol, solo acciones individuales, agotados todos y a expensas los dos equipos de algún error que nivelase el partido o lo sentenciase. El Granada tuvo su ocasión en un penalti realizado por Casemiro, pero el árbitro se hizo el sueco .
Real Madrid: medio partido de oro, medio partido de plomo
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