Zarzuela
Lucía Marín: «Ser directora de orquesta en España aún es excepcional»
La linarense se pone al frente de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla para dirigir 'La verbena de la paloma' de Tomás Bretón en el teatro Maestranza
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Junto al camerino de la directora de orquesta Lucía Marín, una soprano hace voz y se oyen sus escalas, mientras la frenética actividad en el Teatro de la Maestranza anuncia el comienzo de un ensayo general en breve. Y es que el coliseo sevillano pone ... en escena la zarzuela de Tomás Bretón 'La verbena de la paloma', una de las grandes obras del género chico, que en Sevilla va a dirigir al frente de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla la directora de orquesta Lucía Marín (Linares, 1982), siendo la primera mujer que realiza este cometido en este coliseo.
-Vuelve usted a Sevilla, donde estudió. Debe parecerle todo muy familiar.
-Me paseo por Sevilla y pienso que esto no puede ser verdad. De hecho, mi primer recuerdo de una ópera en vivo es ver en este Teatro de la Maestranza a Emilio Sánchez enganchado a cuatro metros de altura cantando el 'Monostatos' de 'La flauta mágica' con Josep Pons en el foso. A mi aquello me dejó obnubilada. Recuerdo la sensación de pensar: ¿Qué habrá que hacer para actuar en el Maestranza? Y ahora, veinte años después, estoy aquí, actuando en este teatro.
-En 2009 le dieron el premio 'Andaluces del futuro'
-Sí, aquello fue muy importante. Me lo entregó el entonces alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín, que es gran melómano, y aquello fue vital, porque era un premio con dotación económica, y yo me guardé el dinero y con el me fuí a estudiar a Estados Unidos y fue la llave maestra para continuar.
-Hablamos de los techos de cristal para las mujeres, pero en su oficio deben ser de hormigón.
-Lo que ocurre es que esos techos son absolutamente transparentes, son como el aire, y cuando hay cosas que parecen obvias y no suceden, al cabo del tiempo y con perspectiva te das cuenta que ese techo estaba ahí puesto, pero no se veía. Yo ahora, después de mi debut en 2014 con la Orquesta de Córdoba, empiezo a ver con perspectiva que las cosas estaban ahí, pero es verdad que el contexto social de los últimos tiempos ha originado otras oportunidad.
-Ha debido ser duro y a veces frustrante, imagino.
-Pues la verdad es que sí, pero yo creo a ciencia cierta en la música como un motor transformador de la sociedad, como me transformó a mí. Estoy segura de que todos los que vean 'La verbena de la paloma' salen transformados, porque la música nos une y crea únicas relaciones entre nosotros. En 2009 no hubiera dicho esto, pero ahora sí digo que creo que en la dirección de orquesta española estamos haciendo justicia para el pasado. No nos podemos olvidar de Dolores Marcos, Elena Romero, María Rodrigo y otras directoras españolas que abrieron camino y fueron pioneras. Nosotras hoy somos justicia para el pasado, justicia para el presente y abrir horizontes a las generaciones que vienen, y eso le da sentido a todo.
-De Linares a dirigir en Australia una orquesta. El camino es complicado y curioso.
-Yo estudié en las Esclavas de Linares y me dijo una vez una monja que con once años le dije que quería ser directora de orquesta, pero yo de eso no me acuerdo. Mi carrera se forjó poco a poco, lo que tenía era una gran atracción por la música. En mi familia hay antecedentes, pero no directores. En 1926 había una tía abuela que era profesora de piano y yo recuerdo en casa de mis tías un piano que yo tocaba sin llegar siquiera a las teclas. La música y el arte estaban muy presentes en mi familia y mis padres me alentaron a hacer lo que me apasionaba. Recuerdo ir al conservatorio ilusionadísima. Luego hice la carrera de piano, y lo que me di cuenta es que me gustaba tocar con los demás. Un día me dieron un saxofón en una banda y fui feliz. A partir de ahí me percaté de que me gustaba la figura del director y con doce años en lugar de cromos, compraba partituras de Mahler que probablemente no podía ni seguir. Estaba deseando salir del instituto para irme a tocar el piano.
-¿Tuvo fortuna con sus maestros?, porque son fundamentales en cualquier carrera.
-Sí, sí, mucha. Ellos me marcaron el camino. Primero la catedrática linarense que está en Córdoba María Ángeles Gallardo, que fue la primera persona que con 14 años me dijo que podría ser profesional de la música. Me aconsejó ir a estudiar con José Morales, que era alumno de la gran maestra Pilar Bilbao, con quien luego estudié en Sevilla. Ella es una de las grandes maestras de la música española y fue quien me dijo: «Ves el piano como una orquesta».
- Y estudió dirección con el maestro García Asensio.
-En el año 2000 hice con el maestro García Asensio el primer curso de dirección. Era muy duro, me fui a estudiar con él al Centro de Música del País Vasco. Él me instó a dirigir por primera vez una banda, y recuerdo que era muy difícil controlar las destrezas técnicas, y no fue mal la primera experiencia, creo que fue grata, y García Asensio me enseñó a encauzar todas esas destrezas.
-¿La dirección de orquesta además de técnica necesita también intuición?
-Absolutamente, pero entendiéndola como una fórmula del conocimiento de la verdad que va más allá del intelecto. Una partitura no es sólo lo que esta escrito, sino también el significado que eso tiene y el contexto histórico que se escribe. Un punto en Schubert no es lo mismo que un punto en Bartok. Al ponerte delante de una partitura tienes que intuir la estructura musical. Dirigir es el equilibrio perfecto entre dar y recibir, y eso sólo sucede a través de la intuición. Aquí en el Teatro de la Maestranza, dirigiendo 'La Verbena de la paloma', hay que aunar todas las sensibilidades de foso, técnicos, músicos, cantantes para unificar y que salga un espectáculo único.
-Leo en su biografía que fue la primera mujer española en dirigir en Australia, la primera mujer en dirigir en España una 'Traviata' y la primera mujer en dirigir zarzuela en el Teatro de la Maestranza. ¿No da un poco de vértigo ser primer mujer en tantas cosas?
-Sí, da vértigo, pero a la vez es apasionante, porque eso debería haber sucedido hace tiempo ya. Me siento muy honrada y orgullosa y para mi es un honor ir abriendo camino y tener oportunidad de recibir la confianza de tantas orquestas y teatros.
-Y ahora dirige usted 'La verbena de la paloma', de Tomás Bretón, primero en el Teatro de la Maestranza de Sevilla y luego en el Palacio de Festivales de Santander. ¿Diría que es una ópera bufa?
-Sí, sí lo es, y en ella se encuentran reminiscencias 'mozartianas' y 'rossinianas'. Bretón era un erudito y hace una obra maestra en esta 'Verbena' cuya característica fundamental es la frescura. Él quería ser compositor de ópera y de sinfonías, pero hay un momento en que en su madurez, lo que hace es ponerle ritmo y música a la vida cotidiana que hay en Madrid.
-En la música hay un especie de reverencia con el maestro. ¿Sigue siendo así con usted como mujer?
-Yo soy maestra, y al ser mujer no sé cómo me habría tratado una orquesta si con las mismas cualidades y sensibilidad hubiera sido un hombre. Me gusta pensar que nos cuidan, porque dentro de estos colectivos de élite que son las grandes orquestas también hay ya muchas mujeres, y el respeto por el trabajo y el ejercicio de esta revolución callada que se debe hacer a diario en favor de la igualdad no sólo consiste en dar oportunidades en puestos visibles como en la dirección de orquesta, sino también en todas las capas. Es difícil, se está consiguiendo, pero queda mucho por hacer.
-¿Ha podido formar una familia?
-Sí he podido, pero la carrera de dirección es una vocación casi religiosa. No tengo hijos porque cuando le planteé a mi marido si teníamos hijos, estaba claro que no podía dedicarme al cien por cien, y se lo he dado todo a mi profesión. Hay un coste vital, es así. Conozco colegas, mujeres directoras que lo han logrado, y me alegro por ellas.
-¿Es verdad que hay un desgaste físico cuando se dirige a una orquesta?
-Sí, sí lo hay, sobre todo a lo largo del proceso de ensayos. Es muy habitual, sobre todo en este tipo de producciones que nos encontremos el resto del elenco en el gimnasio más cercano al teatro, porque las artes escénicas es casi como ser un deportista de élite. Yo hago deporte para liberar la mente y tener más capacidad de creatividad.
-Los caballeros que dirigen tienen reglado el atuendo, ¿qué ocurre con las mujeres?
-Que nos situamos donde nos sentimos más cómodas. Históricamente parecía que el mercado de la música nos demandaba estar ataviadas más masculinas que en la vida cotidiana, pero afortunadamente eso se está relajando y cada una de nosotras debemos dirigir como mejor nos sintamos.
-La zarzuela fue un género denostado. ¿Cree que tiene ya su sitio?
-No el que merece. Es cierto que durante la dictadura se unió con esa ideología y ese momento histórico, y nada más lejos de la realidad. La zarzuela tiene su componente más importante en el acercamiento al pueblo, hecha para el pueblo. Yo creo que debemos seguir trabajando y que en España deberíamos tener más teatros de zarzuela. Es un género riquísimo que va desde el cuplé, género frívolo, la revista, el sainete, género chico, zarzuela grande y casi rozando la ópera. Es un crisol de culturas que retrata perfectamente toda nuestra cultura.
-¿Cuándo no será noticia que dirija una orquesta una mujer?
-Yo creo que aún queda tiempo, queda mucho camino por hacer. Espero que haya una directora musical española en la Orquesta Nacional de España, en la de RTVE, en la de Sevilla, Málaga, Granada..., y para eso se necesita tiempo. Pero poco a poco las cosas se irán poniendo en su sitio.
-Da la sensación de que las directoras de orquesta que llegan a ello son más brillantes que algunos hombres que son directores de orquesta y llegan a ser titulares de orquestas, y no lo son tanto.
-Yo lo que únicamente puedo contestar es dándole las gracias. Nuestra carrera es complicada y hasta ahí puedo contestar.
'La verbena de la Paloma'
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Dónde: Teatro de la Maestranza.
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Dirección: Paseo Colón, 22.
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Cuándo: 27, 28 y 29 de marzo.
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Horario: 20 horas.
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Precio: desde 56 euros.
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Entradas: Teatro de la Maestranza.
-¿Qué le gustaría hacer que aún no ha hecho?
-Me gustaría dirigir en el Teatro de la Zarzuela de Madrid, y me gustaría hacer 'Curro el de Lora,' de Francisco Alonso, en el Teatro de la Maestranza de Sevilla. Este año se celebra el 100 aniversario de dos obras cumbre de Francisco Alonso, para mí uno de los grandes genios del teatro musical español, y el mejor de los andaluces, granadino, de teatro musical. Escribió más de 250 obras que son absolutamente geniales. En 1925 estrenó 'Curro el de Lora', que fue para él su obra cumbre y que probablemente tenga el sabor andaluz más importante en una obra lírica. La estrena en el Teatro Apolo de Madrid y no obtiene el éxito que esperaba. Escribe que probablemente el tiempo le daría la razón, porque tenía pensado hacer una ópera de 'Curro el de Lora', pero no le dio tiempo, pero para mí es un sueño poder darle el sitio a esta obra, y voy a trabajar y poner todo mi empeño para que así sea.
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