'Caraça', una obra trepidante de memoria y mestizaje

Marco da Silva Ferreira pone en el teatro Central en pie con su nuevo trabajo

Entre el artificio falsetista y la naturalidad

'Caraça', una obra del coreógrafo portugués, Marco da Silva Ferreira josé caldeira

Crítica de Danza

'Caraça'

  • Dirección artística y coreografía: Marco da Silva Ferreira
  • Artistas: André García, Fábio Krayze, Leo Ramos, Marc Oliveras Casas, Marco da Silva Ferreira, María Antunes, Max Makowski, Mélanie Ferreira, Nelson Teunis, Nala Revlon
  • Músicos: João Pais Filipe (percusionista) Luís Pestana (músico electrónico)
  • Teatro Central Día: 24 de febrero de 2024

El coreógrafo portugués Marco da Silva Ferreira (Santa Maria da Fira, 1986) es un torbellino y como se dice popularmente, 'debe ser el agua', a tenor de lo que pudimos ver en el teatro Central, un apabullante espectáculo que genera una energía contagiosa, no ... en vano al terminar los espectadores del coliseo de la Cartuja, puestos en pie, marcaron el compás con aplausos durante bastantes minutos contagiados de este éxtasis de danza.

'Caraça' es una mezcla de danzas, de culturas, de estéticas. La compañía, en este caso con nueve bailarines (no los diez habituales), es heterogénea en estética, complexión física, raza o edad, incluso hay un bailarín con una prótesis en un brazo. Y eso genera aún mayor vigor a la pieza, porque aunque se sigue la rabiosa coreografía impuesta por da Silva, cada uno conserva su personalidad y forma de estar en escena.

El escenario está abierto por los hombros, los bailarines entran en la sala por el mismo lugar que el público. En la escena un gran tapiz blanco y a un lado y otro los músicos, uno con un ordenador, Luis Pestana y el percusionista, João Pais Filipe, fabuloso en sus intervenciones.

Se cumplen el próximo 25 de abril cincuenta años de la revolución de los claveles que terminó con la dictadura de Salazar. Como ocurrió en España, los bailes del folklore lusitano fueron apropiados como material propagandístico e identitario y se les despredió de su origen y naturaleza. Marco da Silva Ferreira ha querido mirar al pasado, como si fuera una epifanía, y rescatar esa esencia lusitana tan denostada en algunas ocasiones, pero eso sí, con su propio lenguaje. El que fuera bailarín del Hofesh Schechter, ha generado una estética que tiene inspiración diversa, por un lado el foklore portugués, pero también las danzas africanas, street dance, clubbing, tecno, hip-hop..., todo ello con una férrea disciplina contemporánea.

El espectáculo está arriba en todo momento. El esfuerzo físico que se les exige a los intérpretes es indescriptible. Todos usan zapatos de deporte, y es surrealista verlos hacer extremos 'relevés' (bailar sobre la punta de los pies), con ese calzado del que nadie se desprende en ningún momento.

Es una obra coral, con unos movimientos de brazos y manos de una velocidad impresionante, al mismo tiempo que hay una coordinación extenuante como cuando hacen los cruces de espaldas, o toman el escenario desde el grupo central hacia los exteriores, o hacen dúos o tríos sin cesar. La exigencia física casi traspasa el escenario para llegar al patio de butacas.

Hay mensaje político, como cuando los bailarines componen con sus brazos en lo alto de la cabeza una gran boca que ofrece textos sobre la mujer trabajadora, la burguesía o el peligro del fascismo. Todo ello sin dejar de bailar, de moverse, de estar en el escenario hasta la extenuación.

La música se convierte en un vals, parece que es lo que empiezan a bailar por parejas, pero no es tal, es un baile folklórico del norte de Portugal que se llama la vira, que se baila en pareja, eso sí, vestidos de trajes de gran colorido, y no como aquí de impecable negro, sobre el que han puesto en un momento dado, unas telas africanas para que no nos olvidemos.

El espectáculo es de una categoría dancística excepcional, y sus intérpretes de altísimo nivel, porque nadie aguanta ese ritmo si no es un atleta preparadísimo con una enorme base de danza clásica y contemporánea, y también urbana, como se puso de manifiesto en muchos momentos de `Caraça'.

Da Silva Ferreira ha querido remover los recuerdos, hacer catársis de la memoria con el movimiento y conseguir que miremos hacia un mundo en el que el mestizaje es un hecho que nos iguala. Grandísimo espectáculo el que vimos en el Central. Danza portuguesa y europea de primer nivel.

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