Conciertos
Rodrigo Cuevas: «Hay que enseñar a la gente que se pueden hacer muchísimas cosas desde el folclore»
El artista asturiano pasa el próximo 1 de marzo por Sevilla con un concierto en el Teatro de la Maestranza dentro de su gira 'La Romería'
Qué hacer este fin de semana en Sevilla
Con su 'Manual de Romería' (2023), Rodrigo Cuevas (Oviedo, 1985) ha construido, desde lo local, la tradición y el folclore, una suerte de ritual escénico con el que está viajando no solo por toda la geografía española, sino por lugares como Chile, Suiza o ... Francia. Así, el artista asturiano, abanderado de la «agitación folclórica», pasará con la gira de 'La Romería' el próximo 1 de marzo por el Teatro de la Maestranza con todas las entradas vendidas. Entre viaje y viaje, atiende a ABC días antes de su concierto en la capital hispalense.
Rodrigo Cuevas en Sevilla
-
Dónde: Teatro de la Maestranza
-
Dirección: Pº Cristóbal Colón, 22, 41001, Sevilla
-
Cuándo: 1 de marzo
-
Horario: 20:00 horas.
-
Precio: desde 20 euros (agotadas)
-Uno mira la agenda de esta gira y puede dar vértigo. ¿Cómo lo lleva?
-La verdad es que sí. Tenemos un montón de cosas todo el rato, pero todas buenas, es muy divertido. Además estamos ya como a finales de la gira [hace un recuento de conciertos], cuando pasemos por Sevilla quedarán... ¡11! Y hemos hecho más de 110, por ahí.
-Una cifra así da para muchas vivencias.
-Hay una frase que escuchamos en Chile que era algo así como, ¿no será mucho derroche, digo yo? [risas]. Lo decimos mucho ahora nosotros. Lo hemos incorporado porque decimos todo el rato que vivimos como en una boda. Todo el día de viaje, fiesta, comida, no sé qué… Nos agasajan allá por donde vamos, es todo como si estuviéramos en una boda.
-Siguiendo con todo lo positivo que rodea a 'La Romería', en 2023 recibió el Premio Nacional de las Músicas Actuales, ¿siente que ha podido cambiar en algo su forma de entender el proyecto o su día a día en lo creativo?
-Hay mucho más reconocimiento general. De repente, oye, es verdad, ¡soy premio nacional! [risas] Que nunca lo digo en alto, pero sí. Guau, es fuerte. Me tomo más en serio, creo que sí.
-Para alguien que vive en una aldea pequeña, ¿cómo lleva esta exposición?
-En general, bien, porque suelo tener un público muy respetuoso. Tengo mis momentos aquí en el pueblo donde nadie me mira diferente, ni me dice nada. Tengo como dos vidas: la de cuando estoy por ahí que todos me hablan, me conocen, y la de aquí que es muy tranquila.
-Esas dos vidas siempre beben una de la otra. En este tiempo con la gira de 'La Romería', ¿cómo ha cambiado su vida profesional a su vida privada?
-El mayor aprendizaje es saber valorar y conservar la vida original, digamos, porque es lo que alimenta la otra y es lo que me da la fuerza creativa al final. Si no tengo esa vida doméstica la otra se queda sin fuelle también.
-La suya es una propuesta cuyo pilar es el folclore, pero también su raíz. De un tiempo a esta parte, parece haber una tendencia de músicos y artistas que hacen ese camino inverso de volver a la raíz. ¿Comparte este sentir?
-No sé, es un poco lo que nos toca, ¿no? Todo va un poco por oleadas. Hubo mucha desconexión de lo local e identitario y ahora nos toca lo contrario. La gente se dio cuenta de que teníamos ahí una riqueza muy potente y la gente la quiere utilizar y practicar. ¿Quién no va a querer aprender a bailar una jota, con lo que mola?
-Eso lleva inevitablemente a la agitación folclórica, que es la premisa de su proyecto.
-Claro, sí, para mí es eso, agitar desde ahí. Hay que enseñar a la gente que se pueden hacer muchísimas cosas desde el folclore. Se puede divertir, hacer comunidad, se puede trabajar el cuerpo y la voz, lo social.
-Partiendo de lo local, su proyecto ha llegado a muchos rincones del mundo. ¿Qué cree que conecta mejor en esos lugares de su forma de hacer música?
-Ha pasado que artistas muy grandes, que no se consideraba que estuvieran mirando lo local, de repente se están fijando en ello para su creatividad. El último disco de Bad Bunny lo podría estar haciendo desde Puerto Rico o Asturias… Es lo que lleva haciendo Madonna un montón de años, solo que ella lo hace con una visión exotizante, ella está cero periferia y mira hacia las periferias en plan 'oh, awesome, wonderful'. Entonces, se va unos meses a Brasil y se hace la brasileña, se va a Portugal y se hace la portuguesa, con esa forma de mirar desde la metrópoli todo el rato. Ahora ocurre todo lo contrario ya que la mayor producción cultural está sucediendo desde las periferias. Eso es lo que creo que me conecta a mí con todas esas historias.
-Siguiendo lo que comenta de Madonna y su mirada a la periferia, ¿es posible que sea la visión más extendida que tenemos de los pueblos?
-Ese paternalismo que hay hacia las periferias es difícil de quitar, lo llevamos dentro, grabado. Hay interés y eso es bueno. Hoy en día hay un interés por eliminar ese paternalismo.
-Su música ha llegado a países como Francia o Suiza, que ha mencionado anteriormente. En su directo, la interacción con el público es muy importante, ¿cómo es esa interacción en lugares donde no comparte cultura o idioma?
-Funciona muy bien también. Me hago el que hablo francés o cualquier idioma y la gente se mea de risa. Con la risa conecto con todo el mundo. A partir de que haces reír, ahí se genera un clima donde ya te lo puedes pasar bien y ya puedes abrir una botella de champán [ríe].
-Para usted, que empezó en eso de la copla freak, el humor es un elemento importante en su carrera.
-Totalmente. Si no, ¡vaya rollo! [ríe] Si no me río, pierdo la atención. Creo que los que tengo enfrente igual, ¿no? Cada vez se ve a más artistas así. Aunque sean cosas súper serias. Fui el otro día a un concierto de Rita Payés, que es una cosa como muy solemne, musicalmente muy seria y, sin embargo, en las intervenciones que hace, que son pocas, te ríes. La gente está empezando a combinar eso en el escenario y es muy interesante. Antes no pasaba eso, si eras un artista serio la risa era algo un poco como de otro nivel, un poco más bajo.
-Está bien eso de no tomarse tan en serio.
-Los artistas que se toman muy en serio a sí mismos no me los creo. Me pierden credibilidad.
-En otras entrevistas ha puntualizado que hay una diferencia entre sus cifras de streaming o escuchas y la cantidad de gente que acude a sus conciertos. Para un artista como usted, de esta generación que tiene que vivir y trabajar con esas cifras de forma presente, ¿qué lectura hace de esto?
-¡Ya! No lo sé, creo que hay dos tipos de artistas. Los que son muy escuchados y no llenan tantas salas y los que tenemos ciento y pico de conciertos y no llego a 200.000 escuchas, por ejemplo. Entiendo que la gente quiere venir a verme decir tonterías, que es lo que verdaderamente quieren, y no tanto escucharme [ríe].
-En la prensa le apodan el Freddie Mercury asturiano y le etiquetan como neocoplero, ¿hay alguna que le haya hecho sentir fuera de lugar o que no le defina?
-Bueno, ni me encantan ni me ofenden, están bien, me parecen normales. Cuando le describes un proyecto a tus amigos debes usar ciertas etiquetas porque son útiles, no me llevo mal con las etiquetas, hay que utilizarlas. La del Freddie Mercury… me da cascancia [ríe]. Cascancia es como pereza.
-En una entrevista calificó al folclore como conciliador. En los tiempos que vivimos, social y políticamente, de crispación constante, ¿cómo puede ayudar a conciliar?
-El folclore es pasar mucho tiempo con gente muy diferente que confluye en la tradición. Las tradiciones nos empapan a todos y a todos, es como las lenguas. Es lo contrario de los equipos de fútbol, no hay un razonamiento mayor para escogerlos y te dividen, y el folclore es algo que no escoges, que te viene dado, y que lo compartes con gente que piensa muy diferente. Es una argamasa, en vez de una división.
-En Andalucía hay una nueva generación de artistas que parten del folclore para hacer fusión, para hacer su música. ¿A quiénes siente más como coetáneos en este sentido?
-Hay mucha gente, está Bronquio con Rocío Márquez, los Califato ¾, que están sumergiéndose en toda esa parte que hizo Radio Tarifa o Triana. Tenéis una tradición de mirar al folclore desde tantos lugares que es impresionante. Tenéis también la doble baza, el flamenco, que a veces puede parecer que no hay más folclore, pero también hay gente que mira a la música tradicional y popular desde otros prismas muy variados y ricos.
-En sus directos siempre incluye algo de parte del folclore local, ¿tiene pensado algo en su visita a Sevilla?
-No tengo nada pensado, siempre es muy secreto y si lo digo igual se lo intentan aprender mis músicos y es un reto que les hago. Se aprenden la canción diez minutos antes [ríe]. Los tengo como en unos mostradores de concurso en el escenario y yo les digo que son mis concursantes, y quien gane se lleva un fin de semana en un piso que tiene uno de ellos en Felechosa, un pueblecito asturiano [ríe].
-Ya está trabajando en la que será la tercera parte de esta trilogía. ¿Piensa ya en qué quiere hacer después?
-No tengo ni idea, estoy en ello, en el presente. Estoy en el disco, trabajando en eso y es lo que me apremia, es un muro enorme que a ver por dónde lo salto.
Renovación a precio de tarifa vigente | Cancela cuando quieras