crítica de música
Por fin visibles
Gran concierto del contratenor Xavier Sabata y de Vespres d'Arnadí, que han recuperado a compositores olvidados del barroco
El reconocido contratenor Xavier Sabata rinde homenaje en Espacio Turina de Sevilla a los 'invisibles' del barroco
Carlos Tarín
Sevilla
Música antigua
- Programa: 'InVisibili'. Obras de Albinoni, Bononcini, Battista, Ristori, Lotti, Albinoni, Porta, A. Scarlatti, Gasparini, Porpora, Mancini, Giacomelli y Sarro.
- Intérpretes: Xavier Sabata, contratenor. Vespres d'Arnadí.
- Clave y director: Dani Espasa, clave.
- Lugar: Teatro Turina.
- Fecha: 20/04/2023.
Como era de esperar, el Ayuntamiento ni se ha interesado ni se le espera para reparar la climatización de la sala municipal más utilizada de Sevilla, la Sauna Turina. Así que cuando recibíamos a uno de los cantantes más valorados de la ... actualidad fuimos nosotros los que tuvimos que sentir vergüenza ajena ante el numeroso grupo, cuyos instrumentos tenían que afinar constantemente por el calor húmedo de la sala, así como por la impresión se llevaría el famoso contratenor. También nos abucharamos porque la asistencia no alcanzara siquiera la media entrada.
Lo primero que nos llamó la atención fue la orquesta Vespres d'Arandí compuesta por once músicos, acaso demasiado numerosa o poco contenida para Sabata. Decimos esto porque la bellísima voz del contratenor barcelonés no estuvo muy sobrada de volumen, al menos al principio, mientras que el conjunto 'apretaba' inmisericordemente, sin considerar si dejaba oír al solista o no; claro que eso era labor del director, que colocado al lado del cantante, podía advertir que la voz no llegaba, a pesar de esta colocado lo más hacia fuera que permite el proscenio. Ello dejaba para más tarde apreciar la conocida claridad prosódica de Sabata, además de un color bonito y muy relajado.
Si ya dijimos que el FeMÀS 2023 nos alejó de los repertorios trillados, incluso de los procedentes de músicos muy conocidos, el programa que se nos presentaba traía a los absolutamente 'invisibles' en buena parte, a los que no solemos ver en las programaciones, ni en directo ni en grabaciones.
La tarjeta de presentación de Vespres d'Arnadì tuvo lugar con la 'Sinfonia' de 'Il nascimento dell'Aurora' de Albinoni, en la que oíamos ya un conjunto lleno de vigor, de fuerza penetrante y quizá algo descompensado: tres violines primeros, dos segundos y una viola dejaban a esta última algo desaparecida, aunque Natan Paruzel, a quien conocemos por su trabajo con la OBS, no se achicó en ningún momento, y por los resquicios que pudo coló el sonido de su cálida viola, procurando con ello equilibrar el planteamiento inicial.
Ya decimos que en 'Render mi vuole' de Astianatte no se lo pudieron fácil al contratenor, en este caso lidiando con el hermoso sonido de violín de Farran Sylvan, otra intérprete que ha sido concertino de la OBS en varias ocasiones, y mantuvo un diálogo durante toda el aria con el cantante, quien hizo por primera vez uso de sus graves sin falsete.
En 'Bellleze Adorate' de Ristori lució su registro elegante, extensas vocalizaciones y una línea de canto sensual y atractiva, a la vez que una gran afinación. Le siguió la 'Sinfonia' de 'Ascanio', en donde pudimos admirar el buen hacer del conjunto instrumental, por esa energía concentrada que aporta, si bien nos resultó más un sonido de 'bloque' que matizada cada sección, pero sobre un trabajo notable.
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Sauna Turina
Carlos Tarín -
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Todavía tuvimos un aria de las más conocidas -con respecto a los 'invisibles' que presenta el programa- la titulada 'Con cetra più sonora' de 'Il nascimento dell'Aurora' de Albinoni, donde encontramos a un laudista de excepción, Rafael Bonavita, a quien oyésemos en San Luis en 2006, dejándonos entonces tan boquiabiertos como ahora. Su tiorba se oye siempre, y sus rasgueos estimulan rítmicamente la composición por su energía y musicalidad.
Aunque en el programa dominaban arias de sentimiento, no son estas las mejores para terminar una parte o un concierto, así que Sabata optó por un aria de bravura ('Non sempre grandina» de la ópera 'Farnace', de Giovanni Porta, que comienza con notas largas y graves, y va ascendiendo hasta moverse por el 'passaggio', que el contratenor supo sortear con sutileza y seguridad, para luego lanzarse a las consiguientes coloraturas, tremendas, sobre una orquesta embravecida.
Ingravidez en el toque del clave
Tras salir a tomar un poco de aire nuevo en el descanso y a la vez dejar que la sala se enfriase un poco, empezaba la segunda mitad con la intervención de Espasa ('Toccata para clave nº2' en La menor de Alessandro Scarlatti) sobre un clave de cuatro octavas, a pesar de lo cual el movimiento fue bastante intenso, primero a través de vivos motivos secuenciados, movidos a través del círculo de quintas, luego arpegios, vivas imitaciones entre manos y finalmente una locura de virtuosismo a través de escalas generalmente. Lo que más llamaba la atención es, además de la velocidad, la ingravidez de su toque, su flexibilidad, la fluidez de su fraseo, y la independencia completa de las manos en una obra que la trabajaba especialmente.
Luego, otro momento tiorba con el amigo Bonavita, en uno de esos clímax que nos encantan, llenos de magia a través de la citada tiorba, el violonchelo -magnífico- y el contrabajo. Sabata cantaba aquí Gasparini ('Qui ti scrivo, o nome amato' de 'L'Oracolo del fato') y por fin podía oírsele perfectamente, disfrutar de su cuidada dicción, su distinguido fraseo, finalizando con una nota larguísima, acaso la más prolongada que hayamos oído nunca, apianándola al final, para dar cuenta de su controlado 'fiato'.
Festín de coloraturas en 'Scuote la chioma d'oro' de 'Deianira, Ercole e Iole' (Porpora), con intervenciones brillantes de chelo y violín, pero sobre todo a mitad del aria, un instante 'a solo' del contratenor arrancaba de una nota muy grave y la levantaba hasta el agudo, volviendo a soslayar muy bien el 'pasaje'. Le seguía otra pieza instrumental ('Sinfonia' de 'Alessandro il Grande in Sidone' de Mancini), donde hay que decir intervino únicamente el oboe, al que apenas se le oyó, al menos desde donde estábamos, y que tuvimos que esperar a la siguiente aria, 'Mi par sentir la bella' de Gianguir, para oírlo plenamente y a la vez disfrutar nítidamente de la voz de Sabata, ya que además de la sutileza del oboe, la cuerda estuvo en pizzicato en las secciones extremas. Hay que decir también que, como suele ocurrir, la voz iba sonando con más volumen y cuerpo a medida que se iba calentando, aunque a veces pensamos si no será que la van reservando para llegar sobradamente al final. No nos parece que sea este el caso, porque prácticamente no tuvo un desmayo. El aria final, una desconocida 'Gelido in ogni vena' de 'Siroe, re di Persia' de Sarro, presenta el emoción intensa del padre que cree haber matado a su hijo, que cristalizaba en palabras como «sombra» o «terror», alcanzando sobre esta última los registros más graves de la tesitura, sobre un lacerante ostinato de la cuerda.
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