Carlos Sobera regaña a un soltero en 'First Dates' por la forma de saludar a su cita: «Quieta la mano»

Lady (36), su cita, es colombiana, aunque reside en Barcelona desde hace tres años. Tras charlar unos minutos con Carlos Sobera , la recibió con una enorme sonrisa en la cara. Harta de que la engañen una y otra vez en sus relaciones, la esteticista visitó 'First Dates' con la esperanza de encontrar un hombre diferente a los que había conocido hasta la fecha. «Quien es infiel es infiel», consideró.

Resultaba evidente que al cubano le había encantado su acompañante, pero ella puso barreras en cuanto supo de los orígenes de Alfredo . Ya no se fía del carácter «zalamero» de los latinos. Sin saberlo, el cubano se echó tierra sobre su propio tejado en el mismo momento de las presentaciones. Quiso hacerse el caballero besando la mano de Lady, un gesto que Sobera le recriminó con un suave golpe incluido. «Quieta ahí la mano, ¿qué vas a besar la mano? Así no».

El presentador le ha dado una segunda oportunidad de hacerlo bien. Entonces sí, Alfredo saludó a Lady 'a la española', con dos besos. «Cuando me gusta una chica para presentarme, le beso en la mano. Aquí en España se dan dos besos, entonces me mola que Sobera me diga esas cosas, porque en Cuba es solo uno», explicó frente a las cámaras.

A pesar de la predisposición de la esteticista a no darle una oportunidad al soltero, la cena transcurrió más agradable de lo que pintaba en un principio, charlando amigablemente de varios temas personales. Un entregado Alfredo sacó a relucir todos sus encantos y no dejó de repetirle lo mucho que le gustaban sus ojos y su sonrisa. Sin embargo, Lady no se dejó impresionar por las maneras de 'gentleman' del cubano.

Ni siquiera cuando en el reservado Alfredo sacó la artillería pesada para que su cita cayera rendida a sus pies. En la intimidad de la estancia, Alfredo le mostró lo bien que se le da a los cubanos bailar «sensual y apretadito», pero el esfuerzo fue en vano. Lady se comportó muy amablemente, aunque poniendo freno a la situación para no dar pie a nada más.

Así pues, como era de esperar a la hora de la decisión final, Alfredo quiso fervientemente tener una segunda cita. Ella, en cambio, le dejó bien claro que no le había gustado.