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España en los Oscars 2017

Juanjo Giménez, director de Timecode: «Está muy bien ir a los Oscar, pero me cuesta dinero»

El único español que el próximo 26 de febrero puede llevarse el Oscar valora su corto y la alegría de poder pasear por la alfombra roja de Hollywood

Juanjo Giménez festeja, ayer en Barcelona, su nominación al Oscar por Timecode EFE
Fernando Muñoz

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Tratar de hablar por teléfono con Juanjo Giménez Peña el día que su cortometraje está nominado a los Oscar es casi un acto de fe: cientos de llamadas y de mensajes que no puede atender. Por suerte la de ABC llega justo cuando va a descolgar para dar la noticia a su madre. La alegría es merecida: « Vamos con toda la ilusión . Ya que estamos en este punto vamos a ir a ganar».

El argumento de partida de «Timecode» es sencillo: un pequeño juego entre dos vigilantes de seguridad transforma lo terrible que conlleva la rutina por la felicidad de las pequeñas cosas . Desde ayer, las pequeñas cosas para Juanjo Giménez Peña tienen forma de estatuilla y su rutina se muda a Los Ángeles. Así será al menos hasta el día 26, cuando se conozcan los ganadores del Oscar .

Al otro lado del teléfono el director está tranquilo. Su tono es similar al del pasado jueves, cuando ABC habló con él para conocer sus esperanzas de cara a recibir una nominación. Ese día dejó una frase rotunda: «Está muy bien ir a los Oscar, pero a mi los Oscar me cuestan dinero . Tengo que gastar de mi bolsillo. No es suficiente con hacer un cortometraje: hay que hacer una campaña, contratar un publicista en Estados Unidos, dedicar tiempo tuyo y de tu gente… Yo lo hago con gusto, solo faltaría, pero esto también tienen que cuidarlo [por el Ministerio de Cultura]». Tras conocer la nominación algo ha cambiado: «Ahora no es momento de reivindicar nada. No importa si nos va a costar dinero o no . Lo que se gaste se gastará con gusto, no todos los días se está nominado a los Oscar».

¿Cómo ha recibido la noticia?

Lo estaba viendo reunido con todo el equipo. Ha sido un momento muy especial para nosotros y para nuestras familias.

Ahora queda lo bueno, el viaje a Hollywood. ¿Cómo lo haréis?

En realidad hicimos un poco de trampa, porque ya teníamos planeado cómo hacerlo, así que está todo claro: iré yo en unos días y luego irá gente del equipo.

Cuando hablamos antes de la nominación dijo que ir a los Oscar le costaba dinero. ¿Sigue pensando igual?

Bueno, ahora no es un momento de reivindicar nada. No importa si nos va a costar dinero o no. Lo que se gaste se gastará con gusto, no todos los días se está nominado a los Oscar.

¿Cuántos mensajes y llamadas ha recibido hoy?

En realidad ha sido casualidad que atendiera el teléfono. No para de sonar pero no puedo responder. Cuando ha sonado esta llamada he descolgado porque iba a llamar a mi madre para hablar con ella y ya tenía el teléfono en la mano.

Le dejo entonces hablar con tu madre. Solo una última cuestión, ¿se ve con opciones de ganar?

Claro, vamos con toda la ilusión. Ya que estamos en este punto vamos allí con toda las ganas para ganar el Oscar

¿De dónde viene la idea tan original de «Timecode»?

Viene de una experiencia mía, de cuando trabajaba en una multinacional hace muchos años y aprovechaba tiempos muertos para escribir… Esos textos llegaron a mano de compañeros y los utilizaron de manera un poco curiosa. Y de ahí viene «Timecode», de descubrir los secretos de un compañero de trabajo

¿Esos secretos eran oscuros o divertidos?

Eran cosas íntimas y privadas. Y cuando alguien descubre los secretos de otro puede reaccionar de muchas maneras. En «Timecode» hay un poco de eso. Cambiamos la escritura por la danza.

¿Por qué elige la danza?

Me gusta mucho la danza como espectador. Mezclando estas dos ideas salió la génesis del corto.

Podría contarle a nuestra audiencia cómo son los primeros pasos de un corto, su financiación, etc...?

Juanjo Giménez, tras conocer la nominación EFE

En mi caso es especial porque yo soy productor de mis películas y de otras personas. Soy tan productor como director. En este caso el 100% de la financiación es de mi productora, Nadir Films, con una pequeña ayuda pública del ICAA. Todo lo demás son fondos propios. Como la mayoría de los cortos, la gente colabora por casi nada. La mayoría son equipo habitual de mis otras películas.

O sea que no buscó financiación... ¿Y de cuánto es el presupuesto de Timecode?

No, no fui a buscar financiación. Sólo la presenté en Madrid para obtener la ayuda pública, lo demás es autofinanciado. Es un presupuesto bajo, de los cortos que se hacen en España es medio bajo.

Aún así ha tenido mucho recorrido por festivales. Y ha sido muy premiado...

Una cosa no quita a la otra. No es extraño. Hay muchos cortos que se hacen con poco dinero y luego tienen mucha repercusión, y al revés. Hay cortos muy ambiciosos que luego no. No hay ninguna fórmula. Nadie te garantiza nada.

¿Ese camino por los festivales cómo fue?

En esto también «Timecode» es particular. Yo mismo lo mandé a Cannes sin estar terminado prácticamente. De hecho, el corto duraba 18 minutos y allí el máximo que admiten son 15 minutos. Corté tres minutos el último día para poder enviarlo.

A última hora, como los malos estudiantes...

(Risas) No no, a última hora no. En las dos últimas horas antes de que cerraran el plazo. Luego me olvidé y, mucho después, recibí la llamada de que estaba seleccionado. A partir de ahí se encargó una distribuidora, , que se encargan de la distribución por festivales.

¿Y el camino al Oscar?

En mi caso, al ganar la Palma de Oro de Cannes, la Academia de los Oscar te preselecciona.

¿Cómo se valora el corto español fuera de nuestras fronteras? En los EFA había dos finalistas, ahora en los Oscar estás preseleccionado junto con Lluís Quílez que ha hecho «Graffiti»...

No es nuevo. Llevo muchos años haciendo cortos y cuando salgo de España veo que la valoración que se tiene del corto español es súper alta. Más de lo que nos imaginamos aquí. El porcentaje de ayudas que se destina a cortometraje es el más rentable. El ratio es altísimo si comparas la repercusión que tienen con el apoyo al corto. Los programadores de festivales de todo el mundo quieren ver nuestros cortos porque saben que la calidad les va a compensar.

¿Cuál cree que es el motivo de que se hagan cosas de tanta calidad?

Nadie te pone una pistola en la cabeza para hacer cine, es una cosa que te tiene que salir de dentro. Pero una vez que estamos aquí, hay que mantener al menos la dignidad.

No lo sé, hay una combinación de factores: la red de festivales es muy potente, aunque esto ha cambiado con la crisis porque hay festivales que han cerrado y los premios en metálico han caído. Aún así, el talento sigue estando ahí. Hay mucha diversidad de miradas, mucha gente haciendo cosas diferentes. Y esto se valora desde festivales de cortos más generalistas o otros más experimentales, como Róterdam o Locarno. El corto español no es de tipo único, hay muchísima variedad. Hay cortos de producción ambiciosa y narrativa más académica y otros más experimentales, documental observacional, animación… Y fuera nos tienen en cuenta

¿Cómo afectó al mundo del corto el bloqueo de las ayudas al corto que hubo en 2016?

Mal.. Afectó a todo el sector. Las productoras de cortometraje son el último eslabón de la cadena, las que financieramente se mantienen de forma más dificultosa. Cualquier pequeña alteración de ingresos previstos o de los planes que puedes tener te afecta muchísimos. .

¿Y a usted en sus proyectos?

A mi me afectó y me afecta todavía. Hay ayudas que están en el aire, como la de participación en festivales internacionales, que es muy importante. Por ejemplo, está muy bien ir a los Oscar, pero a mi los Oscar me cuestan dinero. Tengo que gastar de mi bolsillo. No es suficiente con hacer un cortometraje: hay que hacer una campaña, contratar un publicista en Estados Unidos, dedicar tiempo tuyo y de tu gente… Yo lo hago con gusto, solo faltaría, pero esto también tienen que cuidarlo.

¿Les puede llegar a robar la ilusión esa falta de apoyo?

El que se dedica a esto lo tiene asumido. Nadie te pone una pistola en la cabeza para hacer cine, es una cosa que te tiene que salir de dentro. Pero una vez que estamos aquí, hay que mantener al menos la dignidad. Vernos al menos en el espejo de otros países, donde esto lo tienen más que superado

¿Y las productoras de televisión, se fijan en el corto?

Es otra lucha que, sin estar perdida, es de largo recorrido. Las cadenas públicas no tienen ningún programa estable dedicado al corto. En las privadas no me meto, aunque habría mucho que hablar. Pero las públicas yo creo que deberían hacerlo. Hay cadenas europeas como ARTE que tienen programas con especiales de cortos que dan audiencias altas. TVE, por ejemplo, ha dejado de dedicar programas para el corto. Ahora «Versión Española» ha vuelto a dar un corto antes del largo que emiten, pero ha pasado años sin hacerlo.

Es raro, porque el formato del corto sí que invita al consumo rápido en las televisiones, y si me permite, hasta para el público «millenial». ¿No lo cree?

A mi no me tienes que convencer (risas). Es una pregunta para la gente que decide programaciones o tiene el poder de cambiar las cosas.

Volviendo a Timecode: ¿Qué le hace especial para estar nominado?

Yo no soy quién para decirlo, esto tendrá que decirlo la gente que lo vea. Sí que lo he visto muchas veces en sala, en los festivales, y ves la reacción de la audiencia: ves que llega a la gente. Algo tiene porque el corto rompe la barrera con el espectador y lo notas, y no soy pretencioso por decirlo.

¿Y para usted, qué tiene de especial?

¿Por qué algún corto llega más lejos y otro menos? Pues porque no hay una fórmula, nadie la tiene.

Especial… Este es mi noveno corto más o menos serio y todos los hago con el mismo cariño y el mismo esfuerzo. Pongo toda la intención y energía. ¿Por qué alguno llega más y otro menos? Pues porque no hay una fórmula, nadie la tiene. Con este estamos teniendo suerte y un recorrido espectacular… pero es magia.

¿Qué han aportado los dos protagonistas?

Mucho. Son espectaculares. Tanto Lali como Nico, los protagonistas, son estrellas de la danza. Lali es una coreógrafa reconocida y muy apreciada en Europa. Tiene una beca en Francia… Es una estrella de ese mundo, y ese talento lo ve la gente.

Y los jurados de tantos festivales, ¿qué han valorado?

No hay nada generalista. En el mundo del corto hay muchísimas miradas. Por ejemplo, hay festivales especializados en animación, documental, experimental... Los jurados pueden valorar infinidad de cosas. Hay cortos que funcionan muy bien con premios del público y otros con carreras contundentes pero más reducida a festivales especializados. La variedad es tal que no hay una fórmula genérica. No dices: el jurado valorará un corto de 12 minutos con un final contundente y que sea una comedia. Eso no existe. Puede salir por mil caminos.

¿Ha visto «Graffiti»?

Es un gran corto. Pero no solo «Graffiti», a Lluís [Quílez] lo conozco de hace años. No somos recién llegados. Compartimos Gijón hace diez años y nos hemos visto por todos los festivales. Es brillante y no me extraña que le pase esto. Sus anteriores cortos «Yanindara» y «Avatar» eran estupendos. Es un director de primera, y no lo digo por quedar bien.

¿Cómo vivirá el martes?

Rodeado del equipo y de la familia. Y a disfrutarlo. Si sale, estupendo, y si no sale disfrutaremos también. Lo que ha conseguido el corto hasta ahora es algo impensable. Lo que está viniendo es la guinda. Ha ido mucho más allá de las expectativas. Por muy bien que funcione, un corto se queda en el circuito de festivales. Que un medio generalista entreviste a un cortometrajista es espectacular, porque no pasa muy a menudo. Hay que ponerlo en su lugar y valorarlo como se merece.

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