Crítica de 'Jay Kelly': George Clooney se divierte con los traumas de una estrella de Hollywood
Netflix estrena la nueva película del veterano actor, que está escrita y dirigida por Noah Baumbach
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George Clooney en una escena de la película 'Jay Kelly'
Jay Kelly es una estrella de Hollywood con tanto tiempo y cine a sus espaldas que la historia lo recoge como centro de un universo en el que ya no está a gusto. Es sexagenario, se tiene que graduar el gris de su cabello, ... sus recuerdos se reducen a las películas que ha hecho y los personajes que ha interpretado, tiene una hija adolescente que ya no lo necesita y empieza a notar una sensación amarga de tiempo perdido…, en fin, y por resumir, un actor en crisis que aún tiene que firmar autógrafos. Un papel escrito para George Clooney, un actor tan inteligente que puede asumir con gracia lo que le une al personaje e interpretar también con gracia lo que afortunadamente no le pasa a él.
Un papel escrito por Noah Baumbach y por la actriz Emily Mortimer en el que abordan un ligero análisis de las angustias que Hollywood produce en sus estrellas cuando, mucho después del éxito, la fama y el dinero, les pasa la factura de no haber vivido una auténtica 'vida'. Aun en el supuesto de que tal cosa pueda considerarse una tragedia (que le pregunten a cualquiera sobre la auténtica 'vida' sin éxito y sin dinero), Noah Baumbach prefiere que su historia adopte un tono cercano a la comedia, lo que le facilita a George Clooney estar en su mejor modo actoral y a 'Jay Kelly' ser divertida, liviana y, en definitiva, más elocuente sobre las necesidades más primarias y humanas.
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Se dibujan bien las entrañas y las cáscaras de Hollywood, con el personaje dependiente por completo de su equipo de agentes, managers, publicistas y personal que vive para la estrella, que depende de todos y todos dependen de él. Y el guion y la cámara le sacan a Clooney su lado más simpático y lo expone a escenas que, como la del tren, habrá tenido que vivir en más de una ocasión. También le ofrecen texto y planos de un mayor sentimiento y profundidad, especialmente junto al personaje que interpreta Adam Sandler, su mano derecha siempre seria y atribulada, más o menos el agente del que Woody Allen dijo que se llevaría el 10 por ciento de sus cenizas. En esa distorsión de la amistad que muestra entre ellos la película está también la esencia de la tragicomedia que cuenta.
El argumento se lleva a Jay Kelly y a su pintoresco grupo hasta Italia, donde, a la vez que jocosa y alocada, la trama se contamina un tanto con los gérmenes de la soledad y por la aspereza de las situaciones. Tiene gran relevancia la idea que lleva a la película el personaje de Billy Crudup, un viejo amigo de su etapa de estudiantes de interpretación, que le guarda un negro rencor y le culpa de haberle robado el éxito que estaba destinado para él; algo que debe ser tan común en Hollywood como la chapela en un caserío vasco.
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