Crítica de 'Valor sentimental' (****): Un drama enérgico y bergmaniano en la casa de muñecas de Ibsen

«Joachim Trier se sumerge muy evidentemente en las aguas de Bergman, pero también de Ibsen y de Chejov; lo admirable es que le haya cabido un particular y fino sentido del humor en su 'container' colmado de drama sin resquicios»

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Renate Reinsve, en una escena de 'Valor sentimental'

El danés Joachim Trier ya tiene algunos títulos, como 'La peor persona del mundo' y 'Oslo, 31 de agosto', que lo sitúan entre los directores de mayor interés del cine europeo, pero en su última película, 'Valor sentimental', alcanza ... un grado de intensidad y profundidad dramática que animan a considerarlo como uno de los grandes de siempre, alguien capaz de ponerse a conversar con Ibsen y Bergman en una historia de familia, teatro, cine y sentimientos que suenan como pisadas entre personajes que se alejan y acercan, sentimientos que chocan y se hieren entre sí, y que son tan elocuentes, a pesar de la sutileza en asomarse, que alcanzan una elegancia en lo dramático que no suele verse en el cine de hoy.

Personajes que conocemos rápido porque el guion y la cámara de Trier los escriben y describen a la perfección: Una actriz, Nora, que muestra su miedos de salir al escenario en un estreno; su hermana algo más joven y sensata, Agnes, cargada de 'vida normal'; el padre de ambas, Gustav, un viejo director de cine que tiene aún una película por contar, y una joven estrella americana que acepta el papel protagonista que había rehusado su propia hija. Cuatro personajes y cuatro intérpretes que quieren hacer el papel de su vida, Renate Reinsve (Nora), Inga Ibsdotter Lilleaas (Agnes), Stellan Skarsgard (Gustav) y Elle Fanning, aquí sometida por su personaje -que podría ser ella- a una presión dramática agotadora.

Trier alcanza un grado de intensidad y profundidad dramática que animan a considerarlo como uno de los grandes de siempre

La casa familiar, la muerte de la madre, la vuelta del padre lejano que se acerca, un pasado traumático y pesaroso que quiere resolverse con la escritura de un guion y la filmación de una película, una pugna emocional entre el dolor, el rechazo, las grietas de la casa y las relaciones, los miedos escénicos y sentimentales, los gestos melancólicos por lo que no se han dicho, no se han acariciado y probablemente no se han querido… Una casa familiar que les cuenta cosas que no quieren saber y que, al tiempo, la necesitan como envoltorio de ellos mismos, como valor sentimental.

Joachim Trier se sumerge muy evidentemente en las aguas de Bergman, en esa frialdad que quema en las relaciones de sus personajes, pero también huele a la madera escénica de Ibsen (Nora se llama la protagonista de 'Casa de muñecas'), incluso al interior de las casas de Chejov y su exploración del tiempo, de la edad, la soledad o la inevitable e indeseable carga genética. Lo raro y muy admirable es que a Trier le haya cabido un particular y fino sentido del humor y un fardo de mordacidad en su 'container' colmado de drama sin resquicios y que a través de sus personajes nos hable de las diferentes calidades del arte, del cine, de la frivolidad de redes y plataformas, o la escenificación del miedo de una actriz a salir a escena en una terrible pero muy graciosa secuencia inicial…

Aunque es tremendamente emotiva sin derrumbarse y rastrea con minuciosidad en las relaciones entre padre e hija, entre hermanas y entre el director y su intérprete, 'Valor sentimental' no tendría el peso que tiene sin la enorme capacidad de sus actores. Renate Reinsve, el corazón de la obra, conduce la historia a volantazos de conmovedora sensibilidad; su hermana, su contrapunto, la menos conocida Inga Ibsdotter Lilleaas, aporta una extraordinaria pureza; Elle Fanning tiene momentos asombrosos de actriz que busca, que ensaya y que siente, y Stellan Skarsgard, el hombre que trae el hielo, lo derrite en varias ocasiones frente a la cámara. Un cuarteto que interpreta la excelente letra de Trier y la magnífica música de Hania Rani, y que está acompañado por esos excelentes actores nórdicos que llevan a Bergman en su bolsillo, como Jesper Christensen y Lena Endre.

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Sobre el autor Oti Rodríguez Marchante

Crítico de cine en ABC

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