Marisa Paredes: «Lo de las chicas Almodóvar nació aquí, en Venecia»
La actriz ha presentado en la sección oficial de la Mostra la película «Líneas de Wellington», el proyecto póstumo del director chileno Raúl Ruiz
Marisa Paredes: «Lo de las chicas Almodóvar nació aquí, en Venecia»
La primera vez que Marisa Paredes acudió a la Mostra de Venecia lo hizo para defender a Sor Estiércol, su esperpéntico –y almodovariano– personaje de «Entre tinieblas» (1983); tres décadas después, convertida ya en una referencia internacional del cine español, la veterana actriz presenta en ... el Lido, en competición oficial, la película «Líneas de Wellington». Es el proyecto póstumo del director chileno Raúl Ruiz sobre la invasión francesa de Portugal en el año 1810, y que ha sido finalmente dirigido por su mujer, Valeria Sarmiento.
–¿Le ha traído buenos recuerdos la llegada a Venecia 30 años después?
He venido en vaporetto y, la verdad, es estupendo estar aquí. La primera vez que vine, ¡cómo no!, vine con Pedro Almodóvar y con su primera película que salió fuera, «Entre tinieblas». Entonces me trae muchos recuerdos esta ciudad...
–Porque Almodóvar ha sido su gran plataforma de lanzamiento internacional...
Sí, al haber trabajado mucho con Pedro, mi carrera se ha visto lanzada al exterior. Por eso he trabajado con Benigni, por eso he trabajado con Arturo Ripstein y por eso he trabajado con Raúl Ruiz. Pero yo creo que es una cuestión de suerte, Pedro es una persona que abre las puertas del cine internacional a cualquiera que trabaje con él... y bueno, en mi caso funcionó.
–En alguna entrevista ha renegado de aquello de ser «chica Almodóvar», ¿no?
Lo de «chica Almodóvar» nació aquí... Cuando vinimos con «Entre tinieblas», como éramos muchas actrices, siempre faltaba una para hacer las fotos o las entrevistas. Y entonces los fotógrafos italianos, que siempre han tenido mucha gracia, decían eso de... «Le ragazze! Dove sonno le ragazze? ¡Las chicas! ¿Dónde están las chicas?» Y aquello quedó como 'las chicas de Almódovar'. Yo, por supuesto, como tantas otras, llevo ese título encima. Cuando empecé a cumplir años hubo un momento en que dije... ¡ya basta de la chica Almodóvar, en todo caso sería la señora Almodóvar! Pero me parece que eso va a morir conmigo...
–¿Cómo llegó a sus manos el proyecto de 'Líneas de Wellington'?
A mí me llamó Raúl Ruiz un año antes de fallecer, cuando todavía no estaba tan enfermo. Me llamó y me dijo que tenía un personaje para mí, que se llamaba Doña Filipa, y yo le pregunté en qué lengua tendría que hablar. Él me dijo: «Ah, no, en español. Tú vas a hablar en español, en francés, en lo que quieras, porque es un personaje que llega de España y que está en Portugal desde hace tiempo. Lo he escrito pensando en ti». Eso me tranquilizó mucho, pero luego no fue verdad. Tuve que hablar en portugués, en «portuñol»... Bueno, me dio muchísima alegría, porque a mí Raúl me parece que ha sido y es uno de los mejores realizadores de este siglo. Después, desgraciadamente, él falleció... Valeria Sarmiento, a la que yo conocía desde hace tiempo, somos amigas, tomó las riendas del proyecto y volvió a ofrecerme el mismo personaje. Me dijo: «Yo cuento contigo igual que Raúl contaba contigo».
–¿Y usted vivió el rodaje como un homenaje póstumo al director?
Raúl estaba ahí siempre, como está hoy. Pero lo que sí ha hecho Valeria, y yo creo que está muy bien hecho, es hacer su propia película. Seguramente Raúl la habría hecho de otra manera. Él había realizado algunos cambios en el último guión, y se respetaron.
–Usted interpreta a una mujer, a una resistente portuguesa. ¿Cómo trataba Raúl Ruiz a las mujeres en el cine?
Yo creo que Raúl en esta película puso el acento en las mujeres, les dio una importancia y una resistencia. No estoy hablando solo de mi personaje, doña Filipa, que por supuesto es una resistente, una mujer que dice «yo me quedo aquí y a mí de aquí no me sacan, solo muerta me van a sacar». Tiene una resistencia fortísima frente a la invasión.
–En la película la vemos con unos trajes preciosos del siglo XIX...
Es muy divertido. Es como un juego mayor, es como disfrazarse. Cuando yo era muy pequeña me daba mucha envidia que las vecinas del tercero tuvieran mucho dinero. Yo era la hija de la portera y a mí me daba muchísima envidia el hecho de que llegara Carnaval y se pusieran unos trajes, unas pelucas... Yo me moría de envidia. Y de repente esta profesión me da la posibilidad de jugar y de soñar.
–¿Por qué cree que no hay cine español en la sección oficial de la Mostra?
No sé por qué. Estamos en un buen momento para el cine español... aparte de los terribles impuestos que ha establecido el Gobierno, que seguramente van a bajar mucho la producción. Y ahora, no sé por qué, en este festival no hay mucha representación. Se lo voy a preguntar a alguien, ahora que lo pienso. A alguien responsable de la dirección de este festival. Pero es cierto también que hay historias interesantes que van a ir al Festival de San Sebastián.
–¿Cómo describiría la situación de nuestro cine? ¿Por qué está renqueante?
Yo creo que el cine español no renquea, creo que son las medidas que ha puesto el Gobierno sobre el cine español y sobre la cultura las que hacen que pueda renquear. De hecho se están cerrando salas, los productores están haciendo una protesta a nivel europeo. A uno el cine español le puede gustar o le puede no gustar, pero no puede decir que el cine español no vale la pena. El cine español son muchas películas. Unas mejores y otras peores, como en cualquier cinematografía.
–¿Qué proyectos hay en el futuro inmediato de Marisa Paredes?
Tengo un proyecto de un director español joven que a mí me parece muy interesante, del que no voy a hablar por esa superstición de que, si hablas de los proyecto,s no salen. Ha tratado de buscar financiación en España y no ha habido manera, está buscando financiación en México. Ahora la producción es más potente en Latinoamérica que en Europa.
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