La Berlinale deja sitio a los Goya
El Festival decidió pararse un poco en seco tal vez para no hacerle sombra a los Goya , y sólo sacó a pasear tres películas de la zona media baja de la competición, una austriaca titulada «El atracador»; una noruega, «Un cierto caballero», y una ... japonesa, «La oruga»…, todas muy sin pies ni cabeza, aunque referida esta frase hecha a la pelicula de Koji Wakamatsu adquiere un sentido horripilante, pues trata de un soldado que vuelve a casa de la guerra con China tras haber perdido todas sus extremidades.
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Sin ponerse previamente de acuerdo, casi todas las películas que llevamos vistas empiezan, transcurren o terminan en la cárcel, y la austriaca y la noruega de hoy no eran excepción. La primera es una extravagancia dirigida por Benjamin Heisenberg sobre un atracador que corre maratones, y está hecha con ese engolamiento de quien quiere pasar por profundo lo que sólo es hueco…, en el fondo el gran dilema no es otro que decidir si este hombre corre maratones como entrenamiento para robar bancos, o roba bancos como entrenamiento para las maratones.
Reír de modo discreto
La danesa tiene otra pretensión: la de ser graciosa, pero al estilo serio y taciturno de Kaurismaki. El director, Hans Petter Moland, pretende hacerse el finlandés, como Aki, pero eso no parece tan facil como hacerse el sueco, como el protagonista de la película,
La japonesa «La oruga» consiste en la sudorosa relación de una mujer con su marido despedazado en la guerra, y lo más sobresaliente de ella es el tono burlesco que consigue mantener a pesar de las circunstancias. Hay algunas escenas de todo tipo de apetitos que uno puede perdérselas tranquilamente en un viaje de urgencia al baño o al bar.
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