tiempo recobrado
La victimización de la mentira
La originalidad del presidente es que utiliza sus mentiras para presentarse como víctima de sus adversarios. Esto no lo había hecho nadie
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Iniciar sesiónLa mentira es hoy un arma política cuyos efectos han sido amplificados por la tecnología. Vivimos en la sociedad de lo que llamamos de forma eufemística «la posverdad», modalidad sofisticada de la mentira. Como bien sabemos, cada día es más difícil distinguir entre lo ... verdadero y lo falso.
Pero la mentira, como ya apuntaba Platón, ha sido siempre un elemento útil al poder para convertir a los hombres en esclavos. Maquiavelo escribió que el engaño es consustancial a la política: «Es menester saber encubrir las acciones y ser hábil en el disimulo». Ha sido un recurso habitual de los dictadores, pero también de muchos gobernantes democráticos. Nixon, apodado 'Dick el tramposo', tuvo que dimitir, pero Trump mintió sin merma de su popularidad. El 'Washington Post' se tomó el trabajo de recopilar sus cientos de falsedades.
El lenguaje político está diseñado para que las mentiras suenen como verdades, afirmó Orwell, un intelectual de izquierdas que denunció el estalinismo. Casi todos los presidentes españoles desde la Transición han mentido. Suárez aseguró a los militares que no legalizaría el Partido Comunista y González que sacaría a España de la OTAN.
Recuerdo que Revel contaba en sus memorias que Mitterrand le contó que el político que más admiraba era el mediocre Guy Mollet. Revel le pregunto por qué y el líder socialista, maestro de la duplicidad, respondió que su compañero le había engañado muchas veces.
Sánchez dice siempre que él no miente. Hace de la necesidad virtud. Cambia de opinión, según las circunstancias. Lo que muta es la realidad y él se adapta. La amnistía era mala en julio y ahora es el bálsamo de Fierabrás. El PSOE aseguró que el precio del apoyo de Bildu en la investidura no era la alcaldía de Pamplona, pero hoy se ve obligado a expulsar a su alcaldesa por el bien de los navarros. Hace unas semanas, la moción de censura era imposible.
Algunos malpensados apuntaban que Sánchez ha mentido por enésima vez. Por el contrario, quien engañó a los electores fue Rajoy que prometió no subir los impuestos, según el argumentario socialista. Lo que hace Sánchez siempre está justificado para frenar el avance de la coalición de la derecha extrema, que, como él repitió ayer en la Eurocámara, quiere destruir la libertad y el progreso. Eso le obliga a aliarse con el independentismo y con Bildu, convertidos al apotegma de la gobernabilidad.
La originalidad del presidente es que utiliza sus mentiras para presentarse como víctima de sus adversarios. Esto no lo había hecho nadie. Sacar pecho y descalificar a quienes le censuran por sus engaños, perdón, cambios de opinión, es una demostración de su sentido del Estado. Ya sobrevivió en las pasadas elecciones y las volverá tal vez a ganar porque, como Trump, sabe que la posverdad no tiene coste.
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