Suscríbete a
ABC Premium

Cardo máximo

Guerra imperialista

De repente, Putin se habrá dando cuenta de que vive en otro mundo distinto al que añoraba recrear

Javier Rubio

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Conviene advertir al lector de que esta columna versa sobre algo que ya no existe. Duró un tiempo, pero desapareció como una raya en el agua. Verá. El sábado por la mañana, el paredón de San Laureano, junto a la Piedra Llorosa al final de ... la calle Alfonso XII, amaneció con una enorme pintada roja. Tal era su color, no sólo físico, sino también intelectual. «No a la guerra imperialista», rezaba con sus letras de medio metro a la vista de todo el que pasara junto a la capilla de las Mercedes de la Puerta Real. La firmaba, para que no cupieran dudas, el Partido Comunista de los Pueblos de España, un partido marxista residual en cuya página web tiene colgado un delirante manifiesto que sólo puede provocar una sonrisa de conmiseración: «La OTAN, con los EEUU al frente de ella y la complicidad activa de la UE, es la potencia que ha provocado esta situación con sus continuas agresiones a la convivencia pacífica entre los pueblos». La pintada en cuestión duró sólo unas horas. Alguien -¿extraña diligencia de Lipasam, la propiedad enfurecida, compañeros de viaje avergonzados?- se dio prisa en borrarla. Antes del almuerzo, la pared volvía a estar blanca. La pintada dejó de existir.

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comparte esta noticia por correo electrónico
Reporta un error en esta noticia