Suscríbete a
ABC Premium

Cardo máximo

Anuncios

En Sevilla, el cartel de Manolo Cuervo y el azahar naciente nos anuncian que esto ya está aquí. Y esta vez va en serio

Javier Rubio

Esta funcionalidad es sólo para registrados

A Manolo Cuervo, de larga trayectoria artística desde aquellos carteles de jazz en Sevilla de mediados de los 80, hay que aplaudirle que no se haya traicionado a sí mismo como les sucede a muchos pintores afectados por el mal de altura de un encargo ... que excede de sus posibilidades y acaban entregando una pieza contradictoria con su estilo pero del agrado del que la encargó. O sea, un fiasco en toda regla. Con el cartel de Semana Santa de 2022 no ha sucedido nada de esto y hay que felicitar al artista por ello sin darle demasiada importancia a lo que expresan los gustos personales: cada uno tiene el suyo, ¿no? A quienes dan palmas con las orejas como si con este lienzo irrumpiera la contemporaneidad en la Semana Santa, habrá que hacerles ver que el pop-art en torno al que Cuervo ha construido su obra personal tuvo su momento de esplendor hace ya algunas décadas, lo que pasa es que en el asunto de la creación semanasantera hemos padecido tantos retratos de monaguillos decimonónicos –como si Grosso no hubiera pintado nunca el suyo– y tantos retruécanos de jeroglíficos traspapelados –como si Valdés Leal no hubiera pintado nunca los suyos– que Cuervo nos parece el no va más. Quizá lo más rabiosamente actual sea la bandada de 'haters', sin entender nada, poniendo a caer de un burro al artista por hacer lo que ha hecho siempre.

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comparte esta noticia por correo electrónico
Reporta un error en esta noticia